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Los errores que cometes cuando tomas antibióticos y debes evitar ya
  1. Bienestar
Favorecen las resistencias

Los errores que cometes cuando tomas antibióticos y debes evitar ya

Estos medicamentos son tan extraordinarios que corren el peligro de morir de éxito. Su abuso y mal uso ha dado ventaja a las bacterias, que se han fortalecido para resistir al poder destructor del antimicrobiano

Foto: Foto: iStock.
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Los antibióticos son héroes y villanos a la vez; son salvavidas cuando atajan con éxito infecciones graves, pero también pueden desencadenar reacciones graves en personas alérgicas a algún tipo de antimicrobiano; acaban con otitis o bronquitis, por ejemplo, pero al tiempo causan alteraciones intestinales, y cuando se emplean en ganadería, curan (o engordan) al animal a costa de contribuir al preocupante problema del aumento de las resistencias (de las bacterias a los antimicrobianos).

La propia Organización Mundial de la Salud alerta de que si no se adoptan medidas para detener el consumo abusivo de estos fármacos, en el año 2050 todos los antibióticos serán ineficaces para tratar las infecciones humanas, y la previsión adquiere tintes apocalípticos con la aparición de superbug.

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Con el fin de evitar que se cumplan estas profecías, la Organización Mundial de la Salud impulsó en 2020 la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de Antimicrobianos, que se celebrara todos los años del 18 al 21 de noviembre.

La lucha por la vida

El uso inapropiado o abusivo de antibióticos impulsa la selección de cepas de bacterias que pueden resistir el tratamiento -la conocida resistencia bacteriana-. “Las bacterias están vivas y luchan, al igual que nosotros, por sobrevivir. Si abusamos demasiado de una forma de atacar, aprenderán como defenderse”, explica el doctor Roi Piñeiro Pérez, miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP). “Por desgracia -añade - hoy ya tenemos bacterias superresistentes que han construido su propio búnker y son muy difíciles de tratar, incluso con antibióticos”.

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Foto: iStock.

El mal uso de estos fármacos es habitual en todos los países, aunque “España nunca ha sido un modelo en el uso apropiado de los antimicrobianos y ostenta uno de los mayores índices de resistencia bacteriana de Europa”, asegura el médico, que, sin embargo, admite que durante los últimos años, y gracias a las campañas de concienciación lanzadas por el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) del Ministerio de Sanidad y otras iniciativas de sensibilización a nivel mundial, se ha conseguido una significativa reducción en el uso de antimicrobianos.

Hay bastantes infecciones que se tratan con mucha dificultad porque las bacterias que las causan son resistentes a muchos antibióticos

El investigador José Luis Martínez, del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, trabaja desde hace 20 años en este campo y su equipo intenta conocer los mecanismos que desarrollan las bacterias para desarrollar resistencias. En una entrevista difundida por el Consejo, describe: “Desde el año 1992 se dice que estamos regresando a una sociedad preantibiótica, una sociedad en la cual no hay antibióticos útiles para tratar las infecciones. En mi opinión hoy en día eso no es así”. Un mensaje tranquilizador que, “sin embargo, no significa que el problema no sea grave. Ya hay infecciones puntuales que no se pueden tratar y bastantes se tratan con mucha dificultad porque las bacterias que las causan, aunque no resistentes a todos los antibióticos, sí lo son a muchos”.

Otro dato a tener en cuenta es que durante años no se hayan desarrollado nuevos antimicrobianos, aunque “ahora comienzan a surgir algunos antibióticos nuevos y, sobre todo, empiezan a aparecer compuestos que inhiben la resistencia a estos”.

El papel de la industria

El hecho de que los antibióticos sean medicamentos baratos puede afectar a su producción (por su baja rentabilidad). Por ello, José Luis Martínez propone que para la investigación de nuevas moléculas se lleguen a colaboraciones público-privadas. Óscar Mesa, CEO de Qualitecfarma, una compañía de servicios farmacéuticos, sostiene en declaraciones a Alimente que el uso racional de antimicrobianos corresponde a las autoridades sanitarias y a las oficinas de farmacia, que son los agentes encargados de la gestión de la medicación. Aun así, “la labor de la industria puede ser, sobre todo, de concienciación junto con la farmacia y la administración, tratando de transmitir la idea de que la automedicación con determinados tipos de productos, como los antibióticos o antiinfecciosos, a la larga solo lleva a la generación de resistencias”.

placeholder Óscar Mesa, CEO de Qualitecfarma.
Óscar Mesa, CEO de Qualitecfarma.

El directivo explica que, para avanzar, “la batalla antibacteriana requiere un paso atrás; es decir, a pesar de que muchos de estos tratamientos son ya sobradamente conocidos, con larga experiencia en el mercado y probada seguridad y eficacia, son un arma de doble filo, con lo que un manejo inadecuado puede llevar a un efecto contrario, el fortalecimiento del organismo infeccioso, y, por tanto, al debilitamiento del organismo humano y a la necesidad de una búsqueda interminable de alternativas terapéuticas”.

Esto hacemos mal

Así pues, usar bien los antibióticos es cosa de todos: de las autoridades sanitarias, de la industria, de los médicos y de la población. Según Roi Piñeiro, la educación es necesaria, de los médicos para la prescripción -“cualquier sanitario tiene claro que no administraría quimioterapia a un paciente no oncológico, pero todavía se prescriben antibióticos con cierta ligereza”- y de los ciudadanos, que presionan para que se los receten. “Mientras la gente siga pensando que con los antibióticos te curas antes y mejor, solo podremos dar pequeños pasos hacia adelante”, asevera Piñeiro.

Foto: Foto: Unsplash/@heftiba.

Desde el Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría destacan 5 situaciones habituales de mal uso de antibióticos:

  • Prescripción incorrecta: cuando el médico los receta sin que exista una certeza firme de que hay una infección bacteriana. El clásico 'por si acaso'.
  • Prolongar el tratamiento durante más tiempo del necesario: es un error frecuente entre médicos que los recetan. Cada enfermedad necesita un número de días que están bien definidos en protocolos y documentos de consenso. Más tiempo de tratamiento no supone una mejor curación de la infección.
  • No hacer la desescalada antibiótica: cuando no existe certeza de una posible infección bacteriana, generalmente se administra un antibiótico de forma empírica (teniendo en cuenta el tipo de enfermedad y cuáles serían los microorganismos que generalmente la causan). En el momento en que existe certeza de cuál es la bacteria responsable hay que cambiar el tratamiento y dar el antibiótico que cubra específicamente dicha bacteria.
  • Mantener el tratamiento con antibióticos cuando está probado que la infección es debida a un virus u otro microorganismo que no pueda ser tratado con antibióticos, y no exista o no se sospeche una sobreinfección bacteriana.
  • Aunque cada vez es menos frecuente, el uso de antibióticos sin una prescripción previa también es inapropiado. Esa caja de antibióticos en la que sobraron cuatro pastillas no se debe tomar si no la ha recetado el médico.

Los antibióticos son héroes y villanos a la vez; son salvavidas cuando atajan con éxito infecciones graves, pero también pueden desencadenar reacciones graves en personas alérgicas a algún tipo de antimicrobiano; acaban con otitis o bronquitis, por ejemplo, pero al tiempo causan alteraciones intestinales, y cuando se emplean en ganadería, curan (o engordan) al animal a costa de contribuir al preocupante problema del aumento de las resistencias (de las bacterias a los antimicrobianos).

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