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Todo lo que sabemos de la relación colesterol, riesgo cardiovascular y dieta cetogénica
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Interés por nuevas partículas

Todo lo que sabemos de la relación colesterol, riesgo cardiovascular y dieta cetogénica

El LDL es la bestia negra de nuestras arterias, pero la ciencia le está restando protagonismo para dárselo a las partículas de triglicéridos. La alimentación es crucial para controlar los lípidos, aunque no vale cualquier régimen

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

La enfermedad cardiovascular es, de largo, la causa principal de defunción en Europa, con casi 4 millones de muertes al año, suponiendo el motivo del 45% de los fallecimientos que ocurren en nuestro continente cada año.

La posibilidad de que tengamos un infarto, un ictus o una trombosis se ha relacionado desde hace muchos años con nuestro colesterol LDL, el malo que decimos, el colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad, que es lo que significa.

Pues bien, el humano ha inventado fármacos y estrategias que bajan muy efectivamente ese colesterol LDL.¿Hemos conseguido acabar, por tanto, con la enfermedad cardiovascular? Está claro que no.

Foto: Foto: iStock.

En este artículo queremos comentar en qué punto está la ciencia ahora mismo, qué sabemos con respecto a la relación entre nuestros lípidos sanguíneos -las grasas que circulan por nuestra sangre unidas a determinadas partículas (como nuestro LDL, por ejemplo)- y el riesgo cardiovascular. También comentaremos qué 'peligros' asociados a esto pueden estar ocultos detrás de lo que, mayoritariamente, entiende la población como medidas de estilo de vida muy saludables. En Neolife ponemos todo nuestro empeño en conocer lo último que la ciencia nos aporta y nos permita mejorar el estado de salud de nuestros pacientes.

¿Qué sabemos hasta ahora?

La anomalía del perfil lipídico habitual de los pacientes que reciben tratamiento por enfermedad ateroesclerótica ya no es este aumento del colesterol en las lipoproteínas de baja densidad (LDL), sino una elevación de las lipoproteínas ricas en triglicéridos (TGRL) y unos bajos niveles de las lipoproteínas de alta densidad (HDL).

placeholder Vaso sanguíneo obstruido. (iStock)
Vaso sanguíneo obstruido. (iStock)

La obesidad, la resistencia a la insulina que la acompaña y una dieta alta en carbohidratos favorecen un aumento en la prevalencia de un conjunto de signos agrupados bajo el llamado síndrome metabólico (aumento de la circunferencia de la cintura -grasa visceral-, de TGRL, colesterol HDL bajo, presión arterial alta y aumento de la glucosa en sangre en ayunas).

El LDL, la más famosa de estas partículas, el 'colesterol malo' que comentamos y comparamos con nuestros vecinos y amigos, es una partícula rodeada por su componente característico de apolipoproteína B y causa aterosclerosis.

Si toda la población mantuviera concentraciones de LDL similares a las de un recién nacido, la aterosclerosis podría ser prácticamente una enfermedad huérfana.

La duración y extensión de la exposición a concentraciones de LDL por encima de lo ideal se asocian con la enfermedad aterosclerótica.

Sin embargo, a pesar de las intervenciones eficaces para el control del LDL, la presión arterial y otros factores de riesgo tradicionales, sigue existiendo un riesgo residual considerable de enfermedad cardiovascular aterosclerótica.

Lo último de la ciencia

La ciencia giró la mirada hacia las partículas HDL, ese 'colesterol bueno', para ver si aumentándolo conseguíamos cerrar un poco más esta ventana del riesgo cardiovascular.

Se ha puesto el foco en los triglicéridos y las partículas ricas en triglicéridos (TGRL) y parece que hemos encontrado otra tecla correcta

Pero los resultados de los estudios que evalúan el beneficio de subirlo, y la dificultad para efectivamente conseguir que suba, nos han dejado un poco fríos.

Se ha puesto el foco recientemente en los triglicéridos y las partículas ricas en triglicéridos (TGRL), a las que no se había hecho demasiado caso previamente, y aquí sí parece, de momento, que hemos encontrado otra tecla correcta que tocar en cuanto a la relación entre riesgo cardiovascular y lípidos.

Una clasificación reciente de los factores de riesgo relevantes apunta a las TGRL como un potente predictor de riesgo cardiovascular. Las TGRL provocan inflamación y su concentración se correlaciona mejor con el estado inflamatorio que el propio LDL.

Foto: Foto: iStock.

Sabemos desde hace ya unos años, y ya habrán oído ustedes, que la inflamación participa fundamentalmente en la aterogénesis y en la fisiopatología de los eventos isquémicos.

Una de las dudas frecuentes que plantean los pacientes que acuden a las consultas de nutrición de Neolife es si la dieta cetogénica (KD) es una medida óptima para reducir el colesterol.

Es cierto que el protocolo dietético, desarrollado en un principio para el tratamiento de enfermedades neurológicas y algunos casos de epilepsia, ha adquirido un especial interés en el contexto de adelgazamiento. Sin embargo, el no realizarlo bajo supervisión profesional, puede dar lugar a una alteración en el perfil lipídico de forma negativa, pues se caracteriza por una distribución con aporte muy bajo en hidratos de carbono (HC), <30 g al día, elevado en grasas y moderado en proteínas.

Como en cualquier otra estrategia enfocada a la pérdida de grasa, debemos establecer un déficit calórico. Seguir dichas especificaciones sin privar al organismo de calorías no va garantiza la pérdida de grasa.

¿Por qué no es lo óptimo para mejorar el colesterol?

Tal y como detallamos a nuestros pacientes en Neolife, los estudios que demuestran que esta dieta mejora el perfil lipídico especifican que los sujetos se someten a un déficit calórico de ¡hasta 800 kcal diarias! Por lo que el beneficio se debe a la pérdida de grasa y no al haber aumentado las grasas de la dieta. Además, no se recomienda seguir >12 semanas.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Aquellos que defienden los supuestos beneficios de una alimentación rica en grasas, demonizando otros alimentos, se les olvida un detalle clave: el consumo elevado de alimentos ricos en grasas saturadas aumenta el colesterol LDL y esto supone riesgo cardiovascular por formación de placa de ateroma.

Desayunar a diario huevos, coco y café con mantequilla, durante un largo periodo de tiempo y sin supervisión profesional, puede ser peligroso. Y no porque estos alimentos sean poco interesantes a nivel nutricional, pero basar la ingesta sobre todo en ellos desplaza otros alimentos que deben aparecer en mayor proporción.

Foto: Foto: Unsplash/Laurynas Mereckas.

Los HC son reducidos drásticamente, y no es que el pan o cereales sean necesarios, pero la fruta y la verdura (también HC complejos como las legumbres) son esenciales, ya que en relación con el volumen son muy bajos en calorías y saciantes. Limitarlos supone una falta de fibra que puede generar alteraciones en la microbiota y problemas de estreñimiento. Y, teniendo en cuenta nuestra cultura gastronómica, retirar estos alimentos de forma drástica no genera adherencia.

Si buscamos disminuir los niveles de colesterol, necesitamos seguir recomendaciones que se adapten a nosotros para que dichos cambios puedan perdurar en el tiempo. La dieta DASH (baja en sal, alta en frutas, vegetales, granos enteros como las legumbres y proteínas magras), destinada a reducir la presión arterial, puede ser un enfoque recomendado para perder grasa y, por tanto, para reducir los niveles de colesterol.

Al disminuir el sodio de la dieta, prescindiendo de procesados de bajo valor nutricional, e incluir compuestos antiinflamatorios y antioxidantes en grandes cantidades, presentes en frutas y verduras, resulta fácil conseguir dicho objetivo. Sin olvidar sustituir las grasas saturadas por insaturadas (semillas, frutos secos, aceite de oliva virgen extra, pescados azules) en la proporción adecuada.

El Dr. Alfonso Galán es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid y especializado en Medicina Familiar y Comunitaria en el Hospital Universitario La Paz. En la última década, ha completado su formación y práctica clínica y orientado su carrera médica hacia la medicina preventiva y la microbiota, con formación continuada en EEUU, Europa y en el Grupo Clínico Neolife. Además, a su experiencia profesional se añaden más de dos décadas en servicios de urgencias, medicina de familia, patología musculoesquelética  y tratamiento regenerativo. Actualmente, es miembro del equipo Neolife Marbella.

Laura Pérez Naharro es graduada en Nutrición Humana y Diétetica, está especializada en Nutrición Antiaging. Ha trabajado siempre en equipos multidisciplinares médicos y es experta también en nutrición oncológica, microbiota y patología digestiva. Pertenece al equipo de Nutrición de Neolife.

La enfermedad cardiovascular es, de largo, la causa principal de defunción en Europa, con casi 4 millones de muertes al año, suponiendo el motivo del 45% de los fallecimientos que ocurren en nuestro continente cada año.

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