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La ciencia descubre por qué reducir calorías es bueno para la salud
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La ciencia descubre por qué reducir calorías es bueno para la salud

Científicos de la Universidad de Yale confirman los beneficios de la restricción calórica e identifican una proteína clave que podría aprovecharse para evitar la inflamación y mejorar la respuesta inmune

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Puede que el secreto de la eterna juventud esté al alcance de la mano: comer menos para vivir más y mejor. No es la primera vez, ni será la última, que desde Salud+Alimente hablamos de los efectos de la restricción calórica en la salud y en la prolongación de la vida.

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Ahora el turno es de investigadores de la Universidad de Yale que sacan a la luz los factores por los que restar calorías al menú incide en la inflamación y en la respuesta inmune a través de una proteína.

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La investigación se basó en los resultados del ensayo clínico 'Evaluación integral de los efectos a largo plazo de la reducción de la ingesta de energía' (CALERIE, por sus siglas en inglés).

Los primeros indicios

Comenta Arlan Richardson, de la Universidad de Oklahoma (EEUU) e investigador del envejecimiento y la restricción calórica, en la revista ‘The Journal of Gerontology’: “Cuando Rozalyn Anderson (de la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, que investiga también estas especialidades) me pidió que contribuyera con un artículo sobre mis reflexiones en el envejecimiento, inmediatamente pensé en cuánto había cambiado todo desde que inicié mis estudios en la Universidad Estatal de Illinois, en 1971".

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Y agrega: "Ese fue el mismo año en que se celebró la Conferencia de la Casa Blanca sobre el Envejecimiento y se recomendó la creación del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés). Antes de su llegada, la investigación se financiaba a través del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH). Aunque el presidente Richard Nixon vetó el proyecto de ley que creaba el NIA, en 1973, un año más tarde, el Congreso otorgó la autoridad para su formación, lo que proporcionaría liderazgo en la investigación sobre el envejecimiento, la capacitación, la difusión de información sobre la salud y otros programas relevantes para la longevidad y las personas mayores”.

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Para 1970, la única intervención médica conocida que aumentaba la esperanza de vida era la restricción calórica (RC), que había sido descubierta por el Dr. McCay, de la Universidad de Cornell, y que fue descrita, en 1935, en ‘The Journal of Nutrition’.

Décadas detrás del 'elixir' de la eterna juventud.

Ha llovido mucho desde entonces y han sido décadas de investigación las que han demostrado que los límites en la ingesta de calorías por parte de moscas, gusanos y ratones pueden mejorar la vida útil en condiciones de laboratorio. Pero aún no estaba claro si comer menos tiene el mismo efecto en humanos.

El nuevo trabajo de Yale confirma, como hemos comentado previamente, los beneficios para la salud de las restricciones calóricas moderadas en humanos e identifica una proteína clave que podría aprovecharse para mejorar nuestra salud.

CALERIE es el primer estudio controlado de restricción calórica en humanos sanos. Para él, los investigadores primero establecieron la ingesta de calorías de referencia (1.800) entre más de 200 participantes del estudio.

Luego, pidieron a una parte de ellos que redujeran su ingesta en un 14%, mientras que el resto seguía comiendo como de costumbre, y analizaron los efectos a largo plazo en la salud de esta disminución durante los siguientes dos años.

"El objetivo general del ensayo clínico era ver si la RC es tan beneficiosa para los humanos como para los animales de laboratorio", comenta Vishwa Deep Dixit, autor principal del estudio. Y añade: "Y sí, es así. Hemos comprobado específicamente que conduce a una mejor salud, a través de la reducción en la inflamación y el refuerzo de las defensas".

"Porque sabemos que la inflamación crónica es un desencadenante importante de muchas enfermedades crónicas y, por lo tanto, tiene un efecto negativo en la duración de la vida", asevera el Dr. Dixit.

"Y aquí nos preguntamos qué está haciendo la RC a los sistemas inmunitario y metabólico, y si es realmente beneficiosa. ¿Cómo podemos aprovechar las vías endógenas que imitan sus efectos en los humanos?", apostilla.

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Fue entonces cuando comenzaron a analizar el timo, una glándula que se encuentra sobre el corazón y produce células T, un tipo de glóbulo blanco y una parte esencial del sistema inmunológico.

La glándula que envejece deprisa

El timo envejece a un ritmo más rápido que otros órganos. "Cuando alcanzamos los 40 años, el 70% de él ya es graso y no funciona. Y a medida que se celebran cumpleaños, produce menos células T. Esa es una de las razones por las que las personas mayores corren un mayor riesgo de enfermar por patógenos".

"El hecho de que el timo pueda rejuvenecerse es sorprendente porque hay muy poca evidencia de que esto pueda suceder en humanos"

Para el estudio, el equipo de investigación utilizó imágenes por resonancia magnética (RM) para determinar si había diferencias funcionales entre las glándulas del timo de quienes restringían las calorías y de los que no.

Descubrieron que las glándulas del timo en los participantes con una ingesta calórica limitada tenían menos grasa y un mayor volumen funcional después de dos años de comer menos, lo que significa que estaban produciendo más células T que al comienzo del estudio. Pero los participantes que no redujeron su ingesta no tuvieron cambios en el citado volumen funcional.

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"El hecho de que este órgano pueda rejuvenecerse es, desde mi punto de vista, sorprendente porque hay muy poca evidencia de que esto pueda suceder en humanos", afirma el investigador de Yale. Y comenta: "Que esto sea posible es muy emocionante".

Más adelante

Dado el 'gran impacto' en el timo, los científicos esperaban encontrar también efectos en las células inmunitarias. Cambios que podrían ser la base de los beneficios generales de la RC.

Pero cuando secuenciaron los genes en esas células, encontraron que no se produjeron transformaciones en la expresión génica después de dos años de restricción calórica.

Esta observación requirió que los investigadores observaran más de cerca, lo que reveló un hallazgo sorprendente: "Resulta que la acción estaba realmente en el microambiente del tejido, no en las células T de la sangre", determina el Dr. Dixit.

Él y su equipo habían estudiado el tejido adiposo, o grasa corporal, de los participantes sometidos a restricción calórica en tres momentos: al comienzo del estudio, después de un año y tras dos. La grasa corporal es muy importante porque alberga un sistema inmunológico fortalecido. Hay varios tipos de células inmunes en ella y cuando se activan de manera 'agresiva', se convierten en una fuente de inflamación.

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"Encontramos cambios notables en la expresión génica del tejido adiposo después de un año y se mantuvieron durante el segundo. Esto reveló que algunos genes que están implicados en la prolongación de la vida en animales también son objetivos únicos que imitan que la RC puede mejorar la respuesta metabólica y antiinflamatoria en humanos", indican los investigadores.

La clave

Al reconocer esto, se propusieron ver si alguno de los genes que identificaron en su análisis podría estar impulsando otros efectos beneficiosos. Y se concentraron en el gen de PLA2G7, o acetilhidrolasa del factor activador de plaquetas del grupo VII A, que es uno de los genes significativamente inhibidos después de la RC. PLA2G7 es una proteína producida por células inmunitarias conocidas como macrófagos.

Este cambio en la expresión del gen PLA2G7, observado en los participantes que limitaban su consumo de calorías, sugirió que la proteína podría estar relacionada con los efectos de la restricción calórica. Para comprenderla mejor, los investigadores también rastrearon lo que sucedía cuando se redujo la misma en ratones, en un experimento de laboratorio.

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"Descubrimos que la disminución de PLA2G7 en animales produjo beneficios similares a los que vimos con la restricción calórica en humanos", comenta Olga Spadaro, coautora principal del estudio. Específicamente, las glándulas del timo de estos ratones funcionaron durante más tiempo: estaban protegidos del aumento de peso inducido por la dieta y del efecto de inflamación que se relaciona con la edad.

Estas consecuencias ocurrieron porque PLA2G7 se dirige a un mecanismo específico de inflamación llamado inflamasoma NLRP3, tal y como establece el estudio. La reducción de la proteína protege a los que envejecen de la inflamación.

"Estos hallazgos demuestran que PLA2G7 es uno de los impulsores de los efectos de la restricción calórica. Identificar estos impulsores nos ayuda a comprender cómo el sistema metabólico y el sistema inmunitario se comunican entre sí, lo que puede indicarnos objetivos potenciales que pueden mejorar la función inmunitaria, reducir la inflamación y, potencialmente, incluso mejorar la vida saludable".

Puede que el secreto de la eterna juventud esté al alcance de la mano: comer menos para vivir más y mejor. No es la primera vez, ni será la última, que desde Salud+Alimente hablamos de los efectos de la restricción calórica en la salud y en la prolongación de la vida.

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