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Descubren cómo se relaciona la microbiota con el cáncer de próstata agresivo
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Trabajo de la Clinica Cleveland

Descubren cómo se relaciona la microbiota con el cáncer de próstata agresivo

Un ensayo con 700 pacientes verifica que los varones con niveles más altos de ciertas moléculas relacionadas con la dieta son más propensos a desarrollarlo

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No es la primera vez que Alimente recoge un trabajo científico en el que el protagonista es el binomio dieta y cáncer. La investigación epidemiológica, como refleja el estudio de la revista 'Annals of Epidemiology', ha vinculado las dietas occidentales (ricas en calorías, carnes rojas, lácteos con grasa y alimentos procesados) con un mayor riesgo de cáncer de próstata avanzado.

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Otro ensayo a gran escala, recogido en 'Cancer Prevention Research', ha señalado que el consumo de huevos, aves y, de nuevo, las carnes rojas aumenta el riesgo de desarrollar esta neoplasia de forma avanzada o letal. En particular, estos productos animales son ricos en colina (un nutriente esencial soluble en agua), que se ha asociado de forma independiente con una mayor incidencia y mortalidad por la enfermedad.

Microbioma

El microbioma intestinal (los trillones de microorganismos alojados en el tracto intestinal) juega un papel crítico en la generación de compuestos que circulan dentro de sus huéspedes humanos. Ahora, en el mes considerado como el de la salud masculina, en especial la relacionada con la próstata, investigadores de la Clínica Cleveland de EEUU han demostrado por primera vez que hay relación entre las moléculas del intestino ligadas a la dieta y el cáncer de próstata agresivo, lo que sugiere que las intervenciones dietéticas pueden ayudar a reducir las probabilidades. Los resultados del estudio se han publicado en 'Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention'.

En declaraciones a El Confidencial, el doctor François Peinado, jefe del Servicio de Urología del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón, señala que "el estudio es muy interesante y se está mirando la influencia de la dieta que abre una nueva vía de investigación. Ya sabemos que la alimentación tiene una influencia decisiva en patologías cardiovasculares, donde el tipo de estilo de vida del paciente es determinante. Por tanto, en este caso es una nueva modalidad para investigar".

E insiste: "Parece que, como hemos dicho anteriormente, la dieta influye a nivel prostático, y esto significa que aquí hay potencial y va a tener un impacto significativo en los pacientes.

Foto: Foto: Unsplash/@anikolleshi

Según la Sociedad Española de Oncología Medicina, es el tumor más frecuente en hombres y el segundo más diagnosticado en España, superando los 35.000 nuevos casos en el último año.

Si bien será necesaria más investigación, el autor principal del nuevo estudio, Nima Sharifi, dice que los hallazgos del análisis del equipo que ha contado con casi 700 pacientes pueden tener implicaciones clínicas para el diagnóstico y la prevención del cáncer de próstata letal.

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Cáncer de próstata.

"Descubrimos que los que tenían niveles más altos de ciertas moléculas relacionadas con la alimentación tienen más probabilidades de desarrollar un cáncer de próstata agresivo", afirmó el Dr. Sharifi, director del Centro de Investigación de Malignidades Genitourinarias de la Clínica Cleveland. "A medida que continuamos nuestra investigación en esta área, nuestra esperanza es que algún día estas moléculas puedan usarse como biomarcadores tempranos de la enfermedad y ayudar a identificar a los pacientes que pueden modificar su riesgo al hacer cambios en la dieta y el estilo de vida", continúa.

En este estudio, el director y sus colaboradores, incluidos los doctores Stanley Hazen y Eric Klein, analizaron datos de pacientes previamente inscritos en el estudio 'Exámenes de detección de cáncer de próstata, pulmón, colorrectal y ovarios (PLCO)', del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU.

En plena descomposición

Estudiaron los niveles iniciales de ciertos nutrientes y metabolitos dietéticos (subproductos originados cuando una sustancia se descompone en el intestino) que se encuentran en el suero sanguíneo de los pacientes antes del diagnóstico de cáncer de próstata. Compararon los niveles séricos entre pacientes sanos y aquellos que luego recibieron un diagnóstico de cáncer de próstata y murieron a causa de la enfermedad.

Los investigadores encontraron que los hombres con niveles elevados de un metabolito llamado fenilacetilglutamina (PAGln) tenían aproximadamente dos o tres veces más probabilidades de ser diagnosticados con cáncer de próstata letal. Este metabolito se produce cuando los microbios del intestino descomponen la fenilalanina, un aminoácido que se encuentra en muchas fuentes de proteínas de origen vegetal y animal como la carne, los frijoles y la soja.

En los alimentos

Además de PAGln, los investigadores también descubrieron que los niveles elevados de dos nutrientes abundantes en los productos animales, incluida la carne roja, la yema de huevo y los productos lácteos ricos en grasas, llamados colina y betaína, también se relacionaron con un mayor riesgo de cáncer de próstata agresivo.

Si bien estos nutrientes y metabolitos intestinales se han estudiado previamente en enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares, esta es la primera vez que se han analizado clínicamente en relación con los resultados del cáncer de próstata.

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El Dr. Hazen fue el primero en identificar la asociación de PAGln con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Los hallazgos se publicaron en 2020 en 'Cell'. "Curiosamente, encontramos que PAGln se une a los mismos receptores que los betabloqueantes, que son medicamentos comúnmente recetados para ayudar a reducir la presión arterial y el riesgo subsiguiente de eventos cardiacos", apuntó el Dr. Hazen, director del Centro de Microbioma y Salud Humana de la Clínica Cleveland y presidente del Departamento de Ciencias Cardiovasculares y Metabólicas del Instituto de Investigación Lerner. "Esto sugiere que parte de la potente eficacia de los betabloqueantes puede deberse al bloqueo de la actividad del metabolito", agregó.

Subraya el autor principal que "están surgiendo nuevos conocimientos a partir de conjuntos de datos clínicos a gran escala que muestran que el uso de betabloqueantes también se asocia con una menor mortalidad por cáncer de próstata. Continuaremos trabajando juntos para investigar los posibles mecanismos que vinculan la actividad de PAGln y los procesos de la enfermedad de la neoplasia con la esperanza de identificar nuevos objetivos terapéuticos para nuestros pacientes".

Otros biomarcadores

El equipo de investigación también continuará explorando la confiabilidad del uso de colina, betaína y PAGln como biomarcadores de cáncer de próstata agresivo y cómo las intervenciones dietéticas pueden usarse para modular sus niveles y reducir el riesgo de enfermedad posterior de los pacientes. La investigación ha sido apoyada por el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (ambos de los Institutos Nacionales de Salud), así como por la Fundación del Cáncer de Próstata.

Diagnóstico de la enfermedad

La obtención de un diagnóstico fiable y preciso de cáncer de próstata era hasta hace pocos años una asignatura pendiente. Actualmente, el desarrollo de grandes avances tecnológicos en el ámbito del diagnóstico por la imagen ha permitido localizar el punto exacto de la lesión oncológica y determinar la agresividad de la misma.

Recuerda el doctor Peinado que "suelen afectar a pacientes jóvenes que ya debutan con tumores agresivos". Y añade que "se han producido muchos avances en esta neoplasia sobre todo en el campo de los diagnósticos asociados a las técnicas de imagen, que nos permiten detectar con mucha mayor antelación y con mayor precisión, que nos dice dónde está exactamente el cáncer y gracias a ello podemos hacer una biopsia más específica. Y en el caso del tratamiento se sigue el protocolo de cirugía y luego radioterapia. Y, por último, en los pacientes que ya han creado metástasis han salido nuevos fármacos que permiten prolongar la vida de los pacientes".

Así, técnicas como la resonancia magnética multiparamétrica, la biopsia fusión y ahora más recientemente el PET TC PSMA han contribuido a evitar el sobrediagnóstico y el sobretratamiento de tumores poco agresivos, así como el infradiagnóstico e infratratamiento de nódulos potencialmente malignos. Desde la Unidad de Uro-radiología de Creu Blanca, en el año 2020 y aún en plena pandemia, se realizaron 2.500 resonancias magnéticas de próstata y 250 biopsias de fusión robótica. “En octubre de 2021 ya hemos superado las cifras de resonancias magnéticas y biopsias prostáticas realizadas en el año 2020”, destaca la doctora Violeta Catalá, radióloga y responsable de esta Unidad.

“La resonancia magnética multiparamétrica ha transformado el escenario diagnóstico, no solo porque aumenta la detección del carcinoma clínicamente significativo (el que requiere tratamiento), sino también porque es capaz de evitar biopsias innecesarias y de disminuir la detección de carcinoma clínicamente no significativo (cuya detección muchas veces se asocia a tratamientos innecesarios)”, explica Catalá.

Antes de la introducción de esta técnica, cuando el urólogo sospechaba por datos clínicos de cáncer de próstata, se realizaba una biopsia sistemática a ciegas, desconociendo las áreas de sospecha. “El porcentaje de acierto de su detección mediante el uso del robot Artemis es del 85%, siempre y cuando la lectura de los estudios de resonancia magnética la hayan realizado lectores expertos”, puntualiza Catalá.

Se trata de un equipo de última generación que fusiona las imágenes de ecografía y resonancia magnética, y mediante un brazo robotizado permite puncionar de manera precisa y selectiva las lesiones sospechosas de cáncer de próstata.

No es la primera vez que Alimente recoge un trabajo científico en el que el protagonista es el binomio dieta y cáncer. La investigación epidemiológica, como refleja el estudio de la revista 'Annals of Epidemiology', ha vinculado las dietas occidentales (ricas en calorías, carnes rojas, lácteos con grasa y alimentos procesados) con un mayor riesgo de cáncer de próstata avanzado.

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