¿Tienes problemas de sueño? Descubre si padeces insomnio y debes acudir a consulta

El insomnio es el trastorno de sueño que se da con mayor frecuencia en la población general. Se trata de una disminución de la capacidad que poseemos para dormir. “Existen diversas formas de presentación, dando lugar a varios tipos del mismo”, según detalla el Instituto Europeo del Sueño

Entre el 25% y el 35% de la población adulta padece insomnio transitorio

El pasado 18 de marzo y con motivo del Día Mundial del Sueño, la propia SEN declaraba: “Hay tres aspectos básicos para determinar si una persona tiene una buena calidad de sueño: la duración, la continuidad y la profundidad. Es decir, si el tiempo dedicado a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay interrupciones en nuestros ciclos de sueño o este no es lo suficientemente profundo para considerarlo restaurador, es que no tenemos una buena calidad de sueño y, por lo tanto, es el momento de visitar a un profesional”, explicaba el Dr. Hernando Pérez Díaz, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

No poder conciliar el sueño o despertarse en plena noche sin lograr volver a dormir les sucede a muchas personas. Según la SEN, entre el 25% y el 35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10% y un 15%, que representan más de cuatro millones de adultos españoles, lo padece de forma crónica. Y las cifras podrían ser más elevadas tras la pandemia, como demuestra un estudio de ‘Psychiatric Research’.

Lo que sabemos de él

El sueño “es un proceso fisiológico de vital importancia para la salud integral de los seres humanos, para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, por lo que, si no conseguimos dormir bien, se reduce la calidad de vida, aumenta el riesgo de hipertensión y, por tanto, de sufrir un accidente cerebrovascular, y se pueden agravar otras enfermedades que padezcamos", relata el doctor Hernando.

"Además, nuestras funciones cognitivas se ven afectadas: baja la concentración y la capacidad de atención, el tiempo de reacción aumenta, se pueden producir fallos de memoria, cambios bruscos de humor y alteraciones en el proceso de toma de decisiones, problemas de aprendizaje, etc. Por lo tanto, tener una buena calidad del mismo es fundamental”, prosigue.

Las condiciones ambientales que nos rodean a la hora de dormir, como puede ser la temperatura de la estancia, el ruido o la luz, pueden desempeñar un papel significativo a la hora de tener una buena calidad de sueño. Recientemente, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, señalaba que el alumbrado nocturno de las calles, y especialmente el de las grandes ciudades, podía interferir en nuestro sueño y provocar que nuestro descanso no sea suficientemente reparador.

Pero también lo son otros condicionantes como la comodidad de la cama, la ingesta de ciertos alimentos o bebidas, así como el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarnos. No obstante, independientemente de estos factores que pueden interferir en nuestro descanso, existen varios tipos de insomnio:

• De mantenimiento. Cuando la dificultad está en mantener el sueño durante la noche de forma continua. Los afectados se despiertan con frecuencia o muy temprano y no pueden volver a dormir.
• De inicio. Problemas para iniciarlo en menos de 30 minutos.
• Según la duración del insomnio, este también pude clasificarse en temporal (días o semanas) o crónico (meses o años).

Sabemos que las horas totales de sueño necesarias varían mucho de una persona a otra, aunque la media general oscila entre siete y ocho horas y media, podemos encontrar personas que necesiten solo cuatro horas para rendir de manera adecuada.

¿Por qué sucede el insomnio?

Como aclara la Clínica Mayo, el insomnio puede ser el problema principal o puede estar asociado con otras condiciones. El estado crónico generalmente es el resultado del estrés, eventos de la vida o hábitos que lo interrumpen como el consumo de alcohol, tabaco… El tratamiento de la causa subyacente puede resolverlo, pero a veces puede durar años.

Las causas comunes del insomnio crónico incluyen:

• Estrés. Las preocupaciones sobre el trabajo, la salud, las finanzas o la familia pueden mantener tu mente activa durante la noche, lo que dificulta el sueño. Los eventos estresantes de la vida o los traumas, como la muerte o la enfermedad de un ser querido, el divorcio o la pérdida del trabajo, también pueden provocarlo.

• Horario de viaje o trabajo. Tus ritmos circadianos actúan como un reloj interno, guiando cosas como tu ciclo de sueño y vigilia, el metabolismo y la temperatura corporal. Su interrupción puede provocar insomnio. Las causas incluyen el desfase horario por viajar a través de múltiples zonas horarias, trabajar en turno de tarde o a primeras horas de la mañana o cambiar de turno con frecuencia.
• Malos hábitos de sueño. Incluyen un horario irregular para acostarse, siestas, actividades estimulantes antes de acostarse, un ambiente incómodo para dormir y usar la cama para trabajar, comer o mirar televisión. Los ordenadores, televisores, videojuegos, teléfonos u otras pantallas justo antes de acostarse pueden interferir con el ciclo de sueño.
• Comer demasiado tarde en la noche. Comer un refrigerio ligero antes de acostarse está bien, pero ingerir demasiado no conviene. Muchas personas también experimentan acidez estomacal, lo que puede mantenerles despiertas.

Otras causas comunes de insomnio incluyen, por ejemplo, trastornos de ansiedad, como el estrés postraumático, ya que pueden interrumpir el sueño. Despertarse demasiado temprano puede ser un signo de depresión. A menudo también ocurre con otros trastornos de salud mental. Además, muchos medicamentos recetados pueden interferir con el sueño, como ciertos antidepresivos y medicamentos para el asma o la presión arterial.

El insomnio puede hacerte pasar el día entre bostezos, pero también puede ser el espejo de otras enfermedades del sueño como la apnea obstructiva o la narcolepsia. A estas dos patologías se suman otras que pueden provocar esa sensación de sueño continua. Esta somnolencia puede deberse a diversas causas:

• Diabetes.
• Dolor crónico.
• Problemas de insomnio.
• Turnos de trabajo muy variables.
• Medicamentos que influyen en el sueño como tranquilizantes o somníferos.
• Hipercalcemia: exceso de calcio en la sangre.
• Hipotiroidismo.
• Falta de sueño.

Como aclara la Universidad de Navarra, la somnolencia o hipersomnia “es una facilidad excesiva para conciliar el sueño durante el día, en situaciones que a la mayoría de las personas no le sucede. Es un síntoma que puede aparecer en múltiples enfermedades, o estar en relación con la ingesta de fármacos”.

E insiste: “El primer punto es delimitar qué es y qué no es normal. Aquí es básica la opinión del paciente y de los que conviven con él. El hecho de quejarse ya de por sí no es normal, pero para corroborar su anormalidad es conveniente asegurarse de que aparece en situaciones no normales. En un segundo término es preciso conocer la causa y decidir si vale la pena instaurar un tratamiento, bien de la causa o del síntoma. Para esto es preciso realizar estudios complementarios”.

Si padeces un problema de sueño es importante consultar con un especialista porque tu salud mental y física dependen, en buena medida, de que duermas bien.