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El estrés y el dolor crónico aumentan las memorias falsas y distorsionan la realidad
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SEGÚN VARIOS ESTUDIOS

El estrés y el dolor crónico aumentan las memorias falsas y distorsionan la realidad

Cuando se trata de afecciones relacionadas con factores cerebrales y psicológicos de la angustia emocional, no es fácil comprender el vínculo que existe entre ellos

Foto: Foto: Unsplash/@elisa_ventur.
Foto: Unsplash/@elisa_ventur.

El dolor se define como una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial. Este mecanismo puede estar, por lo tanto, desencadenado por una enfermedad o por una situación de estrés.

La angustia emocional podría ser la base del dolor en la memoria

Por su parte, el estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que hacen que nuestro organismo se prepare para pasar a la acción y poder enfrentarse a las distintas situaciones que vivimos diariamente. Cuando este estado se vuelve crónico, tal y como demuestran numerosos estudios, nuestro cuerpo empieza a fallar: las hormonas sufren alteraciones, se acelera el ritmo cardiaco y se reflejan perturbaciones en la memoria.

Estas respuestas neuronales y endocrinas, alteradas también, pueden desencadenar el dolor como síntoma, y en algunos casos se vuelve crónico. Es la manera en la que el cuerpo avisa, manda señales de dolor cuando algo no funciona bien. Y viceversa. Los trastornos del dolor también pueden provocar episodios de estrés. Esta angustia emocional podría ser la base de los impactos negativos del dolor en la memoria.

¿Cómo afecta a la memoria al dolor cotidiano?

Las personas con dolor muestran déficit en la memoria y en los procesos cognitivos de retención y manipulación de la información, como demuestra un estudio de la Universidad de Miami. Las conclusiones arrojan que el rendimiento del trabajo en las personas con dolor se resiente y es significativamente menor.

Otro estudio llevado a cabo por la University of Alberta, en Edmonton (Canadá), afirma que el dolor crónico interrumpe la atención, interrupción que puede provocar un deterioro funcional significativo, afectar directamente a la memoria y provocar una disminución de la calidad de vida.

Foto: Foto: iStock.

Si bien el dolor crónico y su relación con la memoria están demostrados, cuando se trata de un dolor relacionado con los factores cerebrales y psicológicos por angustia emocional, no es fácil de comprender, aunque afecte igual a la memoria del individuo. Cuando esta se ve afectada, el individuo forma un recuerdo deficiente. Puede ser que el cerebro reactive la memoria en una situación similar y luego la actualice de la misma manera, creando así un falso recuerdo.

Estos déficits de memoria interfieren en el normal funcionamiento de los pacientes con dolor y son una fuente importante de malestar. Les impiden dedicarse a tareas que requieren concentración, como por ejemplo la lectura o simplemente ver la televisión. Estos problemas de concentración y memoria también se asocian a conflictos más frecuentes en el hogar, altos grados de ansiedad, síntomas de depresión e irritabilidad y, en definitiva, a una menor satisfacción con la vida social.

Distinguir la memoria y lo pasado de la realidad actual

Todas las experiencias que tienen un impacto emocional se recuerdan con facilidad: ni las tragedias ni las alegrías se olvidan. En esas circunstancias, la glándula suprarrenal produce adrenalina y cortisol. Son las llamadas 'hormonas del estrés' y el recuerdo queda mejor implantado en nuestra memoria.

El cerebro tiene un mecanismo de autocompletado para perfeccionar los recuerdos

Pero hay muchos recuerdos que no dejan tanta huella. Así, en ocasiones se crean algunos falsos resultado de los esfuerzos del cerebro por actualizar o editar aquellos pobremente formados utilizando información incorrecta que ha procesado mucho después de que se produjeran, incluso con información del momento actual del individuo. También hay que tener en cuenta que la memoria humana es muy susceptible a las influencias sociales y se pueden generar en el cerebro errores de memoria inducidos por los recuerdos de otros, como demuestran algunos autores como Micah G Edelson.

Todavía no está claro cómo el cerebro humano es capaz de recuperar un rastro de memoria de experiencias pasadas después de recibir una simple señal de recordatorio. Una investigación llevada a cabo por científicos de las universidades de Birmingham y Bonn ha descubierto que el cerebro tiene un mecanismo de autocompletado para perfeccionar los recuerdos, añadiendo sensaciones imaginarias que den más realismo a la experiencia. El hipocampo y la corteza entorrinal se encargan de fabricarnos esta ilusión.

placeholder Foto: Unsplash/@javaistan.
Foto: Unsplash/@javaistan.

Además, existe un fenómeno conocido con el nombre del 'olvido motivado': participamos activamente en el olvido de algunos sucesos, especialmente los de naturaleza traumática o perturbadora, para tratar de evitar o minimizar el impacto emocional negativo que puedan tener en nuestro día a día esos malos recuerdos.

El dolor se define como una experiencia sensorial o emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial. Este mecanismo puede estar, por lo tanto, desencadenado por una enfermedad o por una situación de estrés.

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