La dieta del índice glucémico: la mejor para evitar y controlar la diabetes
Un nuevo estudio internacional, con participación española, confirma que una alimentación con carbohidratos de absorción lenta ayuda a prevenir esta enfermedad
La diabetes es uno de los grandes enemigos de salud pública. En el mundo hay 422 millones de personas afectadas, la mayoría de tipo 2, que aparece sobre todo en la edad adulta y se relaciona con el sobrepeso y la obesidad (también con la inactividad física) Ciñéndonos a Europa, el 6,3% de la población de entre 20 y 79 años tiene diabetes tipo 2, y en España, el 8% de los ciudadanos de 15 a 75 años padece el trastorno metabólico. Y las previsiones, basadas en la tendencia alcista sostenida desde el año 1980, no son nada halagüeñas.
Por ello, es una prioridad sanitaria promover hábitos saludables, entre los que seguir una dieta saludable —rica en vegetales, limitada en proteínas animales y carente de productos refinados y procesados— y abandonar el sedentarismo son los pilares de la prevención.
A pesar de la insistencia, es habitual que los consejos no calen entre la población, por eso la ciencia tiene que ofrecer argumentos sólidos que avalen los beneficios de cumplir las recomendaciones. Uno de los últimos espaldarazos procede del prestigioso 'British Medical Journal' (BMJ), que ha publicado el resultado de un trabajo internacional que es concluyente: seguir una dieta de bajo índice glucémico ayuda a prevenir y a controlar la diabetes.
La mayor evidencia científica
Esto no es absolutamente nuevo, y los médicos ya lo sabían desde hace tiempo. La novedad es que la confirmación procede de "la revisión sistemática y el metaanálisis con los ensayos clínicos que existen hasta el momento, que nos han permitido demostrar que las dietas de bajo índice glucémico no solo pueden favorecer el control de la diabetes, sino también promover la disminución de los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial, la adiposidad, niveles de colesterol y triglicéridos", señala a Alimente el catedrático de nutrición Jordi Salas-Salvadó. "Este trabajo es, en estos momentos, la mayor evidencia de la que disponemos para decir que las dietas de bajo índice glucémico tienen un papel importante en el control de la diabetes y de su riesgo cardiovascular", subraya el también coautor del estudio y director del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) en la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona.
El índice glucémico (IG) de los alimentos, formulado por el doctor David Jenkin en 1981, se aplica a los alimentos que contienen carbohidratos (pan, pasta, frutas, zumos, legumbres, etc.) y mide la velocidad con la que aumenta el nivel de glucosa en la sangre después de su consumo. En función de esa rapidez, se clasifican en IG bajo (de 1 a 55), medio (56-69) y alto (a partir de 70).
Para conocer el IG de un alimento se comparan los niveles de azúcar después de tomarlo con las cifras tras ingerir glucosa pura o pan blanco
Para conocer el IG de un alimento, se comparan los niveles de azúcar en sangre que se obtienen después de su ingesta con los niveles que se obtienen tras la ingesta de glucosa pura o pan blanco (alimentos de referencia con un IG de 100). Así, los alimentos con un alto contenido en hidratos de carbono simples o azúcar tendrán un IG alto IG, como por ejemplo la zanahoria y patata cocida.
Estudios anteriores a este de BMJ —que se ha realizado con el objetivo de que sirva para actualizar las guías sobre terapia nutricional de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD)— habían demostrado que los patrones dietéticos que tienen un bajo índice glucémico mejoran el control de la glucosa y los factores de riesgo cardiometabólico en personas con riesgo de padecer diabetes o que ya la tienen.
Beneficio más allá de la glucosa
Sin embargo, en este trabajo colaborativo europeo y canadiense se ha demostrado que los patrones dietéticos con un bajo IG reducen la hemoglobina glicosilada (HbA1c), que mide el nivel medio de glucosa en la sangre durante los últimos tres meses, en comparación con las dietas con un IG alto. Además, como apunta Salas-Salvadó, también se han observado mejoras clínicamente significativas en otros factores de riesgo cardiometabólico (colesterol y triglicéridos en sangre, peso corporal e inflamación) en el caso de pacientes diabéticos con niveles de glucosa en sangre moderadamente controlados.
Estos beneficios se observan más allá del tratamiento con antidiabéticos orales o con insulina, por eso, el director del Ciberobn insiste en que dietas de bajo índice glucémico “pueden ser especialmente útiles como tratamiento complementario para ayudar a las personas con diabetes a alcanzar sus objetivos de control glucémico y factores de riesgo cardiometabólico”.
Jordi Salas-Salvadó, que reitera la trascendencia de las revisiones sistemáticas, como la de BMJ, para establecer las recomendaciones dietéticas en Europa, sostiene que este tipo de dietas son relativamente fáciles de llevar a cabo, porque se trata de incluir alimentos de bajo índice glucémico y esto quiere decir tomar legumbres tres veces a la semana, alimentos integrales e intentar reducir al máximo el consumo de cereales, patata, y pasta (se ha de tomar integral).
Consejo del médico de familia
¿Qué pasa en las consultas de Atención Primaria, el primer escalón de asistencia médica? El doctor Julio Sagredo, miembro de redGDPS y del grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), asegura que el consejo dietético se encuentra entre las indicaciones básicas que se le hacen a los afectados. "La dieta de una persona con diabetes tiene que ser equilibrada e incluir proteínas, lípidos y también un 50% de hidratos de carbono. Recomendamos carbohidratos de bajo índice glucémico y para explicarlo claramente utilizamos el ejemplo del zumo de naranja y la naranja entera: en el plan de alimentación se debe incluir la naranja entera que al aportar fibra tiene un índice glucémico bajo. Sin embargo el zumo de naranja no es un alimento adecuado por qué tiene un índice glucémico muy alto, similar al del azúcar blanco refinado", ilustra.
La población general debe seguir una dieta equilibrada y evitar los hidratos de carbono de IG alto para prevenir trastornos metabólicos
Para Sagredo, este modelo de alimentación no es solo para quienes ya tengan diabetes, también "se recomienda a la población en general que debe realizar una dieta equilibrada, evitando consumir hidratos de carbono de alto índice glucémico. Es muy importante valorar estos aspectos de la alimentación no solo para ayudar en el tratamiento de la diabetes, sino también para prevenir esta enfermedad y otros trastornos como la obesidad".
Dietas de índice glucémico bajo
Si nos preguntaran si conocemos la dieta de IG bajo, seguro que muchas personas admitirían no saber qué es. Sin embargo, detrás de ese nombre hay planes muy conocidos:
- Método Montignac: el francés —que no era médico, sino ejecutivo de la industria farmacéutica— fue el precursor del concepto de índice glucémico. En la década de 1990 lanzó su método (huía de la palabra dieta), que "es un concepto de nutrición para los que deseen perder peso y prevenir enfermedades cardiovasculares". La dieta ha sido criticada por limitar el consumo de hidratos de carbono y permitir consumos altos de grasas y proteínas.
- Dieta Harvard: basada en el IG bajo, propone un plato de comida saludable (Healthy Eating Plate) que consiste en una mitad con 2/3 de verduras y hortalizas (excepto patatas) y un tercio de frutas. Un cuarto de la otra mitad es para cereales integrales y el otro cuarto para proteínas saludables (propone limitar el consumo de carne). Los nutricionistas de la acreditada universidad insisten en que el ejercicio físico diario forma parte de la dieta.
- Dieta de la zona: propone que el 40% de la dieta sean hidratos de carbono de bajo IG, un 30% proteínas y la misma proporción de grasas. Los nutricionistas españoles emitieron un comunicado detallando por qué la rechazaban de plano.
- IG Diet (dieta del semáforo): distribuye los alimentos en los tres colores del semáforo, de forma que los verdes se pueden comer a discreción (verduras, frutas, arroz integral…); amarillos, se pueden comer ocasionalmente (huevos, pasta al dente, zumos de frutas…) y rojos, que están prohibidos (pan blanco, arroz, mermeladas…).
La diabetes es uno de los grandes enemigos de salud pública. En el mundo hay 422 millones de personas afectadas, la mayoría de tipo 2, que aparece sobre todo en la edad adulta y se relaciona con el sobrepeso y la obesidad (también con la inactividad física) Ciñéndonos a Europa, el 6,3% de la población de entre 20 y 79 años tiene diabetes tipo 2, y en España, el 8% de los ciudadanos de 15 a 75 años padece el trastorno metabólico. Y las previsiones, basadas en la tendencia alcista sostenida desde el año 1980, no son nada halagüeñas.