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¿Por qué no exterminamos los piojos de una vez? "Se podría hacer"
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¿Por qué no exterminamos los piojos de una vez? "Se podría hacer"

Son una pesadilla en los colegios, pero también infestan a los adultos. ¿Cuál es el motivo por el que nos limitamos a soportarlos durante generaciones?

Foto: Un piojo en la base del pelo. (iStock)
Un piojo en la base del pelo. (iStock)

Suben las temperaturas, el curso entra en la recta final y vuelven los temidos piojos. Con ellos, cierto grado de histeria colectiva. Los grupos de WhatsApp de padres echan humo y en las cabezas de los pequeños se fijan las miradas escrutadoras. Los recién iniciados en el pruriginoso mundo del 'Pediculus humanus capitis' (que ese es el verdadero nombre de este parásito) se informarán por diferentes fuentes (por supuesto, la primera es el doctor Google) de todos los pasos que hay que seguir para acabar con los piojos, pero pasarán por alto que, con mucha probabilidad, los insectos se resistirán a abandonar el ‘territorio’ conquistado.

Los piojos conviven con el ser humano desde hace 10.000 años, pero ahora aparecen formas más resistentes

Los piojos conviven con los humanos desde hace más de 10.000 años y con el tiempo parece que cogen más fuerza. Muchos piensan que ahora hay una especie mutante de piojos resistentes, una idea que no es disparatada a juicio del biólogo Santiago Merino, del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC y apunta a un gran responsable: “No se están utilizando bien las lociones insecticidas que se emplean para matarlos y poco a poco se están generando resistencias en los piojos (y en las liendres)”, expone a El Confidencial.

Objetivo: ni una liendre

Ángel Sánchez-Covisa, del Departamento de Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, confirma el aumento de piojos resistentes y también apunta al uso excesivo de los pediculicidas como causa principal de la situación; eso no quita para que afirme que “los insecticidas son eficaces”. Detrás de esta afirmación general, apunta un dato relevante, y en el que los usuarios no se fijan: “No todos los productos matan a las liendres; sí eliminan las ninfas (piojos jóvenes) y los adultos, pero las liendres (los huevos) continúan en el pelo”, y a los 4 o 5 días eclosionan y aparecen las ninfas. Y es un volver a empezar.

placeholder Es muy importante pasar la liendrera para acabar con los piojos. (iStock)
Es muy importante pasar la liendrera para acabar con los piojos. (iStock)

En las liendres está la clave de la aparente falta de eficacia de los tratamientos. El ya jubilado profesor de Farmacia recalca que el secreto del éxito es la constancia: “Hay que tratar al infestado con el pediculicida -ahora se utilizan piretrinas de nueva generación– y después lavarle bien la cabeza con agua y jabón. Posteriormente, hay que pasar la liendrera (o un peine con las púas muy juntas) y cepillar el pelo”. Con eso no se puede dar por finalizada la operación y hay que volver a lavar la cabeza con un champú insecticida a la semana siguiente, “para evitar que los huevos que no han sido eliminados den lugar a nuevas larvas”.

Foto: Los piojos "momificados" abren una interesante ventana al pasado (EFE)

Cuando se ven piojos vivos, hay que extender el tratamiento a toda la familia y "padres, hermanos y otros convivientes se tienen que lavar la cabeza con un champú insecticida”, recalca Sánchez-Covisa. Ahora bien, “nunca hay que emplear estos productos de manera preventiva porque lo único que se consigue es favorecer las resistencias”.

Seguir y repetir escrupulosamente estas pautas, insistiendo en retirar las liendres, es obligatorio durante más de 15 días, porque “el ciclo vital del piojo son tres semanas”.

Un negocio rentable

Aunque estamos familiarizados con los piojos de la cabeza -en España, se calcula que hasta el 25% de los escolares los tendrá en algún momento-, lo cierto es que la infestación provoca una cierta estigmatización. La ciencia ha puesto sobre la mesa algunas cifras de este problema. Concretamente, un equipo de dermatólogos de la Facultad de Medicina Mount Sinai de Nueva York publicó un artículo en la revista 'Pediatrics' en el que señalaban que la exclusión de los niños con liendres provoca más de 12 millones de días de escolarización perdidos, absentismo laboral de los padres y ansiedad. Además, “la infección no tratada puede conducir a dificultades del sueño y a escoriaciones, que ocasionalmente pueden sobreinfectarse por 'Staphylococcus aureus' resistente a meticilina (MRSA) o por estreptococo”.

El precio medio del tratamiento en casa es de 50 euros y en los centros especializados en eliminar piojos es de 70 a 100 euros

Tampoco es menor el impacto económico: 240 millones de dólares anuales en productos pediculicidas y, sumando todos los costes, la factura en Estados Unidos supera los mil millones de dólares al año.

En España no hay un estudio similar, pero si se tiene en cuenta que el coste del kit completo (productos, champú, liendrera y gorro) para eliminar los parásitos en casa es de unos 50 euros; y de 70 a 100 euros si se acude a uno de los ‘centros exterminio’ de piojos que han proliferado desde hace unos años en la mayoría de las ciudades, el resultado asciende a unos cuantos cientos de miles de euros.

Una cosa buena

A grandes males, grandes remedios. ¿Es posible exterminar los piojos? Antes de pensar en las opciones sobre cómo hacerlo, es importante saber si este parásito realmente tiene un valor importante en la conservación de los ecosistemas (por ejemplo, si sirve de alimento para otro animal). Santiago Merino despeja la incógnita: “Los piojos, como cualquier otro ser vivo, no es que tengan que cumplir una función concreta, y desde ese punto de vista, sí podríamos exterminarlos, y puede que en la naturaleza no se notara su ausencia. Incluso para los seres humanos podría ser mejor”.

Foto: Un colegio en Atenas. (EFE)

Tal vez, hayamos perdido la oportunidad para llevar a cabo la labor exterminadora que ofreció el confinamiento, con los colegios cerrados. El farmacéutico no lo tiene tan claro, y en lugar de buscar soluciones tajantes aboga por la convivencia. “Creo que vamos a tener que convivir con los piojos siempre; son muy difíciles de erradicar”. Claro que también es cierto que no existe un gran interés en hacerlos desaparecer porque son inofensivos. “El piojo de cabeza es molesto, pero no produce ninguna enfermedad grave. Otra cosa es el piojo del cuerpo, que trasmite rikettsias, borrelia y otras cosas”.

Tal vez, la infestación sirva de estímulo al sistema inmunitario para reducir la posibilidad de desarrollar alguna enfermedad autoinmune

Pero, siendo objetivos, la extinción de una especie animal no es una buena noticia, y todas, hasta la más insignificante, tienen una función. Para el 'Pediculus humanus capitis', el biólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales lanza una hipótesis difícil de imaginar para un lego en la materia: “Tal vez su infestación sirva de estímulo al sistema inmunitario para reducir la posibilidad de desarrollar alguna enfermedad autoinmune. Este sería un papel relevante y está en consonancia con la hipótesis de la higiene”.

El profesor añade que no todas las personas tienen la misma reacción a los 'mordiscos' de los piojos (no pican sino que muerden para alimentarse de la sangre del huésped), incluso "algunas son completamente asintomáticas, aunque tengan la cabeza plagada de liendres, como si fuera caspa", y detrás de esa sensibilidad hay factores inmunitarios.

El mensaje de ese potencial efecto beneficioso de la infestación es atractivo y, quizá, haga que miremos a estos molestos ‘inquilinos de la cabeza’ con otros ojos

Tratamientos naturales

Al margen de las hipótesis anteriores, lo que es indiscutible es que hay que eliminar los piojos. Los cortes drásticos del pelo y aislar a los infestados son costumbres del pasado. En la actualidad, el tratamiento recomendado por los pediatras es permetrina al 1%, aunque en los foros corren todo tipo de propuestas, cuando menos, sorprendentes y de eficacia controvertida:

  • Mayonesa, aceite de oliva, margarina: se utilizan con la creencia de que ahogan a los piojos.
  • Desecación: piojos y liendres desaparecen después de exponerlos durante 30 minutos a una corriente de aire caliente. El tratamiento se hace con una máquina especial. No sirven los secadores de pelo.
  • Eliminación natural: es un método inocuo y eficaz cuando se hace correctamente. Tienen la ventaja de que estrechan las relaciones entre padres e hijos.
  • Liendreras eléctricas: funcionan con pilas y emiten pequeñas descargas eléctricas que matan a los piojos y las liendres. Se deben usar con el pelo seco.
  • Aceites del árbol de té y lavanda: su utilidad carece de evidencia científica.

Suben las temperaturas, el curso entra en la recta final y vuelven los temidos piojos. Con ellos, cierto grado de histeria colectiva. Los grupos de WhatsApp de padres echan humo y en las cabezas de los pequeños se fijan las miradas escrutadoras. Los recién iniciados en el pruriginoso mundo del 'Pediculus humanus capitis' (que ese es el verdadero nombre de este parásito) se informarán por diferentes fuentes (por supuesto, la primera es el doctor Google) de todos los pasos que hay que seguir para acabar con los piojos, pero pasarán por alto que, con mucha probabilidad, los insectos se resistirán a abandonar el ‘territorio’ conquistado.

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