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Al descubierto los mecanismos por los que el ejercicio beneficia al cerebro
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Nuevas evidencias

Al descubierto los mecanismos por los que el ejercicio beneficia al cerebro

Los datos de una nueva investigación constatan que la actividad física a partir de la mediana edad contribuye a elevar la materia gris y mantener la integridad de la sustancia blanca, lo que reduce el riesgo de demencia y alzhéimer

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No es la primera vez que desde esta sección hemos adelantado lo importante que es hacer ejercicio para mantener una buena salud física y mental. De sobra lo sabemos, ya que la actividad física es fundamental para prevenir el envejecimiento patológico y la demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Dos científicos de la Universidad de California (EEUU) lo han documentado en un trabajo recogido en ‘Lancet Neurology’.

Se suman a sus evidencias los ensayos en aumento que certifican que los adultos mayores que se vuelcan en la práctica de una mayor cantidad de actividad física tienen una mayor integridad cerebral, lo que incluye el aumento del volumen de materia gris y del metabolismo de la glucosa cerebral, el ‘combustible de las neuronas' y, mejor aún, carga amiloide reducida, la proteína que se fabrica en el hígado y que se esconde detrás de la neurodegeneración.

Foto: Foto: Unsplash/@doviterm. Opinión

Es importante valorar que, en la actualidad, alrededor de 33,9 millones de personas en todo el mundo tienen alzhéimer, y se espera que su prevalencia se triplique en los próximos 40 años. Pero sabemos también que existen ‘siete jinetes del apocalipsis’ que se pueden modificar para impedir caer en el olvido: diabetes, hipertensión en la mediana edad, obesidad también en ese tramo, tabaquismo, depresión, inactividad cognitiva o bajo nivel educativo e inactividad física.

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Solo con reducir estos factores de riesgo podría disminuir la probabilidad de desarrollar el mencionado tipo de demencia entre un 10% y un 25%. Ahora llega una nueva investigación que respalda, de nuevo, al ejercicio como la herramienta capaz de contribuir a tener menos probabilidades de llegar a padecerla.

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En declaraciones a El Confidencial, su investigadora principal, Géraldine Poisnel, de la Unidad INSERM-EFS de la Universidad Caen de Normandía, reconoce: “Este estudio tiene implicaciones para comprender cómo la actividad física afecta la salud del cerebro y puede ayudar con el desarrollo de estrategias para prevenir o al menos retrasar el deterioro cerebral relacionado con la edad”.

E insiste: “Los mecanismos de acción de la misma sobre el cerebro no se comprenden completamente. Los estudios en animales sugieren que puede tener efectos neuronales directos, como el aumento de la neurogénesis (proceso por el cual se forman nuevas neuronas en el cerebro), la supervivencia celular, la expresión de factores neurotróficos y la plasticidad sináptica. Los ensayos en humanos también proponen efectos indirectos de la actividad física a través de una reducción de los factores de riesgo cardiovascular”.

"Nuestro objetivo fue evaluar si los factores de riesgo cardiovascular median en la asociación entre la actividad física y los marcadores de integridad cerebral en adultos mayores”

En el trabajo, nuestro objetivo fue “evaluar si los factores de riesgo cardiovascular median en la asociación entre la actividad física y los marcadores de integridad cerebral en adultos mayores”, determina la experta.

Age-Well

Para ello recurrieron a los participantes del estudio Age-Well, del Instituto Mather (Illinois, EEUU). Es la única investigación longitudinal en la que se mide la salud y el bienestar cognitivo, físico y psicosocial de los residentes. Se lleva a cabo con encuestas realizadas anualmente durante cinco años. En la primera de ellas, los participantes se compararon con una muestra demográficamente similar extraída del Estudio de Salud y Jubilación (HRS), realizado por la Universidad de Míchigan. En la segunda, los investigadores observaron más de cerca la salud y el bienestar de los participantes, mientras que en la tercera evaluaron la felicidad y la satisfacción con la vida. La última ha analizado las respuestas de 3.441 residentes sobre el estrés y la resiliencia al covid-19.

Las nuevas evidencias

En el trabajo de 'Neurology' se recogen los datos de participantes que se sometieron, al inicio del estudio, a un examen físico, cuestionario de actividad, recogida de factores de riesgo cardiovascular, presión arterial sistólica, índice de masa corporal (IMC). También documentaron si fumaban, los niveles del colesterol total y del HDL (el bueno), así como pruebas de imagen (tanto resonancia magnética como tomografía por emisión de positrones, PET).

Se realizaron regresiones múltiples para evaluar la asociación, entre la actividad física, factores de riesgo cardiovascular y neuroimagen. Todo ello incluyó a 134 adultos mayores (más de 65 años) sin deterioro cognitivo. Cuanto más alta era la actividad física, más volumen de materia gris (GM, por sus siglas en inglés), metabolismo de la glucosa cerebral e integridad de la sustancia blanca.

Los científicos defienden que “la asociación entre actividad física y volumen de GM está mediada por cambios en la insulina y el IMC. Por el contrario, en la asociación con glucosa cerebral, el metabolismo parece ser independiente de los factores de riesgo cardiovascular”. Y agregan: “Los adultos mayores que practican a menudo actividad física obtienen beneficios cardiovasculares, a través del mantenimiento de un IMC e insulina más bajos, lo que resulta en una mayor integridad estructural del cerebro".

Este estudio, explican, "tiene fuertes implicaciones, ya que comprender cómo la actividad física afecta la salud del cerebro puede ayudar a desarrollar estrategias para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo relacionado con la edad".

Foto: El presidente Adolfo Suárez, durante una acto oficial en Madrid. (EFE)

La Dra. Poisnel reconoce que “actualmente, el objetivo de nuestros proyectos es proporcionar una visión global de los vínculos entre los biomarcadores sanguíneos de la salud global o el envejecimiento y el estilo de vida normal y patológico, los factores psicoafectivos y los marcadores cognitivos y cerebrales del envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer en adultos mayores, y evaluar las implicaciones potenciales de la salud mental en procesos de envejecimiento”.

No es la primera vez que desde esta sección hemos adelantado lo importante que es hacer ejercicio para mantener una buena salud física y mental. De sobra lo sabemos, ya que la actividad física es fundamental para prevenir el envejecimiento patológico y la demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Dos científicos de la Universidad de California (EEUU) lo han documentado en un trabajo recogido en ‘Lancet Neurology’.

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