Consejos para prestar bien los primeros auxilios, según un urgenciólogo
Estamos seguros de saber cómo actuar ante una quemadura, una hemorragia o la entrada de un cuerpo extraño en el ojo. A menudo, la buena intención no se corresponde con la mejor actuación. Un médico de urgencias explica qué errores debemos evitar
¿Quién no se ha visto alguna vez en la situación de tener que aplicar las nociones de primeros auxilios que aprendimos en el colegio, en un cursillo o que hemos visto en las películas? A ver, ¿qué tenemos que hacer si la sangre sale a borbotones de una herida? Seguro que hacer un torniquete será la primera idea. ¿Y cuándo un cuerpo extraño se mete en el ojo? Soplar, sin duda. ¿Ante un atragantamiento con un trozo de comida? La maniobra de Heimlich puede ser la salvación, pero una cosa es conocer el nombre de la técnica de compresiones abdominales y otra es saber aplicarla.
Todos deberíamos manejar unas nociones básicas de primeros auxilios, pero siempre teniendo presente la máxima médica: ‘Primum non nocere’ ('Lo primero no hacer daño').
Para saber cómo proceder en diferentes situaciones que requieren primeros auxilios, Alimente ha hablado con el doctor José Javier Varo, director del Servicio de Urgencias de la Clínica Universidad de Navarra.
Socorro a accidentados de tráfico
La primera regla de oro es “no movilizar nunca a los heridos a no ser que haya un peligro inminente de explosión. Nunca hay que sacar a los heridos del coche, ni cambiarles de lugar. Solo hay que controlar cómo están”, subraya el facultativo.
La razón es la posibilidad de que haya una lesión cervical. “Una fractura inestable de la columna cervical puede convertirse en una lesión medular si movilizamos a la víctima”, advierte Varo.
Si el accidentado es un motorista, tampoco hay que intentar retirarle el casco, “salvo que esté dificultando la respiración y comprometiendo la vida”. La razón es proteger la columna cervical.
Si la víctima está boca abajo, “hay que dejarla en esa posición y, en caso de tener que movilizarla, hacerlo como si fuera un bloque, entre varias personas”. Y, sobre todo, “nunca hay que trasladar al accidentado hasta un hospital en un coche particular”.
Lo mejor que se puede hacer en esas situaciones es “no hacer nada y esperar a que vengan la policía y los servicios sanitarios”.
Contener una hemorragia
Hacer un torniquete es un recurso muy cinematográfico, pero no hay que reproducirlo en la vida real. “Los sanitarios excepcionalmente ponemos torniquetes”, asegura el médico. “A partir de la zona del torniquete se produce una disminución del flujo sanguíneo y el riesgo de necrosis y de futura amputación del miembro es muy alto”.
¿Qué puede hacer en una situación así? “Comprimir fuertemente la herida con una venda o una tela limpia y elevar (si se puede) la extremidad que sangra”. La compresión se debe mantener entre cinco y diez minutos, “sin levantar la venda para comprobar si sigue o no sangrando la herida”.
Sangrado por la nariz
Echar la cabeza hacia atrás es instintivo, pero con eso solo se consigue tragar la sangre. “En las hemorragias nasales hay que inclinarse levemente hacia adelante, para que la sangre caiga hacia fuera y no a la vía respiratoria”, enfatiza el Dr. Varo. “Tampoco hay que taponar los orificios nasales, porque lo único que se consigue es retener la sangre, pero no detener la hemorragia”. Se puede comprimir suavemente la aleta nasal del lado por el que se sangra.
Si después de unos minutos persiste el sangrado, hay que ir a un servicio de urgencias.
Aliviar una quemadura
Poner mantequilla es un recurso tan extendido como contraindicado. Lo mejor es dejar la zona quemada bajo el chorro de agua fría durante 10 minutos para detener el mecanismo lesional de la quemadura.
Cuando la quemadura esté enfriada, hay que comprobar si se han producido ampollas. “Si no las hay, se trata de una quemadura de primer grado, y lo único que hay que aplicar es crema hidratante, nada de mantequilla, ni vaselina ni hielo”. Por el contrario, “si hay ampollas no muy grandes, lo indicado es aplicar una pomada antibiótica y proteger la quemadura con un apósito durante unos días”.
El médico de urgencias de la Clínica Universidad de Navarra lanza una advertencia: nunca se deben pinchar las ampollas para sacarles el líquido ni dejarles un hilo dentro.
Actuar en un atragantamiento
Cuando alguien se atraganta y comienza a toser, la reacción inmediata es darle golpecitos en la espalda. Mejor es “animarle a que tosa más fuerte para que expulse lo que tiene atascado”.
Cuando la vía aérea está totalmente obstruida, hay que dar hasta cinco golpes fuertes en la espalda, entre los dos omoplatos
José Javier Varo recuerda que, en los atragantamientos, la situación más grave es cuando la vía aérea está completamente obstruida y la persona no tose ni es capaz de respirar. Se lleva las manos al cuello, su cara pasa del rojo al azulado. “En este caso hay que dar hasta cinco golpes fuertes en la espalda, entre los dos omoplatos. Si no se consigue que expulse el cuerpo, entonces tendremos que intentarlo comprimiendo el estómago (maniobra de Heimlich).
El niño se ha tragado 'algo'
Si el pequeño se traga una moneda no tiene que cundir la alarma, ya que “es un objeto redondo, sin aristas, y lo expulsará con las heces”, salvo que sea muy grande dice el médico. Pero si se traga un cuerpo cortante o punzante, “hay que llevarlo a urgencias, pero jamás hay que provocarle el vómito”.
Ingestión masiva de medicamentos
Ni en niños ni en adultos hay que recurrir a forzar el vómito para que salgan los fármacos ingeridos. “Se debe consultar con el Instituto Nacional de Toxicología”, aconseja el especialista, y ante la duda, llevar al accidentado al hospital. Allí se valorará la necesidad de utilizar carbón activado para evitar que se absorba el medicamento. El lavado gástrico se hace cada vez menos.
Desinfectar una herida
El burbujeo del agua oxigenada sobre la superficie de la herida forma parte del ritual antiséptico de las heridas del pasado. Hoy, “basta con lavar la herida, con agua sola, y después aplicar un poco de povidona yodada u otro antiséptico”. Si la herida es grande, “hay que colocar una gasa por encima y acudir al hospital”.
El jefe de Urgencias de la CUN también recomienda no usar puntos papel para cerrar la herida a no ser que lo indique un médico, para evitar el cierre en falso de la misma.
Auxiliar a un ahogado
Hemos visto cientos de veces en la televisión que a un ahogado hay que apretarle en el estómago para que expulse el agua, pero es un error porque, dice José Javier Varo, “puede pasar parte del contenido del estómago a los pulmones empeorando la situación”. En su lugar, lo correcto es seguir las directrices de la reanimación cardiopulmonar (RCP): mantener la vía aérea abierta, comprobar si respira y si tiene pulso. Si no respira, hay que comenzar las maniobras de RCP. Si el ahogado está inconsciente, pero respira, hay que colocarlo de lado hasta que llegan los sanitarios.
Eliminar del ojo un cuerpo extraño
Cuando entra algo en el ojo, la reacción inmediata es frotarlo. Los acompañantes de quien sufre la molestia suelen apresurarse a soplar el ojo e intentar retirar el objeto con un pañuelo. A pesar de la buena intención, no es una buena idea porque se puede erosionar la córnea. Lo más adecuado es lavar el ojo (con suero fisiológico o agua) para que el líquido arrastre el objeto hasta que salga. Llorar profusamente tiene un efecto parecido. Si con esto no es suficiente, es conveniente acudir al servicio de urgencias
Ayudar en una lipotimia
Ofrecer agua con azúcar u otra bebida azucarada es un recurso tan inocuo como ineficaz. Lo indicado es tumbar al afectado y mantenerle con las piernas elevadas hasta que pase el síncope. “Abanicar o dar agua con azúcar no mejora nada”, sentencia José Javier Varo.
¿Quién no se ha visto alguna vez en la situación de tener que aplicar las nociones de primeros auxilios que aprendimos en el colegio, en un cursillo o que hemos visto en las películas? A ver, ¿qué tenemos que hacer si la sangre sale a borbotones de una herida? Seguro que hacer un torniquete será la primera idea. ¿Y cuándo un cuerpo extraño se mete en el ojo? Soplar, sin duda. ¿Ante un atragantamiento con un trozo de comida? La maniobra de Heimlich puede ser la salvación, pero una cosa es conocer el nombre de la técnica de compresiones abdominales y otra es saber aplicarla.