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44 años desde la última muerte por viruela: todo lo que no hemos aprendido
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hace 44 años

44 años desde la última muerte por viruela: todo lo que no hemos aprendido

En 1978, una fotógrafa contrajo la enfermedad debido a la falta de seguridad del laboratorio que se situaba en la planta de abajo. El episodio se saldó con su muerte, con el infarto de su padre y con el suicidio del responsable

Foto: Janet Parker. (Getty Images)
Janet Parker. (Getty Images)

Cuando ya estábamos en la 'resaca poscovid', una nueva enfermedad está llenando titulares por doquier: la viruela del mono. Esta pariente de la viruela tradicional (erradicada oficialmente en 1977, cuando se contuvo un brote endémico en Somalia) sigue vivita y coleando. Ahora, la confirmación de diversos casos, primero en el Reino Unido, después en Portugal y en España, han puesto en alerta a las autoridades sanitarias de todo el mundo.

Según los últimos balances elaborados por las autonomías, en nuestro país habría 31 casos confirmados (30 en Madrid y uno en Canarias), pero decenas de casos sospechosos repartidos por siete comunidades autónomas.

Cierto es que, a pesar de que la viruela fue erradicada en los años 70 (gracias a las vacunas, de las cuales muchos mantenemos en nuestro brazo la cicatriz producida por su administración), esta solo era una variedad. La viruela bovina, la de los ratones, la del búfalo o la del mono siguen entre nosotros y, como ha sido el caso, pueden dar el salto entre especies y llegar, finalmente, a alcanzarnos.

"Siento no haber merecido la confianza que tantos de mis amigos y colegas han depositado en mí y en mi trabajo"

Todavía ni las autoridades sanitarias tienen claro a qué nos enfrentamos ni qué evolución podemos esperar de esta enfermedad, pero en los países menos desarrollados del mundo (sobre todo en África), según afirman desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de mortalidad puede alcanzar el 10%, siendo la población joven la más vulnerable. Estos datos recalcan la necesidad que tenemos de aprender de los errores pasados, como el que causó la última muerte por viruela (la tradicional, 'Variola virus') a una fotógrafa de una universidad de Inglaterra en 1978.

Era el 11 de agosto de 1978 en la ciudad británica de Birmingham cuando Janet Parker, que en ese momento tenía 40 años de edad, empezó a sentirse mal. Parker, que trabajaba como fotógrafa médica para la England’s Birmingham University Medical School, empezó a desarrollar puntos rojos, como irritaciones cutáneas, en la piel de su espalda, extremidades y cara. Tras una visita médica, los doctores la informaron de que padecía varicela (que, aunque sus síntomas tempranos puedan tener algún parecido lejano con la viruela, no son dos enfermedades similares bajo ningún concepto).

placeholder Los periódicos se hicieron eco del episodio a nivel mundial.
Los periódicos se hicieron eco del episodio a nivel mundial.

¿El tratamiento? Reposo en casa, nada más y nada menos. La madre de Parker, Hilda Witcomb, no estaba de acuerdo con el criterio de los médicos que con tanta seguridad habían diagnosticado un simple caso de varicela (aunque este virus, perteneciente a la familia del herpes, sí puede ser peligroso en poblaciones adultas). Esto se debía a que la señora Witcomb recordaba con claridad cómo su hija había pasado la varicela en su infancia (como la inmensa mayor parte de los niños de esa época) y sabía que no se pasaba dos veces. Del mismo modo, recordaba cómo las lesiones que Parker presentaba en ese momento nada tenían que ver con las de entonces. A pesar de esto, los médicos siguieron en sus trece: más reposo domiciliario.

Y, aunque luego resultaría que estaban completamente equivocados, en ese momento no cabía en la cabeza de ningún médico que pudiera ser otra cosa. En 1978 se cumplieron 5 años desde el último caso documentado de viruela en el Reino Unido y 1 año desde que el último brote a nivel mundial se contuviera en Somalia. No había infectados y la inmunización contra la enfermedad a nivel global había alcanzado máximos gracias a una gran campaña de vacunación puesta en marcha por la Organización Mundial de la Salud. De hecho, la propia OMS estaba a punto de confirmar, oficialmente, que el virus de la viruela estaba erradicado.

placeholder Imagen del virus de la viruela. (EFE)
Imagen del virus de la viruela. (EFE)

Pero todos estos argumentos no hicieron que el estado de salud de Janet Parker mejorase. 9 días después de la aparición de los primeros síntomas, con el estado de salud de la paciente deteriorándose rápidamente, Parker fue ingresada en la unidad de aislamiento del Hospital Catherine-de-Barnes en la localidad británica de Solihull, a las afueras de Birmingham. Pero los médicos seguían sin saber qué era, a pesar de que los síntomas, en concreto las pústulas cutáneas, gritaban 'viruela' a pleno pulmón.

No fue hasta el día posterior a su ingreso que en los informes médicos aparece por primera vez la palabra 'variola' (nombre científico del virus que provoca la viruela) aunque, según comenta uno de los miembros del equipo que se ocupaba del caso de Janet Parker, la profesora Deborah Symmons: "Lo que recuerdo es que ella estaba en muy malas condiciones, y tenía un sarpullido muy 'dramático'. Empezamos a creer que el último caso [de viruela] había tenido lugar".

Foto: Un médico congoleño toma muestras de la piel de un niño, sospechoso de tener el virus del mono. (Getty Images/Melina Mara)

Pero todo el mundo se hacía la misma pregunta: "¿Por qué si la viruela, llegados a este punto, es una enfermedad rara de la que los últimos casos se han dado en países del tercer mundo, vuelve a aparecer, por arte de magia, en una ciudadana británica, de clase media, que no ha salido del país y sin contactos infectados?". La respuesta no tardaría en descubrirse.

En la década de los 70 se miraba con ilusión al futuro, nos imaginábamos ciudades en la Luna y coches voladores. Lo que no nos imaginábamos eran las medidas necesarias para evitar que un virus con un 30% de mortalidad como la viruela fuera capaz de escapar de un laboratorio. La oficina de Janet Parker estaba situada en la planta de arriba del laboratorio del profesor Henry Bedson, donde se investigaba (aunque llegados a este punto no resultará ninguna sorpresa) la viruela. El laboratorio, en comparación a los estándares de seguridad contra peligros biológicos actuales, era de la 'edad de piedra'. A pesar de eso, para 1978, se consideraba uno de los más avanzados, tanto que fue la propia OMS la que le concedió permiso para investigar este virus.

"Le dije: '¿Puedes ver algo Henry?', nunca me contestó. Le aparté la cabeza del microscopio y vi la viruela"

Según explican desde el Center for Disease Control (CDC) de Estados Unidos, aunque las causas exactas jamás se conocerán con seguridad, la teoría más plausible es que "Parker fuera infectada a causa de una vía aérea a través del sistema de ventilación del edificio, que conectaba el laboratorio de Bedson con la oficina de Parker". Otra teoría es que, de algún modo, Janet Parker entrase en contacto con el virus en uno de los pasillos del edificio, pero eso no explicaría por qué solo ella habría sido infectada.

Evolución de la enfermedad

En el momento en el que la palabra 'variola' apareció en los informes médicos de Janet Parker, los médicos del Hospital Catherine-de-Barnes llamaron al profesor Alasdair Geddes, que en ese momento era consultor de enfermedades infecciosas del East Birmingham Hospital. Según explicaba el investigador, la noticia no se contuvo y cundió el pánico a nivel tanto nacional como mundial: "Era muy importante. La viruela estaba a punto de ser declarada una enfermedad erradicada, la gente sabía que eso iba a pasar de un momento a otro". Además, según relataba Geddes, los ánimos durante el brote no eran precisamente optimistas: "Teníamos miedo. No era solo el pánico que se apoderó de Birmingham, sino también el que tomó el control del Gobierno y de la OMS. Estaba reapareciendo la viruela. De repente, la prensa tanto nacional como internacional apareció y el asunto se convirtió en un problema mundial".

Además, como comentaba el profesor Geddes, uno de los mayores miedos estaba propiciado porque "el periodo de incubación de la viruela es bastante largo, alrededor de 12 días, por lo que no teníamos ni idea de cuál podía ser el alcance real del brote".

placeholder La England’s Birmingham University Medical School, donde Janet Parker se infectó con viruela.
La England’s Birmingham University Medical School, donde Janet Parker se infectó con viruela.

A pesar de esto, y con el estado de salud de Parker deteriorándose, Alasdair Geddes decidió llamar a uno de los mayores expertos en viruela del mundo, que, por suerte, vivía en la misma ciudad: el profesor Henry Bedson. La noche que, oficialmente, Parker fue diagnosticada con la enfermedad, Bedson acudió al hospital para examinar las pruebas microbiológicas. Según comentaba Geddes, cuando Bedson miró a través del microscopio se quedó de piedra: "Le dije: '¿Puedes ver algo, Henry?', nunca me contestó. Suavemente, le aparté la cabeza del microscopio para poder examinar las pruebas y fue entonces cuando vi las estructuras con forma de ladrillo propias del virus de la viruela".

Bedson estaba paralizado por una clara razón, como señala Geddes: "Estaba horrorizado, porque no había dudas de que, de algún modo, el virus de la viruela se había escapado de su laboratorio y había conseguido infectar a la señorita Parker". Esto resultó un mazazo para Bedson. Él era uno de los héroes de la viruela, uno de los que más habían contribuido a nivel mundial para conseguir erradicarla y, de repente, como subraya el autor de 'Los últimos días de la viruela', el profesor Mark Pallen, "había hordas de medios acampadas en el jardín de Bedson". Era el culpable número 1 a ojos del público.

El 11 de septiembre a las 03:50, Janet Parker falleció en su cama en la unidad de aislamiento del Hospital Catherine-de-Barnes, completamente sola

Según pasaban los días, el estado de Parker se deterioraba más y más. Era incapaz de mantenerse de pie, perdió la visión de ambos ojos y, por desgracia, el 5 de septiembre su padre murió en aislamiento en el mismo hospital; no de viruela, sino de un paro cardiaco que se cree que se debió al estrés producido por la enfermedad de su hija. Se convirtió en la primera víctima del brote.

En total, según explica el doctor William R. Barclay en un estudio, el despliegue de contención que siguió a la infección de Janet Parker conllevó el aislamiento de un total de 235 personas, de las que 39 eran contactos próximos. Además, se vacunó a 500 individuos cercanos para evitar que el brote se expandiese.

placeholder El profesor Henry Bedson.
El profesor Henry Bedson.

Al día siguiente de la muerte de Frederick Parker, el padre de Janet, el profesor Henry Bedson llegó a su casa desde el hospital, aparcó el coche, se dirigió al cobertizo de su jardín y se suicidó cortándose el cuello. Su nota de suicidio decía: "Siento no haber merecido la confianza que tantos de mis amigos y colegas han depositado en mí y en mi trabajo". Él se convirtió en la segunda víctima del brote.

Cinco días después, el 11 de septiembre de 1978 a las 03:50 de la madrugada, Janet Parker falleció en su cama en la unidad de aislamiento del Hospital Catherine-de-Barnes, completamente sola.

Foto: Qué es la viruela del mono y cómo se transmite: síntomas de la enfermedad (CDC)

Su madre fue el único contagio confirmado, a pesar de que se la vacunó. Por suerte, desarrolló la versión más 'suave' de la enfermedad y fue dada de alta el día 22 de septiembre. Se había perdido el funeral de su marido y de su hija.

El último brote conocido de viruela cambió la forma que tenemos de investigar los patógenos más letales en nuestro planeta. A día de hoy, por ejemplo, a pesar de que la viruela (humana) sigue erradicada, muestras del virus siguen existiendo para ser investigadas. Es la Organización Mundial de la Salud la que decide qué laboratorios cumplen todos los requisitos de seguridad como para poder manejar este peligroso virus. Tras el caso de Janet Parker, la OMS mandó la destrucción de todas las muestras de viruela menos dos: la de los laboratorios con nivel de bioseguridad 4 (BSL-4) -el más alto- del Center for Disease Control (CDC) en Estados Unidos y el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología VECTOR, en la Unión Soviética (ahora Rusia).

Cuando ya estábamos en la 'resaca poscovid', una nueva enfermedad está llenando titulares por doquier: la viruela del mono. Esta pariente de la viruela tradicional (erradicada oficialmente en 1977, cuando se contuvo un brote endémico en Somalia) sigue vivita y coleando. Ahora, la confirmación de diversos casos, primero en el Reino Unido, después en Portugal y en España, han puesto en alerta a las autoridades sanitarias de todo el mundo.

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