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¿Por qué las enfermedades del intestino afectan al estado de ánimo?
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Estudio en 'Science'

¿Por qué las enfermedades del intestino afectan al estado de ánimo?

Ansiedad y depresión acompañan a muchas personas que sufren problemas intestinales crónicos. Científicos italianos han encontrado una potente relación entre la inflamación y el eje intestino-cerebro. Dos médicos explican lo que ven en su consulta

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Las cifras suelen bailar dependiendo de quién las ofrezca. Si hablamos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que engloba la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, el dato para España oscila entre 100.000 y 300.000 afectados. Una posible explicación al decalaje es que el primero sea muy anterior y haya pasado el suficiente tiempo para visibilizar lo que dicen los que conocen bien el tema, como la Confederación Crohn y Colitis Ulcerosa (ACCU), que este trastorno aumenta un 2,5% al año y sitúa en 150.000 el número de pacientes. Por ello, es mucho más preciso hablar de incidencia global; en este caso, la información más reciente llega de un estudio multicéntrico que apunta a 16 casos por 100.000 habitantes, “bastante alta”, dicen sus autores.

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Aunque con variaciones entre países, el retrato de la EII es muy similar en el mundo desarrollado y, desde hace años, los médicos hacen un llamamiento -como en este artículo de 'The Lancet'- para aumentar las investigaciones que permitan un diagnóstico más precoz y un tratamiento innovador.

Relación entre gravedad y ansiedad

Los últimos hallazgos se publican en la prestigiosa revista ‘Science’ y abordan una de las consecuencias más frecuentes en los enfermos de EII: las alteraciones psiquiátricas y psicológicas. “Entre el 15 y el 35% de los pacientes con EII suelen recibir diagnósticos relacionados con trastornos adaptativos, de ansiedad y depresivos”, confirma el jefe de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, Gabriel Rubio, aunque, puntualiza, la gravedad de la enfermedad influye en la repercusión psicológica, de forma que “los más graves tienen más riesgo de desarrollar estos trastornos”.

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Un equipo de científicos de la Universidad de Milán atribuye la aparición de los síntomas cognitivos y psiquiátricos a una desregulación del eje intestino-cerebro. Concretamente, al cierre de la barrera vascular de unas estructuras cerebrales (plexo coroideo) para impedir que la inflamación intestinal llegue hasta el cerebro.

Usando un modelo de ratón de EII, el equipo de Sara Carloni ha encontrado que la barrera vascular del intestino se vuelve más permeable, permitiendo que la inflamación se extienda más allá de los intestinos. En respuesta a esta propagación, la barrera vascular en el plexo coroideo del cerebro se cierra para protegerlo de la inflamación, pero al mismo tiempo también afecta potencialmente las comunicaciones entre los órganos y puede obstaculizar la función cerebral. Los investigadores han detectado en los animales un déficit en la memoria a corto plazo y un comportamiento similar a la ansiedad.

El nuevo hallazgo puede ser útil para desarrollar objetivos terapéuticos para algunos trastornos del comportamiento

Por lo tanto, concluyen los autores, “los déficits mentales observados junto con la EII pueden ser una consecuencia de la desregulación del eje vascular intestino-cerebro, un hallazgo que podría aprovecharse para desarrollar objetivos terapéuticos en el abordaje de algunos trastornos del comportamiento”.

En la consulta

La doctora María Algara San Nicolás, de la Unidad de EII del Hospital 12 de Octubre, comparte la esperanza del equipo de Carloni en que estos resultados lleguen a tener aplicación en la práctica clínica: “Cualquier avance científico en patologías tan complejas como la EII nos aporta nuevas líneas de investigación para intentar orientarnos hacia objetivos terapéuticos cada vez más certeros”, explica a Alimente. Además, “la EII presenta manifestaciones extraintestinales, con la implicación de especialistas de distintas áreas (reumatólogos, oftalmólogos o dermatólogos), de forma que este hallazgo podría suponer un manejo aún más multidisciplinar de la enfermedad”.

“Aunque el trabajo se haya desarrollado en un modelo animal, abre una puerta a nuevas herramientas terapéuticas para el tratamiento de estos pacientes”, apostilla Rubio.

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La EII es un proceso crónico y progresivo, que afecta a gente joven y en el que es habitual que surjan complicaciones. “Según una encuesta realizada por la Federación Europea de Asociaciones de Crohn y Colitis Ulcerosa (EFCCA) a 4.990 pacientes de 27 países europeos, la enfermedad afecta a las expectativas laborales -tanto en el comportamiento en el trabajo como por el estrés por tener que faltar al mismo- y a las relaciones sociales con amigos o en pareja”, refiere la doctora Algara. “La encuesta concluyó que el 62% de los enfermos consideran que les resulta difícil llevar una vida normal. Por tanto, los trastornos psiquiátricos son habituales”.

Los síntomas más frecuentes (dolor abdominal y diarrea) pueden ser intensos y limitar la vida diaria del paciente. Y, por otro lado, “a pesar del adecuado cumplimiento del tratamiento, por las características de la enfermedad, durante la evolución pueden aparecer complicaciones como una cirugía de intestino o enfermedad perianal, que ocasionan un mayor impacto en la vida del paciente”, advierte la especialista.

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La aparición de los trastornos del ánimo dependen de las distintas fases de la enfermedad, aunque la doctora apunta que el pico se encuentra en el momento del diagnóstico y sobre todo en los jóvenes, por la repercusión que tiene en su vida. También pueden darse a lo largo de la enfermedad, por la evolución de los brotes, la aparición de complicaciones (cirugías múltiples, largos periodos de hospitalización, las visitas continuas al hospital) y a la necesidad de llevar un tratamiento de mantenimiento crónico.

Momentos críticos

“Los cuadros adaptativos son más frecuentes al inicio de la enfermedad, pero los trastornos más importantes, tanto de ansiedad como de depresión, ocurren durante las reactivaciones y también cuando la EII les genera importantes limitaciones para poder hacer una vida como la que llevaban antes de la enfermedad”, aclara el psiquiatra.

Al controlar los síntomas se consigue la mejoría del paciente y también de su estado anímico

Así pues, la gravedad de los síntomas psicológicos está estrechamente ligada al control de la enfermedad, pero “deben recibir un tratamiento específico”, destaca la especialista. “Esta enfermedad muchas veces implica cansancio intenso, pérdida de apetito, dolor al comer, todo ello implica deterioro físico y mental. Al controlar los síntomas y por tanto la actividad de la enfermedad, conseguimos mejoría del paciente y también de su estado anímico. Aunque esto no siempre es sencillo, debido a que cuanto más complejo sea el tratamiento, más tiempo dure (en este caso crónico) y más interferencia cause en la vida del paciente, menos cumplimiento habrá”.

El estudio de 'Science' coloca un nuevo ‘ladrillo’ en el edificio del conocimiento de la EII, y aunque pueda parecer poco relevante a los ojos de los ‘profanos’ en la materia, “los estudios traslacionales (animales y humanos) son una excelente estrategia para acortar los tiempos necesarios para el desarrollo de nuevos tratamientos”, subraya Gabriel Rubio, quien constata: “El instituto i+12 del Hospital 12 de Octubre es un ejemplo de este tipo de estrategias”.

Las cifras suelen bailar dependiendo de quién las ofrezca. Si hablamos de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que engloba la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, el dato para España oscila entre 100.000 y 300.000 afectados. Una posible explicación al decalaje es que el primero sea muy anterior y haya pasado el suficiente tiempo para visibilizar lo que dicen los que conocen bien el tema, como la Confederación Crohn y Colitis Ulcerosa (ACCU), que este trastorno aumenta un 2,5% al año y sitúa en 150.000 el número de pacientes. Por ello, es mucho más preciso hablar de incidencia global; en este caso, la información más reciente llega de un estudio multicéntrico que apunta a 16 casos por 100.000 habitantes, “bastante alta”, dicen sus autores.

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