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La ciencia descubre que el bótox es capaz de aliviar la ansiedad
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La ciencia descubre que el bótox es capaz de aliviar la ansiedad

LLegan nuevos datos que apuntan a que las personas que han recurrido a este tratamiento estético se encuentran menos ansiosas. Los científicos se plantean su uso como medio para paliar un mal en aumento

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Conocida como la toxina de la eterna juventud, su encuentro con la ciencia fue inesperado, pero muy ‘resultón’. El pistoletazo de salida del tratamiento con Botox© se produjo en 1987, cuando el matrimonio canadiense Carruthers -formado por el dermatólogo Alaistair y la oftalmóloga Jean- descubrieron por mera casualidad que la toxina botulínica eliminaba las arrugas.

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Relata Pedro Gargantilla, médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid), en Cialiac (foro abierto de ciencias), que “para ser honestos, ninguno de los dos advirtió de sus efectos estéticos. Fue una paciente agradecida que no dejaba de insistir a la oftalmóloga que siguiese con el tratamiento, porque sus 'patas de gallo' habían desaparecido”.

La historia

Durante los años siguientes, comenta, “los Carruthers realizaron diferentes ensayos, algunos en sus propias carnes, pero no fueron capaces de vislumbrar el negocio en el que aquello derivaría, por lo que no llegaron a patentar su descubrimiento. De haberlo hecho, encabezarían la lista Forbes de las personas más ricas del mundo”.

Ha llovido mucho desde entonces, y el bótox ha dejado de ser un ‘tratamiento de élite de famosos’ para traspasar las barreras de las clases sociales. Fue en Alimente+Salud cuando recientemente se hacía referencia a él como el ‘líder’ capaz de haber revolucionado la estética.

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Pero hoy vamos más allá. La ciencia acaba de demostrar que, aparte de la apariencia estética, tiene la capacidad de inducir calma. Sabemos que este medicamento, derivado de una toxina bacteriana, se inyecta comúnmente para aliviar arrugas, migrañas, espasmos musculares, sudoración excesiva e incontinencia.

Investigadores de la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas Skaggs de la Universidad de California en San Diego, en colaboración con dos médicos de Alemania, pueden haber encontrado un nuevo uso gracias al Sistema de Notificación de Efectos Adversos (FAERS) de la Administración de Fármacos y Alimentos de los Estados Unidos (la famosa FDA), en la que casi 40.000 personas informaron lo que les sucedió después del tratamiento con bótox por una variedad de razones.

Los datos

Hace ya años que la Organización Mundial de la Salud da razones para pensar que la próxima pandemia —al menos en países occidentales— puede ser de problemas de salud mental, y la situación generada por el covid lo ha apuntalado. De hecho, en España, no solo se han agravado los trastornos previamente diagnosticados, sino que además se han disparado los casos de ansiedad y depresión, siendo uno de los países de la Unión Europea que más ansiolíticos, sedantes e hipnóticos consume.

En declaraciones a El Confidencial, la Dra. Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y jefa de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario Clínico de Madrid, señala: "Los trastornos de ansiedad y depresión han aumentado un 25% con la pandemia por covid. En España, se estima que incluso hasta un 29% de crecimiento. La incertidumbre económica y sanitaria, las pérdidas de familiares y el confinamiento parecen haber contribuido. Fundamentalmente, son los trastornos de ansiedad generalizada y el trastorno por estrés postraumático los que más han aumentado".

De hecho, el número de personas que sufrieron cuadros de depresión o ansiedad en España aumentó entre un 25% y un 30% en 2020 a causa del coronavirus, según el primer estudio que ha evaluado el impacto de la pandemia sobre la salud mental a escala global.

El nuevo estudio, publicado en la revista 'Scientific Reports', encontró que las personas que recibieron inyecciones de bótox en cuatro sitios diferentes, no solo en la frente, informaron de síntomas de ansiedad significativamente con menos frecuencia que los que se sometieron a diferentes tratamientos para las mismas afecciones.

“Se está informando a la FDA de una gran cantidad de efectos adversos diversos y el objetivo principal generalmente es encontrar aquellos dañinos que no se habían identificado durante los ensayos clínicos”, dijo Ruben Abagyan, coautor del trabajo, que insiste en que "sin embargo, nuestra idea era diferente. ¿Por qué no hacemos lo contrario? ¿Por qué no encontramos efectos beneficiosos?".

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Abagyan y su equipo buscaron en la base de datos la ausencia o la frecuencia reducida de ansiedad y trastornos relacionados con el mismo trastorno de salud mental, como una queja, en comparación con un grupo de control, al recibir bótox. Luego, el equipo aplicó un algoritmo matemático para buscar diferencias estadísticamente significativas entre los usuarios de la toxina botulinica y los pacientes que recibieron diferentes tratamientos para las mismas afecciones.

Los hallazgos

Lo que encontraron fue que el riesgo de ansiedad fue entre 22% y 72% más bajo en pacientes tratados con bótox en cuatro de las ocho condiciones y sitios de inyección: músculos faciales para uso cosmético; músculos para la migraña; miembros superiores e inferiores para espasmos y espasticidad; y músculos del cuello para tortícolis.

Ansiedad

Los trastornos de ansiedad son la clase más común de trastornos psiquiátricos, según la Replicación de la Encuesta Nacional de Comorbilidad, una encuesta sobre la prevalencia y los correlatos de los trastornos mentales en los EEUU. Y más hoy en día.

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En el conjunto del mundo, los cuadros de depresión mayor ascendieron en 2020 a 246 millones, un 28% más que los 193 millones de casos que hubiera habido en ausencia de la pandemia.

En el caso de los trastornos de ansiedad, afectaron a 298 millones de personas en 2020, un 26% más de lo que se hubiera registrado si no hubiera surgido el coronavirus.

Efectos secundarios

Para ser claros, los datos utilizados en este estudio no se recopilaron con el propósito de explorar la asociación entre el uso de bótox y la ansiedad exclusivamente. Además, los datos de FAERS representan solo el subconjunto de usuarios de la toxina que experimentaron efectos secundarios negativos. Si bien el equipo excluyó los informes en los que una persona también estaba tomando antidepresivos (que se usan a menudo para tratar la ansiedad) o medicamentos ansiolíticos, la administración de otros recetados y de venta libre (los OTC) podrían haberse quedado fuera de la declaración del estudio en algunos casos.

Abagyan y su equipo publicaron un estudio similar, en 'Scientific Reports' en julio de 2020, en el que, utilizando la misma base de datos, encontraron que las personas que recibieron inyecciones de la molécula informaron de síntomas de depresión significativamente con menos frecuencia que los que se sometieron a diferentes tratamientos para la misma patología. Ambos estudios encontraron una disminución en los síntomas informados independientemente del lugar de la inyección, lo que arroja dudas sobre la especulación de que los pacientes pueden haberse sentido más felices porque tenían menos arrugas. Fuera de anécdotas, el bótox sabemos que evita tener el ceño fruncido. Pero los investigadores creen que los mecanismos moleculares específicos mediante los cuales reduce la depresión y la ansiedad, aunque no se conocen, pueden ser diferentes. "Pueden estar relacionados, pero hay diferentes vías responsables de los ataques de ansiedad frente a la depresión", dijo.

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Plantean la hipótesis de algunos posibles mecanismos que vale la pena investigar: las toxinas botullínicas podrían transportarse a las regiones del sistema nervioso central involucradas en el estado de ánimo y las emociones. Alternativamente, las uniones neuromusculares afectadas por bótox pueden comunicarse directamente con el cerebro. Finalmente, dado que la molécula se usa comúnmente para tratar afecciones crónicas que pueden contribuir a la ansiedad, su éxito para aliviar el problema subyacente también puede aliviar indirectamente este trastorno por salud mental.

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Se necesita más investigación para determinar el mecanismo por el cual el bótox reduce la ansiedad, manifestó Abagyan, y serán necesarios ensayos clínicos para determinar el mejor sitio y dosis para administrar el medicamento específicamente para la ansiedad.

La Dra. Marina Díaz Marsá apunta: "Cualquier posibilidad de mejorar el tratamiento de la ansiedad es interesante, pero el estudio no incluye pacientes diagnosticados de trastornos de ansiedad con criterios diagnósticos, solo pacientes que reducen sus niveles del trastorno. Por ello, con estos datos sería necesario realizar estudios clínicos para ver si realmente es eficaz".

Insiste la doctora en que "es una neurotoxina producida por el Clostridium botulinum, cuyo mecanismo de acción consiste en el bloqueo selectivo, temporal y reversible de la neurotransmisión en las terminaciones periféricas colinérgicas de la unión neuromuscular, produciendo debilidad y atrofia en el músculo infiltrado. Actualmente, se usa en enfermedades neurológicas como la migraña, pero se desconoce su mecanismo de acción en esta enfermedad. En la ansiedad, el bloqueo de dicha neurotransmisión podría ser un mecanismo que influyera, pero habría que determinar el mecanismo específico y actualmente se desconoce".

Recuerda, además, que en estos casos "determinados pacientes requerirán únicamente intervención con psicoterapia y otros un tratamiento mixto con la misma y fármacos dirigidos a reducir la ansiedad. Existen terapias con medicamentos eficaces, como los antidepresivos que reducen significativamente los niveles de ansiedad".

Conocida como la toxina de la eterna juventud, su encuentro con la ciencia fue inesperado, pero muy ‘resultón’. El pistoletazo de salida del tratamiento con Botox© se produjo en 1987, cuando el matrimonio canadiense Carruthers -formado por el dermatólogo Alaistair y la oftalmóloga Jean- descubrieron por mera casualidad que la toxina botulínica eliminaba las arrugas.

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