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La emergencia social y médica del cáncer
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La emergencia social y médica del cáncer

Nuestro país cuenta con un tejido investigador de altísima calidad a nivel básico, traslacional y clínico que no se acompaña del apoyo y soporte que requeriría por parte de la Administración

Foto: El doctor Jesús García-Foncillas.
El doctor Jesús García-Foncillas.

Abordar el problema del cáncer constituye una absoluta emergencia no solo médica sino social. El diagnóstico de cáncer fractura insoslayablemente la trayectoria vital de las personas que lo padecen y de sus entornos, y no podemos olvidar que supone la pandemia por excelencia.

Foto: Foto: Unsplash/@ostshem.

La mejor acción contra esta enfermedad implicaría que no llegase a producirse o que pudiéramos detectarla en fases tan precoces que su eliminación fuera segura. En este sentido, una de las estrategias que ha demostrado un indiscutible beneficio es el diagnóstico precoz. La implementación de las campañas de despistaje de tumores ha supuesto un antes y un después: en tumores tan frecuentes como el cáncer de mama se ha conseguido en los últimos años reducir significativamente su mortalidad.

"España cuenta con un tejido investigador de altísima calidad a nivel traslacional y clínico que no se acompaña del apoyo de la Administración"

No obstante, en otros como el cáncer de colon su despliegue está siendo desigual en nuestra geografía. Pero tenemos también que plantearnos incorporar nuevos programas frente a tumores con una alta incidencia, como el despistaje del cáncer de próstata y la concienciación en la población masculina de su necesidad, al igual que ha ocurrido en la mujer con el cáncer de cérvix uterino.

Foto: Foto: iStock. Opinión
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Sin embargo, sigue siendo fundamental inculcar en nuestra sociedad una urgente concienciación en los hábitos de vida saludables, donde el consumo tabáquico sigue siendo un objetivo no alcanzado o el riesgo creciente asociado a la obesidad en edades precoces que conlleva planteamientos dietéticos que deben ser claramente encauzados.

El diagnóstico

El proceso del diagnóstico se inicia muy frecuentemente en los centros de atención primaria y debemos plantear una mayor coordinación con los centros hospitalarios para establecer tiempos cortos en la ejecución de los estudios necesarios, así como en el seguimiento durante el tratamiento. No puede producirse una ruptura entre el médico de familia y los especialistas hospitalarios que tratan al paciente. En este proceso es crítico establecer una visión de equipo y cooperación total, transversal y bidireccional entre los centros de salud y los hospitales.

"No puede producirse una ruptura entre el médico de familia y los especialistas hospitalarios que tratan al paciente"

Nuestro país cuenta con un tejido investigador de altísima calidad a nivel básico, traslacional y clínico que no se acompaña del apoyo y soporte que requeriría por parte de la Administración.

placeholder Foto: Unsplash/@@marceloleal80.
Foto: Unsplash/@@marceloleal80.

Los grupos de investigación en los centros hospitalarios no están definidos dentro de su estructura y su situación es dramáticamente inestable aun a pesar de contar con un extraordinario impacto científico. Además, no se promueve adecuadamente la conexión entre los centros básicos de investigación y los centros hospitalarios.

El impacto social

El impacto social que supone esta enfermedad requiere un replanteamiento de las vías de financiación, y la creación y fortalecimiento de programas de investigación transversal de largo alcance que aúnen el conocimiento básico que se genera en los grandes centros de investigación con los entornos clínicos con más desarrollo en ensayos clínicos. No obstante, los fármacos que se investigan en nuestros hospitales y que aportan beneficios contrastados están sufriendo un retraso excesivo en su posterior incorporación a nuestro sistema sanitario.

Foto: Lazo identificativo del cáncer de colon. (iStock)

Nunca como ahora el tratamiento de cualquier paciente oncológico debe realizarse en entornos claramente multidisciplinares con conexión con las redes de investigación que permitan acercar los desarrollos y la innovación a cada paciente. Todo esto se hace más patente en tumores de baja incidencia que deberían ser tratados en centros de referencia en función a la experiencia previa generada. No sería una táctica adecuada que algunos de estos tipos de cánceres que requieren una gran supraespecialización de todos los miembros de un equipo multidisciplinar se llevase a cabo en centros pequeños con menor experiencia.

Foto: El doctor Meneu, junto a su paciente Enrique Baraza. (Jorge Álvaro)
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Hoy en día estamos asistiendo a la eclosión de una manera de abordar la enfermedad neoplásica bajo el paradigma de lo que se denomina la medicina de precisión. La oncología actual se sitúa en un nuevo escenario basado en tratamientos dirigidos por el estudio genómico del tumor, lo cual permite cambiar el pronóstico de los pacientes y ofrecer resultados de supervivencia significativamente mejores que con las opciones terapéuticas estándares. Esto requiere definir centros de referencia donde, al menos en cualquier tumor metastásico, se analice el perfil molecular antes de cualquier decisión terapéutica. Además, este análisis debería repetirse antes de plantear cualquier nueva línea terapéutica en caso de que el tratamiento previo hubiera fallado. Esta valoración molecular debe ser incorporada a la cartera de servicios del sistema sanitario.

Tratamos enfermos, no enfermedades

No podemos olvidar que no tratamos enfermedades sino enfermos y que la concepción holística de la persona debe regir el planteamiento bajo un prisma de considerar el sufrimiento de cada individuo y aportar todo el soporte que la persona y su entorno precisa, con un papel clave del apoyo psicológico y sin dejar, tampoco, a un lado las necesidades sociales que también angustian al paciente. El apoyo de la psico-oncología y del soporte social es fundamental e insoslayable.

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Foto: Unsplash.

También es cierto que junto al tratamiento oncológico debemos considerar siempre el cuidado de los síntomas que se derivan de la enfermedad o del mismo tratamiento. Además, desgraciadamente, muchas veces no conseguimos controlar la enfermedad neoplásica: abordar esta posibilidad y trabajar precoz y coordinadamente con las unidades de cuidados paliativos como un solo equipo ayuda incomparablemente al paciente y a su entorno; es fundamental promover la integración de ambos equipos.

"El abordaje del cáncer tiene que poner al paciente en el centro desde la escucha activa y desde la percepción de lo que espera y busca"

Pero hoy, la oncología, incluso en aquellos pacientes que podrían considerarse como éxito y que se transforman en largos supervivientes, necesita implementar un plan adecuado de seguimiento para estas personas que, muchas veces, se encuentran sin puntos de referencia y que requiere una correcta coordinación entre los centros de atención primaria y los equipos multidisciplinares que les han tratado. Hay múltiples aspectos que, en el proceso de la enfermedad, así como en el contexto de largos supervivientes, tienen que ser incorporados como la nutrición, el ejercicio físico, reinserción laboral, salud sexual, reproducción, soporte psicológico... Sin olvidar que el paciente oncológico, por padecer un tumor, no deja de poder sufrir otras patologías que deben ser también consideradas en su seguimiento.

El abordaje del cáncer tiene que poner al paciente en el centro desde la escucha activa y desde la percepción de lo que espera y busca. Al final, el resultado no lo marca la evidencia científica, sino lo que el paciente percibe y la experiencia que ha vivido durante el camino de su enfermedad.

Jesús García-Foncillas López es el director del Instituto Oncológico y director del Departamento de Oncología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, director de la División de Oncología Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria FJD-UAM, y director del programa de cáncer de cuatro hospitales universitarios en Madrid: Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Hospital Universitario Rey Juan Carlos, Hospital Universitario Infanta Elena y Hospital General Universitario de Villalba. Es, además, profesor de Oncología de la Universidad Autónoma de Madrid y director de la Cátedra de Medicina Individualizada Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid.

Ha sido vicepresidente de la Comisión Nacional de Oncología Médica del Consejo de Especialidades del Ministerio de Sanidad y Consumo. Ha sido galardonado con el Premio Nacional 2020 de la Real Academia Nacional de Medicina de España, siendo nombrado académico de la misma. Es autor de más de 285 artículos y numerosos libros especializados. Desde 2021, es vicepresidente de la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO).  

Abordar el problema del cáncer constituye una absoluta emergencia no solo médica sino social. El diagnóstico de cáncer fractura insoslayablemente la trayectoria vital de las personas que lo padecen y de sus entornos, y no podemos olvidar que supone la pandemia por excelencia.

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