Si vas de excursión, cuidado con este enemigo
Los expertos advierten de que es potencialmente infeccioso y de que puede provocar el contagio de la enfermedad de Lyme
Una de las peores consecuencias de la crisis sanitaria es el aislamiento. Aunque esta drástica medida ayuda a reducir el contagio de la pandemia, también requiere pagar un alto precio en forma de efectos psicológicos dañinos.
La ansiedad, los trastornos del sueño o el desarrollo de adicciones son síntomas provocados por el aislamiento, tal y como ya han detectado numerosos estudios como el publicado en abril de este año por el Instituto de Salud Global de Barcelona.
Una de las consecuencias más graves de los 'ataques' de garrapatas es la enfermedad de Lyme
El proyecto, liderado por la investigadora Ximena Goldberg, reafirmaba una vez más la necesidad de combatir esta tendencia con actividades al aire libre y la importancia de disfrutar de espacios naturales con asiduidad.
El problema de retomar nuestras escapadas al campo durante estas vacaciones es que en estos espacios abiertos se encuentran, entre otros insectos, las garrapatas, seres especialmente estigmatizados por su apariencia externa, pero que en el fondo albergan una amenaza real: las bacterias.
La enfermedad de Lyme, ¿qué es?
Las garrapatas son más activas en verano, por lo que su picadura es mucho más frecuente en esta época del año. Además de la incomodidad y las molestias y posibles infecciones leves que generan estas mordeduras, una de las consecuencias más graves de los 'ataques' de garrapatas es la enfermedad de Lyme.
Según señala la Asociación de Lyme Crónico de España, “esta enfermedad consiste en una infección multiorgánica con manifestaciones principalmente dermatológicas, reumáticas, neurológicas y cardiacas”. En efecto, tal y como recuerdan desde esta organización, al tratarse de una sintomatología tan amplia, a menudo su diagnóstico es sumamente complicado, por lo que se consolida en el tiempo hasta convertirse en una dolencia crónica similar a la fibromialgia.
Se trata de una problemática que merece todo el reconocimiento, y que desde luego merece la pena prevenir si no queremos acabar este verano mucho peor de salud de como lo empezamos. Para ello, el primer y más importante objetivo debe ser evitar el agente que causa esta infección, la espiroqueta Borrelia burgdorferi sensu lato, que se transmite por las picaduras de las garrapatas.
Qué pasa si te pica una garrapata infectada
Si sufrimos la mordedura de un insecto infectado con la Borrelia burgdorferi, esta entrará en nuestro organismo, que la incubará durante un plazo de una semana a diez días, generalmente.
Esta es la fase temprana de la enfermedad de Lyme, que se detecta de manera localizada y puede controlarse con relativa facilidad. A estas alturas, el principal síntoma de que hemos sido infectados es el llamado eritema migrans, un sarpullido enrojecido muy característico y que se extiende paulatinamente. Sin embargo, para dificultar aún más el diagnóstico de la enfermedad de Lyme, este sarpullido pasa desapercibido muy a menudo, o directamente no se manifiesta.
Posteriormente, al cabo de semanas o meses, comienza la etapa de diseminación. Como su nombre indica, a lo largo de ella la infección se va extendiendo por nuestro cuerpo y comienza a desencadenar los efectos más graves de la enfermedad: “Dolores de articulaciones, fatiga, síntomas neurológicos, parálisis facial, miocarditis, meningoencefalitis, palpitaciones cardiacas y bloqueo auriculoventricular, entre otros”, apuntan desde el Colegio de Veterinarios de la Región de Murcia.
Por último, la tercera fase o etapa tardía es aquella que se produce cuando la enfermedad no ha sido tratada de manera efectiva durante el inicio, de forma que la sintomatología se consolida en el tiempo hasta cronificarse.
Cómo quitar una garrapata del cuerpo
La enfermera Yolanda Moreno advierte en una entrevista para el Colegio de Médicos de la Comunidad de Madrid que “por el tipo de picadura que realizan las garrapatas, existe el riesgo de que nos infecten”.
Según la especialista, es recomendable quitar las garrapatas sirviéndose de unas pinzas lo antes posible, con el fin de minimizar el tiempo de exposición a sus agentes infecciosos: “Estos ácaros introducen su cabeza dentro de nuestra piel para absorber nuestra sangre”, advierte Moreno.
La clave está en traccionar de una manera suave, sin retorcer el cuerpo del insecto en ningún momento, ya que de lo contrario corremos el riesgo de separar su abdomen de la cabeza, que quedaría dentro de nosotros y sería más difícil de retirar.
Una de las peores consecuencias de la crisis sanitaria es el aislamiento. Aunque esta drástica medida ayuda a reducir el contagio de la pandemia, también requiere pagar un alto precio en forma de efectos psicológicos dañinos.