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Un nuevo estudio establece el 'truco' para mantenerse delgado
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Un nuevo estudio establece el 'truco' para mantenerse delgado

Que masticar bien los alimentos crea un hábito de alimentación saludable es una sabiduría milenaria y se sabe que contribuye a reducir el sobrepeso y la obesidad. Ahora una investigación aclara los mecanismos

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Fue hace un siglo cuando Horace Fletcher (1849–1919), apodado 'el gran masticador', descubrió que la estrategia de ‘meterle bien el diente’ a los alimentos podía prevenir el aumento de peso y dio a conocer su estrategia en todo el mundo, tal y como documenta un estudio de 'Appetite'.

Muchos ensayos posteriores han indicado, también, que ingerir de forma pausada, que consiste en masticar despacio y minuciosamente, es una estrategia eficaz para prevenir el sobrepeso y la obesidad, asociándose la velocidad con la composición y la forma corporal. Esto se ha atribuido a comer en exceso como resultado de una alimentación rápida. En resumen, ‘correr’ a la hora de comer contribuye a mayores ingestas.

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Sin embargo, hacerlo despacio tiene el efecto de aumentar la termogénesis inducida por la dieta (DIT, por sus siglas en inglés), como refleja un trabajo de 'Obesity'. Esta consecuencia también se conoce como efecto térmico o acción dinámica específica del consumo de alimentos, y se puede definir como el aumento del gasto energético por encima del nivel basal de ayuno asociado con la digestión, absorción, transporte, metabolismo y almacenamiento de la comida.

Aumento de metabolismo

Este factor se considera que representa un aumento en el metabolismo, en particular en el tejido adiposo pardo, por el incremento en la secreción de histamina que acompaña a la estimulación del gusto y la masticación por un tiempo más prolongado.

Foto: No solo una buena dieta importa. (iStock)

El aumento de la motilidad intestinal podría ser otro factor contribuyente, ya que la respuesta del flujo sanguíneo se eleva después de comer. Focalizando: aún no está claro cómo la masticación prolongada induce DIT en el cuerpo. Ahora llega un nuevo trabajo, liderado por el Dr. Yuka Hamada y el profesor Naoyuki Hayashi, de la Universidad de Waseda (Japón), publicado en 'Scientific Reports', que proporciona un vínculo causal entre masticar y DIT.

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DIT, también conocido como el efecto térmico del consumo de alimentos, aumenta el gasto de energía por encima del nivel basal en ayunas, un factor conocido para prevenir el aumento de peso. Anteriormente, este mismo equipo descubrió que comer despacio y masticar bien no solo aumentaba el DIT, sino que también mejoraba la circulación sanguínea en la región esplácnica del abdomen.

Hallazgos previos

Aunque estos estudios vincularon el DIT inducido por la masticación con una mayor actividad relacionada con la digestión y la absorción en el abdomen, han dejado un gran margen para explorar más a fondo algunos puntos cruciales. Hayashi explica: "No estábamos seguros de si el tamaño de la comida que ingresaba al tracto digestivo contribuía al aumento de DIT, observado después de ingerir de forma lenta. Además, ¿los estímulos orales generados durante la masticación prolongada de alimentos juegan algún papel en el aumento de DIT?

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"Pero para definir masticar lentamente como una estrategia de control de peso efectiva y científica, necesitábamos profundizar en estos aspectos", destaca el investigador.

Los nuevos hallazgos

Para encontrar las respuestas, diseñaron su nuevo estudio para excluir el efecto del bolo alimenticio al involucrar alimentos líquidos. El ensayo completo incluyó otros tres realizados en días diferentes.

En la prueba de control, pidieron a los voluntarios que tragaran 20 ml de comida líquida de prueba normalmente cada 30 segundos. En el segundo test, mantuvieron el mismo alimento de prueba en la boca durante 30 segundos sin masticar, lo que les permitió saborearlo durante más tiempo antes de tragarlo.

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Por último, en el tercer ensayo estudiaron el efecto tanto de la masticación como del gusto; los voluntarios 'trituraron' el alimento de prueba de 20 ml durante 30 segundos a una frecuencia de una vez por segundo y luego lo tragaron. Las variables como hambre y saciedad, variables de intercambio gaseoso, DIT y circulación esplácnica fueron debidamente medidas antes y después del consumo de la bebida de prueba.

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Los resultados de este estudio bien diseñado resultaron ser bastante esclarecedores. No hubo diferencia en las puntuaciones de hambre y saciedad entre los ensayos. Sin embargo, como describe Hayashi, "encontramos que el DIT o la producción de energía aumentó después de consumir una comida, y aumentó con la duración de cada estimulación gustativa y la duración de la masticación. Esto significa que, independientemente de la influencia del bolo alimenticio, los estímulos orales, los correspondientes a la duración de la degustación de alimentos en la boca y la duración de la masticación generan mayor DIT".

"Respaldado por la ciencia: comer despacio y masticar bien podrían ser las recomendaciones más recientes para controlar el peso"

El intercambio de gases y la oxidación de proteínas también aumentaron con la duración de la estimulación de los dos factores señalados previamente, al igual que el flujo sanguíneo en la arteria celíaca esplácnica. Como esta suministra sangre a los órganos digestivos, la motilidad del tracto gastrointestinal superior también aumentó en respuesta a los estímulos orales durante la masticación.

El gran pilar

El estudio destacó que masticar bien, al aumentar el gasto de energía, puede ayudar a prevenir la obesidad y el síndrome metabólico. Hayashi concluye: "Si bien la diferencia en el gasto de energía por comida es pequeña, el efecto acumulativo obtenido durante las ingestas múltiples, tomadas todos los días y los 365 días del año, es sustancial".

Respaldado queda, por tanto, por la ciencia que comer despacio y masticar minuciosamente podrían ser las recomendaciones más recientes para la integración en nuestros esfuerzos de control de peso.

Fue hace un siglo cuando Horace Fletcher (1849–1919), apodado 'el gran masticador', descubrió que la estrategia de ‘meterle bien el diente’ a los alimentos podía prevenir el aumento de peso y dio a conocer su estrategia en todo el mundo, tal y como documenta un estudio de 'Appetite'.

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