El nuevo tratamiento para la obesidad y las enfermedades cardiovasculares
Cada vez queda más patente que la ciencia se ha propuesto firmemente combatir las otras pandemias silentes del siglo XXI: la obesidad y el colesterol. Ahora se ha desarrollado con éxito un innovador inhibidor que promete
Cada vez queda más patente que la ciencia se ha propuesto firmemente combatir las otras pandemias silentes del siglo XIX: la obesidad y el colesterol.
La propia Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) apunta: "Todos los años vemos en los diferentes medios de comunicación noticias sobre nuevos virus que contagian a miles de personas creando crisis sanitarias importantes, como por ejemplo el ébola, la gripe A, el SARS y, por último, el nuevo coronavirus covid-19, que estamos sufriendo ahora mismo en todo el mundo. Estas noticias, por pequeño que sea el brote, enseguida se viralizan y causan un temor enorme en la población”.
Estos virus tienen "un gran potencial para dañar la salud de las personas y dañar la economía de los países, pero hay otra pandemia invisible en nuestras sociedades que posiblemente sea mucho más dañina que todos ellos. La obesidad, la gran pandemia del siglo XXI. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva mucho tiempo avisando de los problemas para la salud, y con un pronóstico totalmente negativo para el conjunto del planeta", insiste la institución.
Llega un nuevo inhibidor
Ahora las buenas nuevas. Un equipo de investigación interdisciplinario de la Universidad de Texas en San Antonio (EEUU) ha desarrollado con éxito un inhibidor innovador que se muestra prometedor en la lucha contra la obesidad y la prevención potencial de enfermedades del corazón.
Francis Yoshimoto, profesor asistente en el Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de UTSA, dirige un equipo que ha desarrollado un medicamento contra la obesidad que bloquea los efectos del citocromo P450 8B1, la enzima relacionada con la absorción del colesterol y el exceso de peso. Yoshimoto colaboró con Eunhee Chung, profesora asociada en el Departamento de Kinesiología de la Facultad de Salud, Comunidad y Políticas de UTSA para probar el nuevo fármaco. Después de diseñarlo y sintetizarlo, Yoshimoto envió muestras de prueba al laboratorio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, donde se están investigando los efectos de los compuestos bioactivos (sustancias químicas que se encuentran en pequeñas cantidades de plantas y ciertos alimentos) y cómo se puede utilizar el ejercicio para tratar la obesidad y los trastornos metabólicos asociados. Los hallazgos se han publicado en la revista científica 'Steroids'.
"Este sueño se está convirtiendo en realidad, ya que hemos desarrollado una pequeña molécula que puede usarse para combatir la obesidad"
"Al crecer, soñaba con ayudar a los miembros de mi familia, que sufrían de obesidad, enfermedades cardiacas y otras afecciones", afirma Yoshimoto. "Ahora se está convirtiendo en una realidad, ya que hemos desarrollado una pequeña molécula que puede usarse para combatir la obesidad, la gran pandemia del siglo XXI".
"Como fisiólogo del ejercicio, creo sinceramente que el deporte es la mejor medicina para luchar contra las enfermedades no transmisibles", agrega Chung. "Desafortunadamente, la adherencia al mismo es bastante baja y la prevalencia de la obesidad aumenta continuamente. Según los datos prometedores, tengo grandes esperanzas de seguir probando el inhibidor del Dr. Yoshimoto", determina.
Cómo es
El medicamento de UTSA tiene el potencial de detener la actividad de P450 8B1, la enzima que crea ácido cólico en el cuerpo. Esta inhibición, a su vez, disminuye la absorción de colesterol. Este proceso puede ser la clave para tratar los trastornos metabólicos asociados con la obesidad y otras enfermedades relacionadas con la misma, como son las cardiacas y la diabetes.
La investigación del equipo incluyó el tratamiento de ratones con el fármaco inhibidor durante siete días. El resultado fue una disminución en los niveles de glucosa en la sangre, a pesar de haber sido alimentados con una dieta alta en grasas y sacarosa, sin afectar su peso corporal. Los resultados demuestran cómo un inhibidor de P450 8B1 podría conducir a un perfil metabólico más saludable y su potencial podría encaminar al desarrollo de una estrategia terapéutica para tratar la resistencia a la insulina asociada a la obesidad.
"Estos resultados muestran cómo nuestra investigación en química sintética puede contribuir significativamente al bienestar de la sociedad al tratar la obesidad y las enfermedades del corazón", dice Yoshimoto.
El debate
En declaraciones a El Confidencial, el Dr. Domingo Carrera, médico internista especializado en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), define "que se trata de un estudio muy interesante que podría aportar una herramienta nueva para tratar la obesidad y la dislipidemia asociada. Hay que ver cómo van las pruebas en humanos, ya que muchas veces no dan el mismo resultado. En otros intentos de moléculas que utilizan rutas metabólicas al final han fracasado porque es muy difícil en humanos hacer una molécula tan específica que solo actúe en la ruta metabólica deseada y no en otras. El citocromo P450 es una que interviene en otras rutas metabólicas también y si no es tan específico el producto para actuar en la síntesis de colesterol y el acúmulo de grasa puede dar efectos secundarios graves, como ha pasado en otras ocasiones con otros productos".
E insiste: "El grupo citocromo P450 es de proteínas con capacidad enzimática que intervienen en la síntesis de hormonas, ácidos grasos, otras sustancias y en la metabolización de medicamentos. Este inhibidor bloquea la formación de ácido cólico, que es el sustrato necesario para fabricar colesterol, estrógenos y testosterona. Al bloquearlo se inhibe la síntesis de colesterol y otras grasas que se acumulan en el adipocito. Entonces, si es muy selectivo en esta función, podría disminuir la fabricación interna de colesterol y de grasas de depósito en la célula grasa, disminuyendo los niveles de colesterol y haciendo que menos grasa se acumule en el tejido y se termine eliminando en la orina, previniendo el sobrepeso y la obesidad y disminuyendo el colesterol endógeno".
Documenta además: "Esta vía enzimática es responsable en gran medida de la fabricación de colesterol en el cuerpo, así como producción de grasa de depósito, las cuales también están reguladas por la insulina. Al bloquear esta vía metabólica se fabricaría menos colesterol endógeno (gran responsable de tener altos niveles de colesterol en sangre) y menos grasas tipo triglicérido, que son las que se acumulan en hígado y tejido graso dando lugar al sobrepeso y obesidad, además de regular la secreción de insulina, muy relacionada con el aumento o disminución de peso".
La clave
Podría ser "una solución para bajar los niveles de colesterol en sangre al fabricar el cuerpo menos colesterol endógeno y podría hacer que se fabrique menos grasa de depósito que se acumula en el hígado y tejido graso previniendo la obesidad. Si funciona muy bien, estos efectos los produciría a pesar de la ingesta de grasas saturadas y azúcares. También regularía los niveles de insulina y glucosa, lo que contribuiría a tener menos sensación de hambre y más saciedad", sostiene el experto.
Y agrega: "Se reduce la ingesta de grasas en general y grasas saturadas en particular. También se disminuye o elimina la ingesta de azúcares, sobre todo refinados. Se recomienda ejercicio cardiovascular para elevar el nivel de colesterol HDL. Es también aceptable tomar de acidos omega-3 para elevar el HDL en forma de suplementos y/o a través de alimentos ricos en ellos (aceite de oliva, pescado azul graso, frutos secos, aguacate, etc). También se usan hipolipemiantes naturales como la monacolina K o levadura de arroz rojo. Se puede usar el Orlistat para bajar colesterol y ayudar a perder grasa del cuerpo y peso en general. Y si no es suficiente y el paciente tiene alto riesgo cardiovascular, recurriremos a las estatinas sintéticas, específicas para bajar el colesterol".
Cada vez queda más patente que la ciencia se ha propuesto firmemente combatir las otras pandemias silentes del siglo XIX: la obesidad y el colesterol.