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Repunta la anorexia por culpa de Instagram: "Las redes sociales son veneno"
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Distorsión, presión y filtros

Repunta la anorexia por culpa de Instagram: "Las redes sociales son veneno"

En los últimos años han aumentado los trastornos de conducta alimentaria (TAC) por la sobreexposición de los más jóvenes a través de las plataformas. Las principales causas son la presión social y la distorsión de la realidad

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Elsa, de 17 años, lleva más de dos años acudiendo a terapia psicológica para tratar los desórdenes alimenticios que Instagram –y otras plataformas– le han provocado, y lo tiene muy claro: “Las redes sociales son veneno. No nos damos cuenta del daño que nos están haciendo, especialmente a los adolescentes”.

“Yo empecé a estar mala por la gran cantidad de contenido al que podía acceder. Veía la vida de muchísimas modelos, ‘influencers’ e, incluso, amigos míos. Distorsionaba en mi mente esas vidas impresionantes creyendo que eran reales y decía ‘tengo que ser así’. Y si no llegaba a esas expectativas que había creado en mi mente, pensaba ‘soy una mierda”, explica la joven sobre el momento en el que empezó a desarrollar trastornos de conducta alimentaria (TCA).

Foto: Trastornos alimentarios (iStock)

El Hospital Infantil Universitario Niño Jesús registró un 20% más de ingresos por trastornos alimentarios durante el año 2020, principalmente por anorexia nerviosa. Aunque este aumento coincide con la pandemia, varias voces expertas llevan alertando los últimos años sobre el repunte de la anorexia y otras patologías alimentarias por un culpable: las redes sociales.

Natalia Paniego Díaz, psicóloga experta en TCA del Centro Adalmed, confirma a Alimente este incremento en los últimos años de los casos de anorexia y otras patologías alimentarias por culpa de estas plataformas de exposición pública.

placeholder Natalia Paniego Díaz.
Natalia Paniego Díaz.

“Desde hace unos años venimos viendo un aumento muy notable en este tipo de patologías. Solemos hablar de TCA, ya que este término lo engloba todo, porque los síntomas pueden fluctuar mucho, pero seguimos encontrando muchos casos de anorexia nerviosa; aunque hay muchos pacientes que pasan por periodos de restricción y luego de descontrol”, señala la psicóloga, que lleva años trabajando con jóvenes con estos trastornos.

Las mujeres jóvenes son las principales víctimas de los TCA –al existir una mayor presión social sobre ellas–, en los que juegan un papel importante las redes sociales. Además de la anorexia, la ortorexia (obsesión extrema por la comida y la vida ‘sana’) destaca especialmente como unos de los trastornos que más ha aumentado en los últimos años.

Vidas distorsionadas y presión social

Los motivos por los que las plataformas han aumentado los TCA son varios, aunque dos de ellos están especialmente relacionados: la presión social y la distorsión de la realidad en un periodo de formación de la identidad.

“En redes sociales, como Instagram, se tiende a pensar que se tiene que dar una imagen perfecta, tanto de nuestra cara como de nuestro cuerpo. De hecho, cuando llega el calor te metes en Instagram y todo lo que te aparece son ‘influencers’ en bikini que te hablan de cómo tener un culo perfecto o el vientre más plano del mundo. Algo que genera unas expectativas poco realistas”, ejemplifica la psicóloga sobre los contenidos a los que están expuestos los más jóvenes. “Estas redes señalan que el cuerpo perfecto es el delgado y asocian este tipo de imagen al éxito, la belleza y la habilidad social”, añade.

Foto: Foto: Unsplash/@milada.

“Para muchos chavales, que están en una época de su vida en la que están formando su identidad, estas personas se convierten en referentes. Muchos ‘influencers’ les ponen las expectativas de que siempre hay que estar divino, comer de cierta forma o hacer ‘x’ tipo de deporte. Y al perseguir estas expectativas aparecen frustraciones desde muy jóvenes, porque muchas veces son modelos inalcanzables. De este modo se generan mucha obsesión e identificación con ese comportamiento y se corre el riesgo de empezar a desarrollar conductas patológicas”, sostiene la especialista.

En este sentido, Paniego asegura que la presión social por salir siempre bien en la foto “es enorme”. “Las redes sociales trasmiten lo que quieren que sea su realidad, su vida fantástica, viajes increíbles, comidas estupendas… Es la expectativa general de lo que tiene que ser tu vida”.

A esta sobreexposición a vidas y cuerpos aparentemente perfectos, se suma que redes como Instagram juegan con el refuerzo a corto plazo, “que genera una especie de chute tremendo a los jóvenes, ‘subo una foto y ya tengo likes y comentarios’. Ese tipo de refuerzo cortoplacista también refleja muchas actitudes que llevan a conductas obsesivas y patológicas”.

Filtros

Además de la fuerte influencia que pueden sufrir –por lo general– los más jóvenes de estas cuentas que muestran vidas ‘perfectas’, la distorsión puede llegar a uno mismo por culpa de los filtros.

La mayoría de estas redes sociales cuenta con filtros que, sin necesidad de saber de Photoshop, te permiten tener una cara y un cuerpo de modelo (llegando incluso a existir un filtro llamado ‘belleza’).

“Ahora todas las chicas se dedican a hacerse fotos con filtros que les ponen los labios más gordos, pecas, piel más morena, ojos más grandes, pestañas más largas… De alguna manera por culpa de estos filtros se está trasmitiendo que eso es lo bonito, lo que te hace recibir ‘likes’, estar guapa y caerle bien a la gente”. “Ya no solo se reduce a gustar, sino a caer bien y tener unas relaciones sociales adecuadas. Si relaciono tener la cara y el cuerpo como quedan con estos filtros con relacionarme bien y en la vida real no lo tengo, genera una insatisfacción tremenda con la imagen”, manifiesta la experta.

La baja autoestima

La psicóloga destaca que en los TCA es compartida la baja autoestima, en la que “hay una hipersensibilidad a los comentarios, tanto negativos como positivos”.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

En este sentido indica que es muy fácil que “el tema de cuerpo y la comida se convierta en una vía de escape para personas con baja autoestima”. “Al final, toda la obsesión y estos pensamientos son una manera de desviar la atención de que no estoy conforme con mi vida, no estoy bien a nivel social o no tengo unas buenas estrategias de regulación emocional. En esas circunstancias aparece la obsesión por el cuerpo y la comida como una manera de escapar, y las redes sociales lo ponen a huevo porque estás trasmitiendo 24 horas y siete días a la semana”.

Cómo frenar los TCA por culpa de las redes

La psicóloga, que hace especial hincapié en que no debemos demonizar las redes sociales al tener también su parte positiva, cree que “figuras que funcionan de referente para los chavales, como los ‘influencers’, deberían tener más cuidado con los contenidos que exponen”.

Más allá de la necesidad de eliminar perfiles que incitan directamente a la bulimia y la anorexia, Paniego pone el acento en que se debe tener cuidado con “cuentas que aparentemente son positivas para la sociedad, pero que demonizan comer ‘x’ tipo de alimento o que están todo el rato reivindicando el tema del físico. Incluso el montón de cuentas que ha aparecido de ‘body positive”.

“El objetivo es desviar la atención del cuerpo y la comida, porque si la atención está ahí tenemos un riesgo alto de que nuestros chavales sigan desarrollando TCA”, concluye.

Elsa, de 17 años, lleva más de dos años acudiendo a terapia psicológica para tratar los desórdenes alimenticios que Instagram –y otras plataformas– le han provocado, y lo tiene muy claro: “Las redes sociales son veneno. No nos damos cuenta del daño que nos están haciendo, especialmente a los adolescentes”.

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