Menú
Si sufres desequilibrio bacteriano, puedes padecer estos 'males'
  1. Bienestar
En fase de investigación

Si sufres desequilibrio bacteriano, puedes padecer estos 'males'

La diversidad microbiana influye en el desarrollo y mantenimiento del sistema inmunológico. Por las interacciones metabólicas que produce y su influencia en la salud, está considerada por muchos profesionales como un órgano más

Foto: Foto: Unsplash/@cdc.
Foto: Unsplash/@cdc.

En nuestro organismo viven billones de bacterias que habitan en la piel, en la boca, en las vías respiratorias, en los genitales y el intestino. Dependiendo de la parte del cuerpo en la que se encuentren, varía la cantidad y el tipo presentes. Si nos centramos en la flora del aparato digestivo, que es el conjunto de bacterias que habitan en el intestino, su presencia cambia mucho de un tramo a otro. Mientras que la flora es muy abundante y variada en la boca y en el colon, en el esófago, estómago e intestino delgado, la cantidad es mucho menor.

"No ha sido hasta bien entrado el año 2000 cuando se ha empezado a entender con mayor profundidad el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO)"

Desde hace varias décadas se intuía que un exceso de bacterias en el intestino delgado podrían ser el detonante de algunos problemas para la salud, como molestias digestivas y la mala absorción de algunos nutrientes. No ha sido hasta bien entrado el año 2000 cuando se ha empezado a entender con mayor profundidad este problema, que hoy en día se conoce como sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).

Bacterias complejas

Este desequilibrio de la microbiota se ha comenzado a investigar desde hace muy poco tiempo, principalmente porque las bacterias son complejas de cultivar en un laboratorio y muchas se mueren en contacto con el oxígeno. Con las nuevas tecnologías de análisis del ADN se está conociendo cada vez mejor el ecosistema que tenemos en nuestro interior y su enorme influencia en nuestra salud.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Ahora se sabe que existen entre 500 y 1.000 especies diferentes de bacterias intestinales y se calcula que en una persona sana de unos 70 kg pueden llegar a pesar unos 200 g, lo que equivale al peso de un corazón o más de lo que llega a pesar un riñón; con estos datos podemos hacernos una idea de lo representativa que es su presencia en nuestro organismo.

Qué es el SIBO y que síntomas produce

En ocasiones, ciertas bacterias que viven en el colon migran y colonizan zonas del intestino delgado en las que no deberían estar. Esto hace que cuando llega la comida a esa zona, es fermentada por estas bacterias produciendo gases. Estos gases distienden las asas intestinales generando dolor, sensación de hinchazón, distensión abdominal y, dependiendo del tipo de gas predominante, diarrea o estreñimiento. También pueden aparecer náuseas, ardor o reflujo e incluso halitosis o mal aliento.

Muchos síntomas coinciden con lo que se suele etiquetar de colon irritable. Se estima que entre un 70 y un 80% de casos diagnosticados de colon irritable tienen SIBO, por lo que, para realizar un diagnóstico más acertado, siempre es recomendable descartarlo. Hay otras manifestaciones que se relacionan con este problema, como el cansancio crónico, ansiedad, cambios de humor y problemas de concentración.

Las intolerancias alimentarias son uno de los síntomas más frecuentes, muchas personas que tienen este problema experimentan que se agrava con el tiempo. Una frase que se repite mucho en consulta es que no saben ni qué comer porque todo les sienta mal.

El SIBO tiene un claro impacto negativo en la digestión y también puede producir anomalías en la absorción de micronutrientes, como falta de hierro o vitamina B12, y niveles bajos de ácido fólico, lo que muchas veces llega a generar anemia y otras deficiencias nutricionales.

Interconectados

Tengamos en cuenta que el cuerpo humano es un organismo complejo interconectado. Por esto, más allá de las causas comunes que afectan al sistema digestivo, existen una serie de enfermedades relativas a otros órganos y sistemas que están relacionadas con el SIBO, ya sea porque este puede producirlas o, por el contrario, porque son las enfermedades las que lo desencadenan. Estas son algunas de las más relevantes: acné, autismo, enfermedad celiaca, hígado graso, infección por Helicobacter pylori, hipotiroidismo, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, fibromialgias o prostatitis, entre otras. La lista es una muestra de lo compleja que es la relación de la microbiota con nuestra salud.

placeholder Ana Esteban.
Ana Esteban.

Esta complejidad, unida al poco conocimiento que hoy en día se tiene, hace que muchos profesionales de la salud todavía no tomen en cuenta muchos de estos síntomas para realizar un estudio relacionado con SIBO, y aunque cada vez existen más especialistas, todavía no es un diagnóstico en el que se piense de manera habitual.

Qué puede causar el SIBO

Existen una serie de factores que predisponen a padecer este problema:

  • Problemas en la motilidad intestinal. El intestino delgado produce unas ondas que actúan 'barriendo' las bacterias para que no se acumulen, que son generadas por el complejo motor migratorio (CMM). Cuando estas ondas no se producen es más fácil que las bacterias crezcan en el intestino delgado. Las gastroenteritis agudas son la principal causa de daño del CMM y de hecho son una de las principales causas de SIBO. Muchos pacientes indican que sus problemas comenzaron tras una intoxicación alimentaria o a raíz de un episodio de diarrea durante un viaje al extranjero, pero no siempre se identifica correctamente esta causa. Otros problemas que alteran la motilidad intestinal normal son: el hipotiroidismo, la diabetes, traumatismos craneoencefálicos o algunas enfermedades autoinmunes.
  • Alteraciones anatómicas. Si hay algún tipo de obstrucción al flujo normal del contenido intestinal, es fácil que las bacterias se acumulen. Por ejemplo, por cicatrices internas tras una cirugía, en la endometriosis, por traumatismos o por disfunción de la válvula ileocecal, que es la puerta que une el intestino delgado con el grueso.
  • Malas digestiones. Cualquier problema en el normal funcionamiento de la compleja maquinaria de las digestiones puede generar cambios en el 'ambiente' dentro del intestino y facilitar cualquier tipo de disbiosis, el SIBO entre ellas. Estos son algunos de los problemas que más se ven en la práctica clínica: poco ácido en el estómago, problemas en la producción de la bilis o de la función de la vesícula biliar, poca producción enzimática en el páncreas o cualquier inflamación de la mucosa intestinal.
  • Medicación. Mucha medicación altera la motilidad y los mecanismos de defensa del intestino. Por ejemplo, los antiácidos del estómago, los opiáceos potentes como la morfina o el tramadol, entre otros, y algunos antidepresivos pueden influir para que esto suceda. Hay muchos factores que pueden favorecer la aparición de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Sin embargo, en algunos casos no es posible identificar ninguno de ellos ni saber la causa concreta, pero si se descarta cualquiera de las posibles causas o factores predisponentes y se puede corregir, el tratamiento será más eficaz y la probabilidad de recaída menor.

El SIBO tiene un claro impacto en la digestión y absorción de nutrientes. A pesar de los numerosos estudios que se han realizado en los últimos años en los aspectos relacionados con la microbiota, todavía queda mucho por conocer y entender acerca de este gran ecosistema. Hay personas que padecen SIBO de manera crónica, prolongada en el tiempo, y otras que presentan una sintomatología o intolerancias menos duraderas, lo que influye en el manejo de la enfermedad y en su tratamiento. Generalmente puede tratarse con una dieta adecuada y con antibiótico, y en ocasiones es necesario añadir otras medicaciones complementarias. En cualquier caso, es importante mantener el equilibrio bacteriano mediante un buen estilo de vida, en el que la alimentación juega un papel primordial.

Ana Esteban es médica y consultora nutricional, lleva más de 15 años en una Unidad de Cuidados Intensivos. Trabajó en el Hospital Clínico de San Carlos de Madrid y actualmente en Hospiten Rambla, en Santa Cruz de Tenerife. Con el fin de darle un enfoque más integral a su práctica ha ampliado sus conocimientos en nutrición, suplementación y hábitos de vida en prestigiosas escuelas extranjeras como Bauman College, Holistic Nutricion Lab, American Institute of Integrative Cancer Care, entre otras. Sobre salud intestinal se ha formado con grandes especialistas en la materia, como la Dra. Allison Siebecker, la Dra. Nirala Jacobi o el Dr. Jason Hawrelak (www.probioticadvisor.com), entre otros.

En nuestro organismo viven billones de bacterias que habitan en la piel, en la boca, en las vías respiratorias, en los genitales y el intestino. Dependiendo de la parte del cuerpo en la que se encuentren, varía la cantidad y el tipo presentes. Si nos centramos en la flora del aparato digestivo, que es el conjunto de bacterias que habitan en el intestino, su presencia cambia mucho de un tramo a otro. Mientras que la flora es muy abundante y variada en la boca y en el colon, en el esófago, estómago e intestino delgado, la cantidad es mucho menor.

Microbiota
El redactor recomienda