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Por qué no vacunarte de la gripe aumenta el riesgo de infarto
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Por qué no vacunarte de la gripe aumenta el riesgo de infarto

Un estudio exhaustivo de revisión constata que contraer el virus eleva sustancialmente la probabilidad de evento cardiaco grave o fatal, sin antecedentes previos del mismo

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Tras la huella profunda que sigue dejando el coronavirus, cabría pensar que la gripe es una enfermedad viral menor. Nada más lejos de la realidad. Sabemos, por datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que en la temporada 2020-2021 su incidencia ha sido “casi inexistente”, pero si nos remontamos a 2019-2020 tenemos otras cifras: se confirmaron desde atención primaria 619.000 casos, se admitieron en la UCI 1.800, produjo 27.700 hospitalizaciones confirmadas y causó la muerte a 3.900 personas.

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Y lo que es peor, no se ‘conforma’ con ser una enfermedad respiratoria que puede conducir a otras, como la neumonía, sino que predispone al infarto, tal y como documenta un artículo de revisión publicado en el último 'Journal of the American Heart Association' ('JAHA', la revista de la Asociación Americana del Corazón).

Es de sobra conocido que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, con 17,5 millones de fallecimientos al año. Y también lo es en España, donde el 30% de las muertes anuales son como consecuencia de alguna de estas patologías.

"La gripe es un factor de riesgo cardiovascular como lo es la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo...", Dra. Amelia Carro

En declaraciones a El Confidencial, la Dra. Amelia Carro, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), expone: "El trabajo es una muy buena revisión que refleja toda la literatura científica internacional, pero no hay representación española. Y el motivo es uno, pese a nuestra sorprendente red de vigilancia de la gripe en la que los 'médicos centinela' rellenan el impacto de esta y sus complicaciones (neumonía, coinfección secundaria bacteriana, síndrome distrés respiratorio agudo, fallo multiorgánico y shock séptico), en ninguna parte se recoge el impacto cardiovascular. Es toda una limitación, porque nos falta ese registro observacional".

La teoría que nace en 1930

La hipótesis de que el virus influenza puede desencadenar eventos cardiovasculares agudos e incluso la muerte por su causa se adelantó ya en 1930, cuando se observó por primera vez la asociación entre su actividad estacional y la mortalidad cardiaca, tal y como documenta un trabajo reciente publicado en 'The New Journal of Medicine'.

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Las personas con estas patologías o con factores de riesgo de las mismas (obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol, tabaquismo, estrés, herencia genética y frecuencia cardiaca elevada) ya conocen el aumento del riesgo de infarto o ictus por culpa de la gripe. Pero ¿sabías que contraer el virus puede aumentar sustancialmente las probabilidades de sufrirlo de forma grave o incluso fatal en personas sin la enfermedad o que recibir la vacuna contra la gripe puede reducir sustancialmente ese riesgo?

Recuerda la Dra. Carro: "Es aquí cuando debemos decir que la gripe es un factor de riesgo cardiovascular como todos los mencionados anteriormente. Sabemos que eleva entre el 8% y el 10% el riesgo de infarto, de insuficiencia cardiaca o de fibrilación auricular"

En EEUU, por ejemplo, la tasa de vacunación para los adultos menores de 65 años y que padecen enfermedades cardiacas es inferior al 50%, en comparación con el 80% de los mayores afectados por ellas.

"Parece que los estadounidenses más jóvenes con afecciones de alto riesgo no han recibido las mismas indicaciones que los mayores sobre la importancia de vacunarse contra la gripe", dice la Dra. Priyanka Bhugra, especialista en medicina interna de Houston Methodist y autora principal del ensayo. "Eso es peligroso, considerando que las personas con estas patologías son particularmente vulnerables a las complicaciones cardiacas relacionadas con la gripe, ya sea porque hayan alcanzado la edad de jubilación o no".

Efectos en el corazón

Es bien sabido que la gripe puede provocar síntomas respiratorios importantes como neumonía, bronquitis e infección bacteriana de los pulmones. Históricamente, los efectos del virus en el corazón han sido más difíciles de analizar, en parte porque muchos pacientes ya tienen una predisposición conocida a los eventos cardiacos y en parte porque el infarto a menudo ocurre semanas después del inicio de la gripe.

Pero esto es lo que ha demostrado una investigación reciente, publicada en Cochrane Database Systematic Review:

  • Las muertes cardiovasculares y las epidemias de gripe aumentan casi al mismo tiempo.
  • Los pacientes tienen seis veces más probabilidades de sufrir un infarto la semana posterior a la infección que en cualquier momento durante el año anterior o el año posterior a pasar el virus.

Se apuntala la 'asociación letal' con otros datos, como los recogidos en el 'New England Journal of Medicine', que analizó 336.000 ingresos hospitalarios por culpa del virus: el 11,5% experimentó un episodio cardiaco grave. El nuevo artículo de revisión recuerda además que otro estudio que examinó 90.000 infecciones por el virus influenza confirmadas en laboratorio mostró una tasa sorprendentemente similar: el 11,7% experimentó un evento cardiovascular agudo.

Los mecanismos

La razón por la que el virus estresa tanto al corazón y al sistema vascular tiene que ver con la respuesta inflamatoria del cuerpo a la infección. Esta sucede cuando los 'primeros defensores' del organismo, los glóbulos blancos, se reúnen en un área y se ponen a trabajar para combatir bacterias o virus. Cuando se está enfermo, normalmente se pueden sentir los efectos de estas 'zonas de combate' en la hinchazón, la sensibilidad, el dolor, la debilidad y, a veces, enrojecimiento y aumento de la temperatura de las articulaciones, los músculos y los ganglios linfáticos.

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El aumento de la actividad también puede causar una especie de atasco del tráfico sanguíneo, lo que lleva a coágulos de sangre, presión arterial elevada e incluso hinchazón o cicatrices dentro del corazón. Los factores estresantes adicionales hacen que la placa de ateroma de dentro de las arterias sea más vulnerable a la ruptura, lo que provoca un bloqueo que corta el oxígeno al corazón o al cerebro y provoca ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares, respectivamente.

Además, las complicaciones no cardiacas de la enfermedad viral, incluida la neumonía y la insuficiencia respiratoria, pueden empeorar los síntomas de insuficiencia cardiaca o la arritmia. En resumen, el estrés adicional en el sistema cardiovascular podría ser abrumador para un músculo cardiaco ya debilitado.

Mutaciones

Debido a que los virus de la influenza están en constante mutación, los científicos modifican la vacuna cada año para que coincida con las posibles cadenas prevalentes. Como media es eficaz para prevenir infecciones el 40% de las veces. Si bien no resulta una cifra alentadora, especialmente si la comparamos con las vacunas de ARNm de covid-19 altamente efectivas, es suficiente para reducir significativamente el riesgo de enfermedad grave en la mayoría de las personas.

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Últimamente, los estudios han podido demostrar que la vacuna no solo es eficaz para proteger a la población general y a los grupos de edad más vulnerables (mayores de 65 años y menores de 2) de los casos graves de gripe, sino que también protege contra la mortalidad cardiovascular especialmente entre la población de alto riesgo.

La vacuna: medida preventiva

La ciencia ha demostrado que la inmunización se asoció con un menor riesgo de eventos cardiovasculares (2,9% frente a 4,7%) si el paciente contraía la gripe. Entre los pacientes de mayor riesgo con enfermedad coronaria más activa, la vacunación se asoció con resultados considerablemente mejores.

Para la portavoz de la SEC, "la inmunización puede equipararse a otras medidas preventivas, como el uso de estatinas, antihipertensivos... La diferencia es que estas medidas son de uso diario y la vacuna es una vez al año. El beneficio que aporta es tremendo. Debería ser una prioridad vacunar a todos, pero es un problema de recursos".

Dados los beneficios demostrados de la vacunación y los riesgos que presenta la infección entre las personas con enfermedades cardiovasculares, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (EEUU) y muchas otras sociedades internacionales recomiendan encarecidamente la vacunación anual contra la gripe en pacientes con dichas patologías.

Tras la huella profunda que sigue dejando el coronavirus, cabría pensar que la gripe es una enfermedad viral menor. Nada más lejos de la realidad. Sabemos, por datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que en la temporada 2020-2021 su incidencia ha sido “casi inexistente”, pero si nos remontamos a 2019-2020 tenemos otras cifras: se confirmaron desde atención primaria 619.000 casos, se admitieron en la UCI 1.800, produjo 27.700 hospitalizaciones confirmadas y causó la muerte a 3.900 personas.

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