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La calculadora que dice cuántos años más vivirás si cambias tu dieta
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Trabajo en 'PLOS Medicine'

La calculadora que dice cuántos años más vivirás si cambias tu dieta

Pasar de una alimentación típica occidental a otra rica en legumbres y granos integrales y sin carne roja hace que se viva más. Científicos de Noruega han creado una herramienta que monitoriza el efecto de la comida

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La alimentación es una de las grandes preocupaciones de todos los tiempos, unas veces por defecto y otras por exceso. Mientras que 690 millones de personas pasan hambre (una cifra que puede empeorar la pandemia de covid-19, advierte la ONU en su actualización del segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), la mayoría de los habitantes del planeta se enfrentan a las consecuencias de comer mucho y mal: 1.900 millones de personas tienen sobrepeso y obesidad, y asociadas a estos se encuentran algunas de las principales causas de muerte en el mundo: enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes. A esta carga de salud global, se suma el inadmisible desperdicio de alimentos (931 millones de toneladas en 2019). Por tanto, atajar esta situación es una prioridad mundial.

Las dietas poco saludables tienen un riesgo para la salud mayor que el consumo de alcohol, drogas, tabaco y sexo sin protección juntos

Un artículo publicado en 'The Lancet', del que el primer firmante es Walter Willett, de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, apunta a la responsabilidad que tienen los sistemas alimentarios en los problemas anteriores y, por ello, deben proporcionar a la población mundial dietas saludables. “Las dietas poco saludables plantean un riesgo de morbilidad y mortalidad mayor que el consumo de alcohol, drogas, tabaco y practicar sexo sin protección juntos”, recoge el texto.

Buceando en la literatura

La ciencia ofrece suficientes evidencias para diseñar estrategias orientadas a este objetivo. Para ser exactos, la cantidad de estudios relacionados con la nutrición es abrumadora (unos 250.000 desde 2017); por suerte, diferentes metaanálisis han hecho el trabajo de ‘condensación’ para ofrecer conclusiones ‘prácticas’ que sean útiles de cara a implementar medidas de salud pública.

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Foto: iStock.

Esos metaanálisis han identificado los grupos de alimentos que tienen mayor impacto (positivo y negativo) en las muertes prematuras y ese es el ‘material’ que han empleado científicos de la Universidad de Bergen (Noruega) para desarrollar una herramienta, que han llamado calculadora Food4HealthyLife, que permite estimar al momento el efecto que tiene sobre la esperanza de vida efectuar cambios en la dieta. “La calculadora Food4HealthyLife podría ser una herramienta útil para que los médicos, los encargados de formular políticas y todas las personas entiendan el impacto en la salud de las elecciones dietéticas”, apunta Lars Fadnes, primer firmante del trabajo, que se ha publicado en 'PLOS Medicine'.

Cambiar la dieta a los 20 años aumenta la esperanza de vida una década; hacerlo a los 60 alarga la vida 8, y el cambio a los 80 hace que se vivan 3 años más

Según este modelo, un adulto joven de un país occidental puede alargar su esperanza de vida hasta 10 años al sustituir su dieta típica occidental por una dieta optimizada, que incluya más legumbres, granos integrales y frutos secos, así como menos carne roja y procesada. Los años de vida ganados varían en función de la edad de partida; así, si el cambio se introduce a los 20 años, la vida se puede alargar 10 años de media (10,7 las mujeres y 13 los hombres); si se hace a los 60 años, la esperanza de vida se prolonga 8 años, y si se produce a los 80, se ganan 3 años.

Para el doctor Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) y coordinador del programa de Nutrición del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), “el mensaje de este trabajo es claro: nunca es tarde para cambiar la alimentación”.

En línea con Predimed

El artículo ha encontrado que las legumbres son el alimento que consigue un mayor aumento de la esperanza de vida (2,2 años), seguidas de los cereales integrales (2 años) y los frutos secos (1,7 años). Minimizar la ingesta de carne roja y procesada se asocia a vivir 1,6 años más. Las frutas, verduras y pescado también aparecen como grupos de alimentos que influyen positivamente en la esperanza de vida.

Sobre las grasas, los “resultados son contradictorios en función del tipo de aceite, donde lo importante son los ácidos grasos monoinsaturados, como el aceite de oliva, que sí tienen efectos beneficiosos”, apuntan los autores. Y enfrentando el consumo de carnes blancas y huevos, el impacto positivo sería inferior al que obtienen los cereales integrales, el pescado y los frutos secos.

Foto: Foto: Unsplash/@sugarcoatit.

“Estos hallazgos coinciden con los del estudio Predimed, en el que los ensayos clínicos pusieron de manifiesto que los granos enteros, las legumbres y los frutos secos son los alimentos que más protegen frente a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”, recuerda Salas-Salvadó, que es uno de los investigadores principales de este trabajo y coordinador del Predimed Plus.

El español subraya en declaraciones a Alimente la alta calidad del trabajo de 'PLOS Medicine', pero no considera que esta calculadora sea útil a nivel individual, aunque sí que lo es para monitorizar comportamientos poblacionales. El propio Lars Fadnes confirma esta idea a El Confidencial: “La metodología que hemos empleado proporciona estimaciones para la población bajo determinados supuestos y no pretende ser una previsión individualizada”, y apunta a las incertidumbres que plantea el consumo de huevos, carne blanca y aceite, así como los factores de riesgo individuales, a la hora de desarrollar tratamientos médicos y promover cambios en el estilo de vida.

¿Para quién es útil?

Hecha la aclaración, el autor defiende el grado de fiabilidad de la calculadora, desarrollada a partir de una modelización que utiliza los datos de los metaanálisis más completos sobre dieta y mortalidad, del estudio Global Burden of Disease y de la metodología de tablas de vida. Además, añade, “hemos desarrollado análisis sobre el retraso de los efectos y la combinación de estos (incluyendo su potencial superposición)”.

placeholder Profesor Lars T. Fadnes. (Jørgen Barth)
Profesor Lars T. Fadnes. (Jørgen Barth)

Acerca de la utilidad de este instrumento cuando se maneja sin la supervisión de un especialista de la salud, el noruego apunta: “Comprender el potencial sanitario relativo de los distintos grupos de alimentos podría permitir a las personas obtener beneficios de salud factibles y significativos. La calculadora Food4HealthyLife podría ser una herramienta útil para los médicos, los responsables políticos y, con algo de lectura de los antecedentes, también para personas sin formación sanitaria, que podrían obtener alguna orientación para entender el impacto en la salud de las elecciones dietéticas”.

Dado que la obesidad está fuertemente relacionada con el estilo de dieta, cabe preguntarse si la calculadora puede ayudar a perder peso. "Por ahora no", confirma Fadnes, pero “estamos trabajando en una ampliación que integre otras perspectivas, como las enfermedades crónicas y la obesidad/sobrepeso, además de los aspectos relacionados con la sostenibilidad”, avanza.

El investigador del CIBEROBN hace hincapié en que, más que en la utilidad de la calculadora en sí, el interés del este trabajo es, como reflejan las gráficas, que “tomando un puñado de legumbres varias veces a la semana, o granos enteros, frutos secos y vegetales, aumenta la esperanza de vida”, y “sobre todo, reducir las bebidas azucaradas, la carne roja y los procesados”, un impacto individual, pero sobre todo con interés poblacional.

Con sus aciertos y lagunas, la herramienta -que está disponible online - vuelve a poner de manifiesto lo que la ciencia confirma una y otra vez: los vegetales son los grandes aliados de la salud (individual y colectiva).

La alimentación es una de las grandes preocupaciones de todos los tiempos, unas veces por defecto y otras por exceso. Mientras que 690 millones de personas pasan hambre (una cifra que puede empeorar la pandemia de covid-19, advierte la ONU en su actualización del segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), la mayoría de los habitantes del planeta se enfrentan a las consecuencias de comer mucho y mal: 1.900 millones de personas tienen sobrepeso y obesidad, y asociadas a estos se encuentran algunas de las principales causas de muerte en el mundo: enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes. A esta carga de salud global, se suma el inadmisible desperdicio de alimentos (931 millones de toneladas en 2019). Por tanto, atajar esta situación es una prioridad mundial.

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