Así es la agorafobia: cómo debes hacerle frente
La prevalencia global del diagnóstico de fobia es más frecuente en las mujeres (2,4) que en hombres (1,4), según el Ministerio de Sanidad
La agorafobia, que etimológicamente proviene de la palabra griega 'ágora' (plaza o mercado) y 'fobia' (temor), es el miedo a ciertos espacios abiertos en los que la persona siente que en el caso de que se produjera algún problema no podría huir.
De esta manera, como indica el Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU, las personas que tienen agorafobia sienten pánico a las siguientes situaciones: usar el transporte público, estar en espacios abiertos, hallarse en espacios cerrados, hacer fila o estar en una multitud, encontrarse solo fuera de casa, etc.
“La mayoría de las personas afectadas desarrollan la agorafobia alrededor de los 35 años”
“Las personas con agorafobia a menudo evitan estas situaciones, en parte, porque piensan que poder irse puede ser difícil o imposible en caso de que tengan reacciones similares al pánico u otros síntomas vergonzosos. En la forma más severa de agorafobia, un individuo puede quedar confinado en su casa”, apuntan desde el Instituto.
Síntomas más comunes y causas
El manual MSD (manual Merck de diagnóstico y terapia) establece que entre el 30 y el 50% de las personas con agorafobia presentan también un trastorno de angustia, y alrededor del 2% de las mujeres y el 1% de los hombres padecen agorafobia durante algún periodo de 12 meses. La mayoría de los afectados desarrollan la agorafobia alrededor de los 35 años de edad.
Por su parte, la Clínica Mayo añade que algunas personas tienen trastornos de pánico además de agorafobia. “Los trastornos de pánico son un tipo de trastorno de ansiedad en los que se sufren ataques repentinos de temor extremo, que alcanzan su punto máximo en unos minutos y desencadenan síntomas físicos intensos (ataques de pánico). Puedes sentir que estás perdiendo el control por completo y que estás teniendo un ataque cardiaco o, incluso, muriendo”, señalan.
En este sentido, desde la Clínica Mayo enumeran algunos de los síntomas más comunes. Los signos y síntomas de un ataque de pánico pueden comprender:
- Frecuencia cardiaca acelerada
- Problemas para respirar o sensación de ahogo
- Dolor o presión en el pecho
- Aturdimiento o mareos
- Sensación de inestabilidad, entumecimiento u hormigueo
- Sudoración excesiva
- Enrojecimiento o escalofríos repentinos
- Malestar estomacal o diarrea
- Sensación de pérdida de control
- Miedo a morir
Según los expertos de la Clínica Mayo, “la biología (incluso las enfermedades y la genética), el temperamento, el estrés ambiental y las experiencias de aprendizaje pueden ser factores que influyan para que se manifieste la agorafobia”.
La salud mental española, en datos
El análisis 'Salud mental en datos' de diciembre de 2020, llevado a cabo por la Subdirección General de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad, destacó que la prevalencia global de los problemas de salud mental en nuestro país era del 27,4% (30,2 en mujeres, 24,4 hombres).
En este informe se seleccionaron alrededor de una decena de patologías generales, 4 relacionados con la psicosis, 2 con alteraciones cognitivas y 5 problemas específicos de la infancia/adolescencia. Concretamente, el trastorno de ansiedad fóbica, que se caracteriza, según el trabajo, “por la aparición de ansiedad ante situaciones bien definidas que, de forma general, no serían consideradas peligrosas, y que el paciente intenta evitar o enfrenta con pavor”, incluye la agorafobia, la fobia social y las fobias específicas (aisladas).
En este sentido, la prevalencia global del diagnóstico de fobia es más frecuente en las mujeres (2,4%) que en hombres (1,4%). Esta diferencia se acrecienta entre los 25 y 59 años llegando a alcanzar la máxima prevalencia en mujeres entre 50 y 54 años (3,3). La prevalencia es mayor en la edad adulta presentando cifras más bajas en la infancia y adolescencia así como en ancianos. La incidencia anual se sitúa en torno al 0,35% (0,4 en mujeres frente al 0,3 en hombres), observándose un ligero descenso de la incidencia en el año 2017 con respecto al 2016.
Según el artículo 'Salud mental en epidemias: una perspectiva desde la Atención Primaria de Salud española', el impacto psicológico a consecuencia del confinamiento que se produjo en el año 2020, que hizo que se redujera el contacto físico y social, provocó a su vez que aumentaran estos trastornos.
Consejos para afrontar la agorafobia
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos destaca que “el éxito del tratamiento, que suele combinar la terapia con el uso de medicamentos, generalmente depende de la gravedad de la agorafobia”. Y hablan de dos tipos de antidepresivos:
- Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) con frecuencia son la primera opción de antidepresivo.
- Los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (SNRI, por sus siglas en inglés) son otra opción.
“También se pueden recetar medicamentos llamados sedantes o hipnóticos”, aunque insisten que este tipo de medicación solo se puede tomar bajo prescripción médica y que no se deben tomar todos los días.
Por otro lado, en cuanto a la terapia, suele utilizarse la terapia conductual cognitiva, que es un tipo de psicoterapia. En ellas se suele trabajar para cambiar los pensamientos que causan esta afección y ayudan a la comprensión y control de sentimientos o puntos de vista distorsionados de eventos o situaciones estresantes. Además, ayudan con el aprendizaje de técnicas de manejo del estrés y de relajación.
Aunque una de las claves de este tipo de terapia es la conocida como exposición, que se trata de enfrentarse lentamente a diferentes situaciones de la vida real que causan el miedo para superarlo.
La agorafobia, que etimológicamente proviene de la palabra griega 'ágora' (plaza o mercado) y 'fobia' (temor), es el miedo a ciertos espacios abiertos en los que la persona siente que en el caso de que se produjera algún problema no podría huir.
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