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Estos son los polifenoles de la dieta que mejor protegen del alzhéimer
  1. Bienestar
Enfermedades neurodegenerativas

Estos son los polifenoles de la dieta que mejor protegen del alzhéimer

Son compuestos que revalidan sus propiedades neuroprotectoras en numerosos trabajos científicos. Muchos de ellos se encuentran en alimentos que consumimos todos los días

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Las enfermedades neurodegenerativas son un cajón de sastre en el que caben desde el alzhéimer y el párkinson a otras menos frecuentes, aunque también conocidas, como la esclerosis lateral, el huntington y muchas otras que pertenecen a las llamadas enfermedades raras. La característica común es, como destaca la Fundación Cien (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas), que son incurables y, en la mayoría, se ignora su causa.

Además, la cosa no pinta bien, porque cada vez vivimos más y el envejecimiento es el mayor responsable del deterioro cognitivo. Por ello, algunos países, entre ellos España, han desarrollado planes estratégicos frente a las enfermedades neurodegenerativas.

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De momento, la mejor opción es intentar prevenirlas y, para este propósito, el ejercicio físico y la alimentación son unos aliados inmejorables.

Desde hace un tiempo, los polifenoles están en el foco de atención de la ciencia porque se asocian a un mejor estado cognitivo y existe abundante literatura que respalda ese papel neuroprotector.

Un equipo de científicos italianos ha llevado a cabo una minuciosa revisión de los estudios sobre el efecto que tienen estos compuestos en el sistema nervioso y la principal conclusión es que, efectivamente, los polifenoles de la dieta mejoran las capacidades mentales. ¿Cómo lo consiguen? Disminuyendo la inflamación crónica y reduciendo la formación de radicales libres (gracias a su efecto antioxidante). Además, la capacidad de los ácidos fenólicos de acumularse en el cerebro los convierte en potenciales fármacos, aunque para llegar a eso todavía falta más investigación en humanos.

Así actúan

El equipo liderado por Giuseppe Caruso detalla que los ácidos fenólicos evitan la formación de las placas de amiloide (relacionadas con la enfermedad de Alzheimer), tienen propiedades antiagregantes (evitan la formación de coágulos sanguíneos) e impiden los acúmulos de proteínas implicadas en el párkinson o en la demencia de los cuerpos de Lewy (la segunda demencia más frecuente, detrás del alzhéimer).

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El mensaje está claro, pero identificar a primera vista qué alimentos pueden ayudarnos es más complejo porque, como destacan los investigadores, el grupo de los polifenoles es muy amplio, e incluye flavonoides, antocianinas e isoflavonas, que se encuentran mayoritariamente en las frutas y verduras. También son polifenoles el resveratrol, la oleuropeína y la curcumina. Y por si esto no fuera suficiente, hay que tener en cuenta ciertos ácidos (como el gálico o el protocatéquico).

Haciendo un ejercicio de concreción, los principales alimentos que nos proporcionan esos polifenoles que actúan como ‘escudos protectores’ de nuestro cerebro son: el café, el té, el vino tinto y el aceite de oliva.

Una taza diaria de té verde reduce un 6% el riesgo de deterioro cognitivo

Un metaanálisis publicado en 'Epidemiology and Psychiatric Sciences' revela que la ingesta moderada de alcohol (inferior a 11 g/día, lo que equivale a una copa de vino o un tercio de cerveza) y café (<2,8 tazas al día) se asocia con un menor riesgo de déficit cognitivo. Este mismo estudio apunta que existe una relación inversa entre el consumo de té verde y el deterioro cognitivo (una taza de té al día reduce un 6% el riesgo de deterioro cognitivo).

Guía práctica

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Los polifenoles, y los alimentos, que no pueden faltar en nuestra dieta para mantener en forma nuestro cerebro son:

  1. Ácido cafeico: está presente en el café. Ejerce efectos neuroprotectores a través de la modulación de la neuroinflamación y el estrés oxidativo.
  2. Ácido clorogénico: se encuentra en el café verde, la alcachofa y la canela. Tiene poder neuroprotector y antiinflamatorio frente al virus del herpes simple; es un antidepresivo y promueve la liberación de serotonina. Además, también ayuda a quemar las grasas y a regular los niveles de colesterol.
  3. Ácido ferúlico: se encuentra en hortalizas, leguminosas, piña y avena. Su actividad neuroprotectora depende a menuda de la combinación de sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. En ratones se ha comprobado que tienen un papel clave en los trastornos del estado de ánimo.
  4. Ácido gálico: arándanos, manzanas y nueces contienen este polifenol. Puede ser eficaz contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad y la enfermedad, debido a su efecto antioxidante, antiinflamatorio y neuroprotector.
  5. Ácido rosmarínico: lo contienen hierbas como orégano, romero, salvia y albahaca. En animales con epilepsia se ha encontrado que disminuye los niveles de radicales libres y las convulsiones.
  6. Ácido acetilsalicílico: más conocido como aspirina, su actividad neuroprotectora se ha confirmado en ratas a través del descenso de los marcadores de neuroinflamación.
  7. Ácido tánico: café, cacao, té y vino tinto son fuentes de este compuesto. La capacidad del ácido tánico para modular positivamente los déficits conductuales y la neurodegeneración se ha demostrado en un modelo de ratas con un infarto cerebral.
  8. Ácido p-cumaríco: está presente en muchos vegetales. A sus efectos neuroprotectores se suman los antibacterianos.
  9. Ácido sinápico: se encuentra en hierbas, bayas, semillas oleaginosas y cereales. Se ha demostrado que ejerce una actividad neuroprotectora en diferentes modelos animales de trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer y el párkinson.
  10. Aldehído cinámico: es el responsable del sabor y olor característicos de la canela. Los experimentos en animales han demostrado que reduce la ansiedad.

Las enfermedades neurodegenerativas son un cajón de sastre en el que caben desde el alzhéimer y el párkinson a otras menos frecuentes, aunque también conocidas, como la esclerosis lateral, el huntington y muchas otras que pertenecen a las llamadas enfermedades raras. La característica común es, como destaca la Fundación Cien (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas), que son incurables y, en la mayoría, se ignora su causa.

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