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Por qué el asma podría proteger de los tumores en el cerebro
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Estudio publicado en 'Nature'

Por qué el asma podría proteger de los tumores en el cerebro

Los nuevos hallazgos de un grupo de neurólogos estadounidenses podrían ayudarnos en un futuro a desarrollar mejores tratamientos para estas dos afecciones

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

La curiosa conexión entre el asma y los tumores cerebrales comenzó a aparecer en la investigación epidemiológica mundial hace unos 15 años. Durante todos estos años no se ha encontrado un mecanismo adecuado que vincule la afección pulmonar con la cerebral, pero algunos expertos sí que han descartado la aleatoriedad de esta relación.

Ahora, un grupo de neurólogos estadounidenses cree que finalmente ha descubierto por qué la gente que padece asma desarrolla menos tumores cerebrales. Los hallazgos, que han sido publicados esta semana en 'Nature', podrían algún día ayudar a desarrollar mejores tratamientos para ambas afecciones.

Punto de partida: tumores infantiles

En 2015, los neurólogos publicaron una investigación en la que señalaba que algunos niños genéticamente propensos a desarrollar tumores a lo largo de la vía óptica del cerebro no estaban desarrollando asma al mismo ritmo que cabría esperar de la población general.

Estudios adicionales encontraron evidencias de que los tumores de estos niños estaban siendo impulsados ​​por una interacción entre el nervio óptico y algunas células inmunes en el cerebro, conocidas como células T y microglía.

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Foto: iStock.

Dado que el asma generalmente se considera una enfermedad inflamatoria mediada por células T, los neurólogos comenzaron a preguntarse si estas células inmunes estaban conectadas a las dos afecciones.

Para investigar la hipótesis, los científicos recurrieron a ratones. Después de modificar genéticamente a los roedores para que fueran propensos a los tumores del nervio óptico, los autores indujeron asma entre las camadas a las 4 y 6 semanas de edad.

Los ratones con asma inducida no mostraron evidencia de tumores cerebrales a los 3 y 6 meses. Mientras tanto, aquellos ratones sin asma mostraron el esperado desarrollo de cáncer de cerebro.

De este modo, los hallazgos sugieren que hay algo en el asma que daña los pulmones mientras ayuda al cerebro, pero ¿por qué sucede esta relación? Un vistazo más cercano a ambos grupos de ratones ha revelado una clara diferencia en el comportamiento de sus células T.

Foto: Imagen cedida por el IREC.

"Por supuesto, no vamos a empezar a inducir asma en nadie, puede ser una enfermedad letal", aclara el neurólogo David Gutmann, de la Universidad de Washington.

"Pero ¿qué pasaría si pudiéramos engañar a las células T para que piensen que son células T para el asma cuando ingresan al cerebro, de modo que ya no apoyen la formación y el crecimiento de tumores cerebrales?", se pregunta el experto en declaraciones recogidas por 'Science Alert'.

La nueva clave: la decorina

En investigaciones previas, cuando se impidió que las células T en los pulmones de los ratones produjeran una proteína conocida como decorina, los roedores mostraron menos inflamación en su sistema respiratorio.

En el nuevo estudio, los ratones con asma también mostraron una mayor expresión de decorina en las células T de sus bazos, ganglios linfáticos y nervios ópticos. Esto coincide con los resultados en humanos con asma, donde la decorina aumenta de manera similar en las células T del cuerpo. Sin embargo, en ratones sin asma, la decorina no se expresó tanto.

Esto sugiere que la proteína derivada de células T podría no ser excelente para los pulmones, pero podría tener efectos anticancerígenos en el cerebro.

placeholder Estructura tridimensional de la decorina. (Emw/CC BY-SA 3.0)
Estructura tridimensional de la decorina. (Emw/CC BY-SA 3.0)

En concreto, los autores del estudio descubrieron que un aumento de decorina a lo largo del nervio óptico de un ratón frenó que las células T locales activaran la microglía, que son células inmunes centinelas que se sabe que están asociadas con el crecimiento de tumores.

Por lo tanto, el nuevo estudio arroja que es posible que el tratamiento del cerebro con decorina pueda inhibir potencialmente la acumulación de células cancerosas en humanos, aunque se necesitarán más investigaciones para confirmar estos resultados en niños humanos con asma.

"También estamos investigando el papel del eccema y las infecciones de la primera infancia, porque ambos involucran a las células T", apunta Gutmann.

"A medida que comprendamos mejor esta comunicación entre las células T y las células que promueven los tumores cerebrales, comenzaremos a encontrar más oportunidades para desarrollar terapias inteligentes que intervengan en el proceso", concluye.

La curiosa conexión entre el asma y los tumores cerebrales comenzó a aparecer en la investigación epidemiológica mundial hace unos 15 años. Durante todos estos años no se ha encontrado un mecanismo adecuado que vincule la afección pulmonar con la cerebral, pero algunos expertos sí que han descartado la aleatoriedad de esta relación.

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