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Por qué un mal olor es la mejor señal de alerta de un gran peligro
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Instinto de supervivencia

Por qué un mal olor es la mejor señal de alerta de un gran peligro

El sentido del olfato es imprescindible para la supervivencia humana, porque antes que la vista y el oído, nos alerta de las amenazas. Una nueva investigación confirma que reaccionamos antes a los malos olores que a los buenos

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El covid nos ha dejado muchas lecciones, algunas de ellas muy valiosas -a la cabeza, las nuevas vacunas- y otras más anecdóticas (aparentemente) como es la pérdida o alteración del olfato y del gusto hasta en el 80% de los infectados por el SARS-CoV-2, un trastorno que se puede prolongar en el tiempo y que se ha incorporado a ese cúmulo de síntomas del covid persistente, como recoge un exhaustivo trabajo publicado en 'EClinical Medicine', una revista de 'The Lancet'.

Esto ha disparado el interés por conocer el verdadero alcance de estos sentidos. En plena pandemia, el profesor José María Ordovás, de la Universidad de Tufts (Boston), explicaba en un artículo en Alimente que el olfato es un sistema de alarma y, en determinadas situaciones, un predictor de muerte.

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Ahora, un equipo internacional, liderado por investigadores del Instituto Karolinska (Estocolmo), ha estudiado qué pasa en el cerebro cuando considera que un olor representa un peligro, y lo que han encontrado es que los olores negativos, asociados con malestar, se procesan antes que los olores positivos y desencadenan una respuesta de evitación física (algo así como salir corriendo de allí).

"La respuesta de evasión humana a los olores desagradables asociados con el peligro se ha visto durante mucho tiempo como un proceso cognitivo consciente, pero nuestro estudio muestra por primera vez que es inconsciente y extremadamente rápido", asegura el primer autor del estudio, Behzad Iravani, del Departamento de Neurociencia Clínica del instituto sueco.

Millones de olores

Según recoge 'ScienceDaily', el órgano olfativo ocupa aproximadamente el cinco por ciento del cerebro humano y permite distinguir entre millones de olores diferentes. Una gran proporción de estos olores están asociados con una amenaza para nuestra salud y supervivencia, como la de los productos químicos y los alimentos podridos. Las señales de olor llegan al cerebro dentro de 100 a 150 milisegundos después de ser inhaladas por la nariz.

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La supervivencia de todos los organismos vivos depende de su capacidad para evitar el peligro y buscar recompensas. En los humanos, el sentido del olfato parece particularmente importante para detectar y reaccionar ante estímulos potencialmente dañinos.

Durante mucho tiempo ha sido un misterio qué mecanismos neuronales están involucrados en la conversión de un olor desagradable en un comportamiento de evitación en las personas. Una de las razones de esa falta de conocimiento es la falta de métodos no invasivos para medir las señales del bulbo olfatorio (el cerebro de la nariz) con conexiones directas (monosinápticas) a las partes centrales importantes del sistema nervioso y que ayudan a que detectemos y recordemos situaciones y sustancias peligrosas.

Electrodos en las cejas

Investigadores del Instituto Karolinska han creado un método que ha permitido, por primera vez, medir las señales del bulbo olfatorio humano y su transmisión a las partes del cerebro que controlan el movimiento y la conducta de evitación.

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Los resultados, que se han publicado en 'PNAS', se basan en tres experimentos en los que se pidió a los participantes que calificaran su experiencia con seis olores diferentes, algunos positivos, otros negativos, mientras se medía la actividad electrofisiológica del bulbo olfatorio al responder a cada uno de los olores (las señales neuronales desencadenadas en respuesta a seis olores se registraron a partir de cuatro electrodos colocados sobre las cejas, que, en combinación con 64 electrodos de electroencefalograma (EEG) en el cuero cabelludo, se utilizaron para extraer el electrobulbograma).

"Estaba claro que la bombilla reacciona específica y rápidamente a los olores negativos y envía una señal directa a la corteza motora en unos 300 milisegundos", refiere el profesor y último autor del estudio, Johan Lundström. "La señal hace que la persona se incline hacia atrás inconscientemente y se aleje de la fuente del olor".

En su opinión, "estos resultados sugieren que el sentido del olfato es importante para nuestra capacidad de detectar peligros en nuestro entorno y gran parte de esta capacidad es más inconsciente que nuestra respuesta al peligro mediado por nuestros sentidos de la vista y el oído". ¿Quién no ha notado alguna vez un fuerte olor a gas y, con ello, ha percibido un peligro potencial?

El estudio ha sido financiado por la Fundación Knut y Alice Wallenberg, el Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación y el Consejo de Investigación Sueco.

El covid nos ha dejado muchas lecciones, algunas de ellas muy valiosas -a la cabeza, las nuevas vacunas- y otras más anecdóticas (aparentemente) como es la pérdida o alteración del olfato y del gusto hasta en el 80% de los infectados por el SARS-CoV-2, un trastorno que se puede prolongar en el tiempo y que se ha incorporado a ese cúmulo de síntomas del covid persistente, como recoge un exhaustivo trabajo publicado en 'EClinical Medicine', una revista de 'The Lancet'.

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