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Casi la mitad de adultos de 50-64 años está en riesgo de infarto (y no lo sabe)
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Aterosclerosis

Casi la mitad de adultos de 50-64 años está en riesgo de infarto (y no lo sabe)

Un nuevo estudio pone sobre la mesa la alta tasa de pacientes asintomáticos con aterosclerosis en el corazón. Teniendo en cuenta estas evidencias, los expertos defienden anticiparse a la patología cardiaca mediante métodos de diagnóstico modernos

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Es el gran enemigo número uno de la población. Se caracteriza por la formación de placas en forma de parches (ateromas) en la capa íntima que rodea la luz de arterias de mediano y gran tamaño; las placas contienen lípidos, células inflamatorias, células musculares lisas y tejido conectivo. Y es ella, la conocida como aterosclerosis, la culpable de la enfermedad coronaria y cerebrovascular.

Las estrategias para poner freno a las enfermedades cardiovasculares han tenido cierto éxito y probablemente en ellas resida la explicación en la reducción de la incidencia de infarto de miocardio (IM) en las últimas décadas, tal y como documenta un trabajo publicado en 'European Heart Journal'. Sin embargo, a día de hoy, cada año fallecen 50.000 personas por su culpa. Es por ello que la llegada de un nuevo estudio, este en 'Circulation' (la revista de la Asociación Americana del Corazón), abre nuevos caminos en la batalla contra la enfermedad.

Técnicas de imagen

Los estudios de ecografía intravascular y post mortem han demostrado que la mayoría de los eventos coronarios agudos coinciden con una placa aterosclerótica grande y a menudo rota en las arterias coronarias. Con los avances recientes en la tecnología de imágenes, ahora es posible visualizar dichas placas de forma no invasiva mediante angiografía coronaria por tomografía computarizada (ACTC) para obtener la 'foto' de las calcificaciones de las arterias coronarias (CAC). Gracias a ello se puede identificar a las personas que tienen la enfermedad, pero cuando aún no ha dado ‘la cara’ y, por lo tanto, conviven sin saberlo con riesgo de eventos cardiacos.

Foto: Los doctores Jorge Solís y Leticia Fernández-Friera. (S.B.)
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El SCAPIS (el Estudio Sueco de Bioimagen Cardiopulmonar), un trabajo prospectivo basado en la población general, fue diseñado para caracterizar ampliamente a cerca de 30.000 hombres y mujeres de 50 a 64 años reclutados al azar de la población y obtener así información que pudiera usarse para mejorar las estrategias de prevención de infarto.

El protocolo reúne un abanico de imágenes extenso que incluye puntuación ACTC y CAC. Así las personas reciben una puntuación CAC para estimar su riesgo o extensión de la patología en coronarias. Esta puede ser de 0 a más de 400. Una de CAC de 400 o más se asocia con un alto riesgo de sufrir un infarto, un derrame cerebral o morir a causa de cualquiera de los dos en los próximos 10 años.

Sin embargo, la puntuación puede pasar por alto un porcentaje de personas que están en riesgo de sufrir un infarto aunque tengan una puntuación CAC de cero.

Sin enfermedad conocida

Los datos revelan que más del 40% de los adultos de 50 a 64 años en Suecia sin enfermedad cardiaca conocida tenían algún grado de aterosclerosis, según el trabajo. "Medir la cantidad de calcificación es importante, pero no brinda información sobre la aterosclerosis no calcificada, que también aumenta el riesgo de ataque cardiaco", dijo el autor del estudio, Göran Bergström, profesor y consultor principal en fisiología clínica en el departamento de medicina molecular y clínica del Instituto de Medicina de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.

"El estudio es tremendamente interesante, porque lo que viene a poner de manifiesto es que el enfermo puede estarlo mucho antes de evidenciar síntomas", José Luis Zamorano

En declaraciones a El Confidenicial, José Luis Zamorano, exvicepresidente de la Sociedad de Cardiología Europea, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y embajador para Latinoamérica de la citada identidad, además de catedrático de Medicina, alega: “El estudio es tremendamente interesante, porque lo que viene a poner de manifiesto es que el enfermo puede estarlo mucho antes de evidenciar síntomas. O dicho de otro modo, de forma más positiva, se puede uno anticipar a la enfermedad antes de que el paciente note nada y, gracias a ello, adelantarse a que ocurra un evento cardiovascular (en este caso un infarto).

Datos extrapolables a España

Además, insiste, “los datos suecos son perfectamente extrapolables a España. Es un estudio que utiliza métodos diagnósticos modernos, pero de los que ya tenemos en nuestro país... La novedad es que se ha recabado la información de los afectados asintomáticos, más que en la técnica diagnóstica utilizada. Todos los médicos tenemos el privilegio de poder ayudar a los enfermos, y todos hemos podido comprobar cómo en algunos casos hemos diagnosticado antes de que se produzca un infarto, evitando el mismo”.

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Bergström y sus colegas reclutaron al azar a participantes de 50 a 64 años del registro del censo sueco de 2013 a 2018 como parte del SCAPIS. Finalmente informan sobre los datos de 25.182 participantes sin antecedentes de un ataque cardiaco previo o intervención cardiaca que se sometieron tanto a exploraciones CAC como a exploraciones de angiografía por el TAC.

Y encontraron:

  • La tomografía detectó algún grado de aterosclerosis en más del 42% de los participantes del estudio.
  • Halló también que, en el 5,2% de las personas con aterosclerosis, la acumulación obstruyó el flujo sanguíneo a través de al menos una arteria coronaria (de cada tres) en un 50% o más.
  • En casi el 2% de los que tenían acumulación, la enfermedad fue aún más grave. Se obstruyó el flujo a la arteria principal que suministra sangre a grandes porciones del corazón y, en algunos casos, afectó a las tres arterias coronarias.
  • La aterosclerosis comenzó una media de 10 años después en las mujeres en comparación con los hombres.
  • La aterosclerosis fue 1,8 veces más común en personas de 60 a 64 años en comparación con las de 50 a 54 años.
  • Los participantes con niveles más altos de aterosclerosis observados también tenían puntuaciones CAC más altas.
  • De aquellos con un puntaje CAC de más de 400, casi la mitad tenía un bloqueo significativo, donde más del 50% del flujo sanguíneo estaba obstruido en una de las arterias coronarias.
  • En aquellos con una puntuación CAC de cero, el 5,5% tenía aterosclerosis que fue detectada por la tomografía y el 0,4% presentaba una obstrucción significativa del flujo sanguíneo.

“La guía actual de 2019 de la Asociación Americana de Cardiología (AHA, por sus siglas en inglés) y del Colegio Americano de Cardiología (ACC) para la prevención de ataques cardiacos establece que los adultos con una puntuación CAC cero y un nivel intermedio de factores de riesgo tienen un riesgo bajo de sufrir un ataque cardiaco en el futuro. Descubrimos que el 9,2% de las personas que se ajustan a esa descripción tenían aterosclerosis en sus arterias coronarias visible”, manifestó Bergström.

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Y agrega: “Uno de los puntos fuertes de la tomografía es que se puede detectar la aterosclerosis aún no calcificada. Encontramos que el 8,3% de los adultos presentaba una o más placas no calcificadas. Se cree que la aterosclerosis no calcificada es más propensa a causar ataques cardiacos en comparación con la aterosclerosis calcificada". La directriz AHA/ACC que menciona Bergström no aborda el uso de ACTC en la prevención de estos ataques.

"Es importante saber que la aterosclerosis coronaria silenciosa es común entre los adultos de mediana edad y aumenta drásticamente con el sexo, la edad y los factores de riesgo", según Bergström. “Una puntuación CAC alta significa que existe una alta probabilidad de tener obstrucción de las arterias coronarias. Sin embargo, lo que es más importante, una puntuación CAC de cero no excluye a los adultos de tener aterosclerosis, especialmente si tienen muchos factores de riesgo tradicionales de enfermedad coronaria".

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Una limitación del estudio es que carece de información de seguimiento sobre cómo se desarrolla la enfermedad cardiaca cardiovascular en esta población, lo que hace imposible determinar si estos hallazgos predicen la enfermedad cardiaca clínica.

El impacto de la aterosclerosis

Como aclara el experto español, "si hay aterosclerosis, hay enfermedad. La pregunta debería ser qué impacto tiene la aterosclerosis, sin que el paciente tenga síntomas. En primer lugar, muchas veces hay que preguntar bien para detectar que el enfermo sí tiene síntomas, aunque él no lo reconozca. Yo todavía recuerdo una enfermera que siempre me decía que estaba perfecta, sin síntomas. Un día coincidí con ella en su puesto de trabajo (un primer piso) y le pregunté que por qué no usaba la escalera y me contestó que si subía la escalera tenía molestia en el pecho. Es decir, tenía angina de pecho, pero no se daba cuenta porque ella misma se autolimitaba. Lo que está claro es que si hay aterosclerosis, hay enfermedad y hay que tratarla bien con medicamentos o de forma más invasiva".

Y para evitarla recomienda: "Es importante controlar los factores de riesgo. Peso, ejercicio, colesterol, hipertensión, diabetes, no fumar. Esta es la base. Luego un diagnóstico precoz y certero como en el estudio nos orienta hacia los siguientes pasos. Pero adelantémonos a sufrir un infarto, hoy es posible si nos cuidamos lo suficiente. Prevención y diagnóstico precoz son las claves".

Es el gran enemigo número uno de la población. Se caracteriza por la formación de placas en forma de parches (ateromas) en la capa íntima que rodea la luz de arterias de mediano y gran tamaño; las placas contienen lípidos, células inflamatorias, células musculares lisas y tejido conectivo. Y es ella, la conocida como aterosclerosis, la culpable de la enfermedad coronaria y cerebrovascular.

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