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Tu corazón necesita más pistachos y menos sal, según la Universidad de Harvard
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Gran estudio

Tu corazón necesita más pistachos y menos sal, según la Universidad de Harvard

El sodio es necesario para las funciones del corazón y los músculos, pero en su justa medida. Por cada gramo de más de este elemento, aumenta el riesgo cardiovascular un 18%, desvela un trabajo sobre miles de personas

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Las enfermedades cardiovasculares son el talón de Aquiles de la salud mundial. Son la primera causa de muerte (están detrás de casi 18 millones de defunciones), y lo más llamativo es que muchísimas vidas se podrían salvar cambiando algunos de nuestros hábitos, empezando por lo que comemos.

Sabemos que la sal y el azúcar (en exceso) son, quizá, los mayores enemigos de la salud, y desde hace años, las políticas de salud pública de muchos países las han convertido en el blanco de sus mensajes. La OMS aboga por limitar a 25 g (unas 6 cucharaditas) el consumo de azúcares libres y rebajar el de sal a menos de 5 gramos al día, una medida que, adoptada mundialmente, salvaría 2,5 millones de vidas.

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La máxima autoridad sanitaria también subraya que el elevado consumo de sodio (por encima de 2 gramos, equivalente a 5 gramos de sal) y la absorción insuficiente de potasio (menos de 3,5 gramos) contribuyen al aumento de hipertensión e incrementan el riesgo de enfermedades cardiacas y circulatorias.

Una lucha de décadas

Esta es una relación bien conocida por los médicos, aunque en la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard son especialmente combativos desde hace décadas. Ya en el año 2001, el profesor Frank Sacks publicó en la revista 'New England' un estudio sobre el efecto de la dieta DASH en la hipertensión arterial. Ahora, en la misma revista, los de Harvard vuelven sobre este tema en una investigación realizada sobre 10.709 adultos, en los que han confirmado que a más sodio y menos potasio en el organismo (medidos en la orina), mayor riesgo cardiovascular.

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Según el autor principal, Yuan Ma, profesor del Departamento de Epidemiología, los estudios anteriores no eran suficientemente claros, por ello, para su trabajo, se basó en seis estudios en los que la cantidad de sodio se midió en diferentes muestras de orina de 24 horas (“es el método más fiable actualmente”). “Nuestros resultados deberían ayudar a aclarar el papel del sodio en las enfermedades cardiovasculares, y un menor consumo se asocia con un menor riesgo cardiovascular en todas las poblaciones”, subraya.

La mayoría de la sal dietética es añadida y se relaciona con la hipertensión arterial, una relación que ha pasado por etapas de controversia

Aunque los alimentos contienen sodio de manera natural, la mayoría de la sal dietética es añadida, y está relacionada con el aumento de las cifras de tensión arterial, una relación que ha pasado por etapas de controversia.

Por el contrario, el potasio tiene la capacidad de relajar los vasos sanguíneos y aumentar la excreción de sodio de tal forma que reduce la presión arterial. Son ricos en potasio los pistachos (811 mg en 100 gramos), las nueces (690 mg), las verduras de hoja verde (380 mg), los plátanos (350 mg) y la leche (158 mg).

La orina: un gran biomarcador

Para el nuevo trabajo, los investigadores analizaron los datos individuales de excreción de sodio y potasio y la incidencia de enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular (ictus) de las más de 10.000 personas incluidas en seis estudios (dos de ellos llevados a cabo en profesionales de la salud). Los datos se tomaron diferentes veces a lo largo de un seguimiento de nueve años.

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Los científicos tuvieron en cuenta numerosos factores de riesgo cardiovascular, pero determinaron que una mayor ingesta de sodio, medida por múltiples muestras de orina de 24 horas, se asoció significativamente a más riesgo en una magnitud dosis-respuesta con una ingesta comprendida entre 2 a 6 g. Cada gramo más de sodio al día en la orina eleva un 18% el riesgo cardiovascular. Y a la inversa, por cada aumento de un gramo diario de potasio excretado, el riesgo de enfermedad cardiovascular era un 18% menor.

Además, una mayor proporción de sodio y potasio se asoció significativamente con más propensión a la enfermedad circulatoria.

El profesor Frank Hu, presidente del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud de Harvard, dice que esta investigación “subraya la importancia de utilizar un biomarcador confiable para medir la ingesta habitual de sodio y evaluar su relación con el riesgo cardiovascular". Para él, estos hallazgos sirven de apoyo a las estrategias orientadas a reducir el contenido de sal de los alimentos (incluido el etiquetado) y promover el aumento de la ingesta de potasio.

Las enfermedades cardiovasculares son el talón de Aquiles de la salud mundial. Son la primera causa de muerte (están detrás de casi 18 millones de defunciones), y lo más llamativo es que muchísimas vidas se podrían salvar cambiando algunos de nuestros hábitos, empezando por lo que comemos.

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