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Infarto y párkinson: la extraña relación que ha encontrado un nuevo estudio
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Riesgo a largo plazo

Infarto y párkinson: la extraña relación que ha encontrado un nuevo estudio

Los supervivientes de un ataque al corazón pueden ser menos propensos a desarrollar esta enfermedad degenerativa, según una investigación que ha recopilado datos de alrededor de 182.000 pacientes

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Las personas que han sufrido un ataque al corazón pueden ser ligeramente menos propensas que la población general a desarrollar la enfermedad de Parkinson, según una nueva investigación publicada en el 'Journal of the American Heart Association'.

El párkinson es un trastorno cerebral caracterizado por la pérdida progresiva del movimiento físico, incluyendo temblores, habla lenta o arrastrada, y/o rigidez o rango limitado de movimiento para caminar y otras actividades físicas. No tiene cura y se asocia a cambios de comportamiento, depresión, pérdida de memoria y fatiga.

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El parkinsonismo secundario, que presenta síntomas similares a los de esta enfermedad degenerativa, puede estar causado por un accidente cerebrovascular, medicamentos psiquiátricos o cardiovasculares, u otras enfermedades.

"Hemos encontrado previamente que, después de un ataque al corazón, el riesgo de complicaciones neurovasculares como el accidente cerebrovascular isquémico (accidente cerebrovascular causado por un coágulo) o la demencia vascular es notablemente mayor, por lo que el hallazgo de un menor riesgo de párkinson fue algo sorprendente", explica el autor principal del estudio, Jens Sundboll, doctor en los departamentos de epidemiología clínica y cardiología en el Hospital Universitario de Aarhus (Dinamarca).

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Según resalta, "estos hallazgos indican que el riesgo de párkinson no aumenta, al menos, después de un infarto y no debería ser una preocupación para los pacientes o un enfoque preventivo para los médicos en el seguimiento".

Reconoce que "no se sabe si esta relación inversa con el riesgo de la enfermedad se extiende a las personas que han tenido este evento cardiaco. Por lo tanto, examinamos el riesgo a largo plazo de párkinson y el parkinsonismo secundario entre los supervivientes de un ataque al corazón", apunta.

182.000 pacientes evaluados

Los investigadores estudiaron los registros de salud del Servicio Nacional de Salud de Dinamarca. Compararon el riesgo de la enfermedad y el parkinsonismo secundario entre unos 182.000 pacientes que tuvieron un primer ataque al corazón entre 1995 y 2016 (edad media de 71 años, siendo el 62% hombres) y más de 909.000 controles emparejados por edad, sexo y año de diagnóstico del infarto. Los resultados se ajustaron a una variedad de factores que se sabe que influyen en el riesgo de infarto o de párkinson.

A lo largo de un seguimiento continuo máximo de 21 años, después de ajustar una amplia gama de posibles factores de confusión, el análisis encontró que, en comparación con el grupo de control había un 20% menos de riesgo de padecer la enfermedad entre las personas que habían sufrido un ataque al corazón y un 28% menos de riesgo de parkinsonismo secundario entre los que tuvieron un infarto.

Foto: El fútbol, un derroche de pasión. (EFE)

"Para los médicos que tratan a los pacientes después de un ataque al corazón, estos resultados indican que la rehabilitación cardiaca debe centrarse en la prevención del accidente cerebrovascular isquémico, la demencia vascular y otras enfermedades cardiovasculares como un nuevo ataque al corazón y la insuficiencia cardiaca, ya que el riesgo de párkinson parece disminuir en estos pacientes, en comparación con la población general", recomienda Sundboll.

El infarto y el párkinson comparten ciertos factores de riesgo, encontrándose un mayor riesgo entre los hombres mayores y un menor riesgo entre las personas que beben más café y son más activas físicamente. Sin embargo, es interesante que algunos factores de riesgo clásicos para un ataque al corazón –como el tabaquismo, el colesterol alto, la presión arterial alta y la diabetes de tipo 2– están asociados con un menor riesgo de esta patología degenerativa.

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En general, un mayor número de pacientes que han sufrido un ataque al corazón fuman y tienen el colesterol elevado, lo que podría explicar el riesgo ligeramente reducido de padecer párkinson entre los supervivientes de un evento coronario.

"Hay muy pocas enfermedades en este mundo en las que fumar disminuye el riesgo: la enfermedad de Parkinson es una y la colitis ulcerosa es otra. Fumar aumenta el riesgo de las enfermedades más comunes, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las pulmonares, y definitivamente no es bueno para la salud", señala Sundboll.

Las personas que han sufrido un ataque al corazón pueden ser ligeramente menos propensas que la población general a desarrollar la enfermedad de Parkinson, según una nueva investigación publicada en el 'Journal of the American Heart Association'.

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