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Hasta dónde llega la verdadera utilidad de los refuerzos de vacunas contra el covid
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Hasta dónde llega la verdadera utilidad de los refuerzos de vacunas contra el covid

Un nuevo análisis de 'Science' hace un repaso al estado actual de las dosis de refuerzo y recuerda su utilidad en personas a partir de 65 y vulnerables. Comentamos los datos con dos expertos que ofrecen su punto de vista

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Hace tan solo un año, la propia OMS, en boca de Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseveraba: “Se ve la luz al final del túnel”, en alusión a los resultados que se estaban obteniendo en los ensayos con las vacunas contra el covid-19. Pero algunas de las expectativas de los ciudadanos pronto se vinieron al suelo por dos motivos: que la inmunización que confieren no evita los contagios al 100% y la llegada de nuevas variantes. Sin embargo, los expertos consultados por El Confidencial reconocen que hay mucho espacio para la esperanza y se han dado pasos de gigante.

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Ahora, Ravindra Gupta, del Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas (CITIID), en Cambridge (Reino Unido), y Eric Topol, del Instituto de Investigaciones Sanitarias de África, KwaZulu-Natal, discuten en un artículo que publica 'Science' la trayectoria de las vacunas, el efecto de las nuevas dosis y la llegada de variantes.

Foto: España en riesgo alto por contagios de coronavirus.  (EFE/Ana Escobar)

Según ellos mismos comentan, “aunque ninguna vacuna protege contra todas las infecciones, muy pocas alcanzan un nivel de protección tan alto como el de las vacunas actuales de ARN mensajero (ARNm) de dos dosis desarrolladas para combatir el SARS-CoV-2. En extensos ensayos clínicos, entre los más grandes jamás realizados, se encontró que las vacunas de ARNm de covid-19 provocan altos niveles de protección contra la enfermedad sintomática. Sin embargo, la investigación continua ha demostrado que esta protección disminuye con el tiempo, particularmente "en personas mayores e inmunodeprimidas".

Los tipos de inmunidad

Para el doctor Jaime Pérez Martín, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunas, el artículo es bastante complejo, pero recuerda que las vacunas logran ambos tipos de inmunidad, la celular y la humoral (como todas las inmunizaciones), pero se ha descubierto que pierden la humoral, lo que hace necesario el refuerzo.

Hay que recordar que la primera, la celular, está principalmente especializada en luchar contra patógenos intracelulares, como pueden ser los virus, parásitos o patógenos que han sido fagocitados. Para ello, cuenta con la ayuda de células como los macrófagos o las células dendríticas, que les presentan los antígenos a través de moléculas MHC I. Los principales efectores son los linfocitos T citotóxicos. Otro tipo de células T, los linfocitos T cooperadores, también pueden participar en la inmunidad de antígenos extracelulares a través de MHC-II, activando otras células inmunes y mediante la secreción de citoquinas.

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Foto: iStock.

La inmunidad humoral, sin embargo, actúa más bien contra patógenos extracelulares a través de moléculas que circulan en la sangre y en secreciones de las mucosas, los anticuerpos. En este caso intervienen los linfocitos B, que al reconocer el antígeno se convierten en células plasmáticas productoras de anticuerpos. Hay que recordar que después de producirse este tipo de respuesta inmunitaria quedarán como remanentes los linfocitos B de memoria. Los mismos que facilitarán que la respuesta secundaria sea más rápida.

Los científicos reconocen en su artículo que “más recientemente, y en respuesta al aumento de las infecciones por el avance de la vacuna y la prevalencia de nuevas variantes del SARS-CoV-2, la investigación sugiere que una tercera dosis de refuerzo puede restaurar la efectividad de la vacuna a más del 90%”.

Foto: Foto: EFE/David Arquimbau.

Aquí es donde ambos autores revisan estudios recientes sobre las infecciones revolucionarias de la vacuna y la eficacia de las dosis de refuerzo para proteger contra las variantes del SARS-CoV-2, como delta. Concluyen que si bien los refuerzos son importantes, y pueden seguir siéndolo por un tiempo, las intervenciones no farmacéuticas, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, no solo ayudan a reducir los casos, sino que también limitan la oportunidad para la aparición de variantes que puede evadir la inmunidad.

Para Christian Gortázar, jefe del grupo SaBio (Sanidad y Biotecnología) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), en Castilla-La Mancha, el artículo señala “lo que conocemos sobre la eficacia y duración de la inmunidad que producen las vacunas ARN mensajero (como Pfizer/BioNTech y Moderna) o adenovirales (como AstraZeneca). La primera evidencia es que ambos tipos de vacuna dan lugar a una protección de más del 90% frente a covid severa. Además, los dos reducen la transmisión, aunque solo parcialmente: con AstraZeneca menos que con Pfizer/BioNTech, y con mayor reducción en infecciones por variante alfa que con delta”.

"La disminución de la inmunidad tras los primeros dos meses con pauta vacunal completa es más evidente en mayores de 60 años"

Recuerda el especialista que “al principio, cuando comenzó la vacunación masiva en enero de 2021, los casos de infección en vacunados eran raros (<1% de casos) y solo uno de cada mil inmunizados terminó hospitalizado por el virus. Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo, los casos de infección en vacunados se han ido haciendo más frecuentes. La disminución de la inmunidad después de los primeros 2 meses con pauta vacunal completa es más evidente en personas mayores de 60 años”.

placeholder Colas delante del hospital Enfermera Isabel Zendal, en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Colas delante del hospital Enfermera Isabel Zendal, en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Por ello, insiste, “muchos países apuestan por la vacunación de ese sector, así como de otras personas vulnerables, con una tercera dosis. Otro aspecto que ahora se conoce mejor es el intervalo entre la primera y la segunda dosis. En el caso de Pfizer/BioNTech, ahora se sabe que, para una respuesta de anticuerpos óptima, el intervalo ideal entre vacunaciones no es de 3-4 semanas, sino de cuatro meses. De alguna forma, las dos primeras dosis solo habrían activado la respuesta inicial, requiriendo una dosis de refuerzo algunos meses más tarde a fin de lograr la mejor protección. En Israel, muchas personas mayores de 60 han recibido una tercera dosis de vacuna ARNm seis meses después de la segunda dosis. Estas personas vuelven a tener una protección >90% frente a covid severa”.

La llegada de ómicron

Este fenómeno es aún más marcado con la actual variante, ómicron, "que tiene mayor capacidad de escape inmune. Contiene mutaciones relacionadas tanto con la transmisibilidad como con el escape inmunológico, y podría estar imponiéndose a otras variantes mediante una combinación de ambas capacidades. Las altas tasas de transmisión observadas incluso en los países con más vacunados favorecen la selección de variantes de escape de la vacuna, potencialmente capaces de superar parte de la protección contra la enfermedad grave”, insiste el investigador del IREC.

De la misma opinión se muestra el Dr. Pérez Martín, que recuerda que “lo que sí se ha demostrado es que las dosis de recuerdo son muchos más efectivas en la población vulnerable que en el resto, donde podrían no ser tan necesarias".

Lo que sí sabemos es que “la inmunización no evita el contagio al 100%, pero sí reduce las posibilidades del mismo y ayuda de forma importante a reducir los ingresos hospitalarios y en las UCI".

La noticia tranquilizadora llega en boca del investigador Gortázar, que recuerda que “las vacunas, especialmente tras una tercera dosis, funcionan bien, y que la ciencia sigue desarrollando nuevos remedios, que van desde las vacunas frente a un amplio espectro de coronavirus, pasando por las vacunas mucosales capaces de evitar la infección, hasta los nuevos antivirales".

Hace tan solo un año, la propia OMS, en boca de Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseveraba: “Se ve la luz al final del túnel”, en alusión a los resultados que se estaban obteniendo en los ensayos con las vacunas contra el covid-19. Pero algunas de las expectativas de los ciudadanos pronto se vinieron al suelo por dos motivos: que la inmunización que confieren no evita los contagios al 100% y la llegada de nuevas variantes. Sin embargo, los expertos consultados por El Confidencial reconocen que hay mucho espacio para la esperanza y se han dado pasos de gigante.

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