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¿Acabarán los virus con los trasplantes de órganos de cerdo?
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Bajo el microscopio

¿Acabarán los virus con los trasplantes de órganos de cerdo?

La historia de la primera persona que recibió un corazón porcino duró 40 días, los que tardó en morir de una infección por un patógeno animal. Es crucial extremar los controles de estos injertos para evitar contratiempos

Foto: Primer cerdo modificado genéticamente para estudio de trasplantes de animal a humano, en Corea del Sur. (EFE/Yonhap)
Primer cerdo modificado genéticamente para estudio de trasplantes de animal a humano, en Corea del Sur. (EFE/Yonhap)

Muchas son las esperanzas que la medicina, y sobre todo los millones de enfermos que en todo el mundo necesitan o van a necesitar un trasplante, han depositado en el uso a medio o largo plazo de los órganos de cerdo editados genéticamente como sustitutos de los órganos humanos dañados por cualquier enfermedad. Los riñones trasplantados a dos personas en muerte cerebral en septiembre del pasado año, y sobre todo el trasplante de un corazón de cerdo realizado el 7 de enero en la Universidad de Maryland a David Bennett, un enfermo de 57 años aparentemente descartado para un trasplante estándar, avivaron el sueño de poder disponer de una futura fábrica ilimitada de todo tipo de órganos.

La lógica euforia transmitida por el paciente, sus familiares y el equipo médico ante la buena evolución de los primeros momentos se vio truncada 40 días después de la intervención, cuando su estado clínico comenzó a deteriorarse hasta que finalmente murió tras dos meses de haber vivido con un corazón de un animal, algo, por otra parte, inédito en la historia de la medicina.

Foto: Foto de la operación. (Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland) Opinión
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El fallecimiento, a corto o medio plazo del paciente, era siempre una posibilidad bastante previsible en un procedimiento a vida o muerte nunca realizado hasta ahora, igual que ocurrió hace décadas en los inicios de todos los trasplantes. Lo que ya no era tan previsible es la causa de este fallecimiento o al menos su probable mecanismo desencadenante: una infección por un virus presente en el corazón porcino trasplantado y que, según opinan los expertos, podría haberse prevenido. El citomegalovirus (CMV) porcino pudo haber sido la causa de esta experiencia fallida y de paso puede condicionar un retraso muy considerable en el objetivo de poder disponer de órganos de animales para trasplante.

Sin difusión en revistas científicas

Vaya por delante que nada de lo ocurrido con este paciente se ha sabido a través de los cauces habituales de publicación en revistas científicas evaluada por expertos (a diferencia de lo sucedido con uno de los trasplantados renales), algo obligado para acreditar cualquier hallazgo médico y que este sea incorporado por la comunidad internacional.

placeholder Los cirujanos de la Universidad de Maryland, durante el trasplante del corazón de cerdo.
Los cirujanos de la Universidad de Maryland, durante el trasplante del corazón de cerdo.

La intervención quirúrgica y la evolución inicial fue publicitada 'urbi et orbi' a través de los grandes medios norteamericanos (la empresa Revivicor, que produce los cerdos, cotiza en bolsa…) y los primeros detalles ofrecidos sobre la causa de su fallecimiento se comunicaron en una conferencia online de Bartley Griffith, el cirujano que llevó a cabo la intervención. En esta conferencia, Griffith informó que, aunque la causa de la muerte sigue sin estar confirmada, tras un periodo de aparente buena evolución, el paciente desarrolló un cuadro clínico de fiebre y mal estado general, detectándose la presencia del CMV porcino, con un deterioro progresivo que llevó al fallo del corazón y el fallecimiento del enfermo.

Los cerdos para trasplante son aprobados para su uso en humanos por la FDA norteamericana como cualquier otro dispositivo médico

Lo ocurrido es sorprendente porque estos animales, diseñados en unas condiciones muy estrictas en las granjas de Revivicor y aprobados para su uso en humanos por la FDA norteamericana como cualquier otro dispositivo médico, tienen que cumplir las máximas condiciones de seguridad y quizás la más importante es la ausencia de virus que puedan transmitirse al receptor como sucedió en este caso.

Expertos en virología han recalcado que la detección de estos virus porcinos, no ya en la sangre, sino también en los órganos del animal, es compleja, pero posible con la tecnología actual y que, por tanto, su eliminación en la camada de cerdos 'donantes de órganos' debería haberse llevado a cabo. Además, algo parecido a lo ocurrido en este enfermo se había ya observado en Alemania en corazones de cerdo infectados con CMV y trasplantados a babuinos, lo que conllevaba la muerte precoz del animal con un cuadro clínico similar al del caso que nos ocupa.

El pasado siempre vuelve

La historia se repite. Ya en los años noventa, la investigación sobre el trasplante de órganos de animales, entonces en auge, se vio frenada, aparte por los malos resultados, por el temor a unos virus presentes en los cerdos, los llamados retrovirus endógenos porcinos (PERV). Hasta donde se sabe, los PERV no generan enfermedades en el hombre, pero el temor a que pudieran mutar, transmitirse al receptor y de ahí saltar a otros humanos con consecuencias imprevisibles provocó una especie de moratoria universal que mantuvo estas investigaciones al ralentí durante bastantes años. La tecnología CRISPR de edición genética permite eliminar estos virus de los animales, además de introducirles las modificaciones que hacen sus órganos más 'humanos' y susceptibles de ser trasplantados.

Foto: Cerdos, ¿una solución? (EFE) Opinión

Sin embargo, la historia del CMV, que alerta además sobre otros virus que pudiéramos no estar detectando, podría representar un nuevo e importante traspiés en esta vieja historia de los trasplantes de cerdo, en la que ya se están alzando voces críticas tanto desde el punto de vista médico como del de la bioética.

La confianza es difícil de generar y muy fácil de perder, y está claro que serán necesarias muchas más precauciones antes de autorizar otro experimento como este, sea en Estados Unidos o en otras partes del mundo, donde ya hay diversos grupos trabajando en el tema. Esperemos que las buenas dosis de imprevisión rozando la frivolidad que han rodeado a este caso no hayan terminado por provocar un daño irreparable a una línea de investigación absolutamente necesaria.

Muchas son las esperanzas que la medicina, y sobre todo los millones de enfermos que en todo el mundo necesitan o van a necesitar un trasplante, han depositado en el uso a medio o largo plazo de los órganos de cerdo editados genéticamente como sustitutos de los órganos humanos dañados por cualquier enfermedad. Los riñones trasplantados a dos personas en muerte cerebral en septiembre del pasado año, y sobre todo el trasplante de un corazón de cerdo realizado el 7 de enero en la Universidad de Maryland a David Bennett, un enfermo de 57 años aparentemente descartado para un trasplante estándar, avivaron el sueño de poder disponer de una futura fábrica ilimitada de todo tipo de órganos.

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