La dieta nórdica: una dura competencia para nuestra gran dieta mediterránea

Hablamos de la dieta nórdica, que guarda muchas similitudes con la mediterránea. Sin embargo, existe una gran diferencia: el tipo de grasa principal utilizada. Mientras la mediterránea usa el aceite de oliva como pilar fundamental, la nórdica se decanta por el aceite de colza.

Pero hay más 'distancias' entre una y otra. Las evidencias científicas de la dieta nórdica, tal y como publica ‘The American Journal of Clinical Nutrition’, ponen a su favor su capacidad para hacer perder peso, entre otras ventajas.

Es sostenible y saludable

Este régimen en auge fue creado en 2004 por un grupo de nutricionistas, científicos y chefs que buscaban abordar las crecientes tasas de obesidad y las prácticas agrícolas insostenibles en los países nórdicos.

Desde una perspectiva medioambiental, puede ser una muy buena opción, ya que hace hincapié en los alimentos de origen local y cultivados de forma sostenible. Además, en comparación con una dieta occidental promedio, contiene menos azúcar y grasa, pero el doble de fibra y mariscos, como documenta un ensayo de ‘Food & Nutrition’.

También hace hincapié en los alimentos tradicionales, sostenibles y de origen local, con especial énfasis en los que se consideran saludables. De esta forma, se deben tomar con frecuencia: frutas, bayas, vegetales, legumbres, patatas, granos integrales, nueces, semillas, pan de centeno, pescado, mariscos, productos lácteos bajos en grasa, hierbas, especias y aceite de colza.

Por el contrario, invita a comer con moderación carnes de caza, huevos de gallinas camperas, quesos y yogures. Se trata, además, de comer de manera poco frecuente otras carnes rojas y grasas animales.

Nórdica vs. mediterránea, con similitudes

Si hablamos de diferencias, se debe mencionar la proporción de carbohidratos y proteínas basada en el equilibrio obtenido de la combinación de alimentos con índice glucémico bajo como las frutas y las verduras (elevación más lenta y baja del azúcar en sangre) y alimentos moderadamente altos en proteínas, incluidos los lácteos (sacian más, así que permiten controlar las cantidades).

Más importante aún es el trabajo de ‘Frontiers in Nutrition’, que dice así: “La dieta mediterránea (DM) y la dieta nórdica (ND) comparten más similitudes que diferencias. Ambas se basan en alimentos típicos locales y de temporada, comparten recomendaciones nutricionales similares sustentadas en principios dietéticos centrados en plantas y las dos se orientan hacia la protección ambiental y la sostenibilidad”.

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En cuanto a las distinciones, la publicación señala “la fuente de grasa” como la principal diferencia entre ellas. Y advierten: “Si bien los estudios epidemiológicos longitudinales respaldan la adherencia a la DM como una forma de prevenir enfermedades crónicas, la ND aún necesita más investigaciones de este tipo porque los resultados actuales son discrepantes”.

Los ensayos llevados a cabo hasta la fecha evaluaron la asociación existente entre ambas dietas y su relación con los riesgos de enfermedades crónicas, discapacidad y mortalidad. De esta forma, concluyeron que del mismo modo que la MD beneficia a la salud en la reducción del riesgo a sufrir este tipo de patologías, la ND también podría tener un efecto beneficioso.

En cualquier caso, de todo lo leído, lo más importante no es escoger ni una ni otra dieta, sino seguir un estilo de vida saludable y elegir hábitos de vida beneficiosos para la salud, por lo que también es preciso realizar ejercicio físico de manera regular.