La verdad molesta de los fármacos para el cáncer en España: llegan pocos y con retraso
Rapidez es una premisa fundamental en el abordaje de los tumores, pero cada vez se cumple menos a la hora de incorporar los avances médicos en el tratamiento del paciente, afirma la Fundación para la Excelencia y Calidad de la Oncología (ECO)
El cáncer es una prioridad social y sanitaria en buena parte del mundo. Solo en España, cada año 280.000 personas engrosan la lista de afectados y otras 110.000 mueren a consecuencia de esta enfermedad, y las cifras aumentarán en los próximos años, sobre todo por el envejecimiento de la población.
Los tumores son, probablemente, el mejor ejemplo de salud de que el pronóstico depende, en buena medida, de la rapidez en su diagnóstico y tratamiento, por esto hay datos de España francamente preocupantes: de los fármacos oncológicos aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), solo el 61% está disponible en nuestro país frente al 100% en Alemania; el tiempo medio de acceso a los nuevos medicamentos es de 469 días en España frente a los 100 días en Alemania, y España es el país europeo que menos invierte en oncología, con un 4,9% del gasto sanitario total frente al 6,2% de media europea, según datos de Eurostat.
Esta es la realidad que destapa la Fundación para la Excelencia y Calidad de la Oncologia (Fundación ECO), que, sin embargo, reconoce que en los últimos años ha mejorado la gestión del cáncer en nuestro país.
¿Uno de los mejores sistemas de salud?
La situación descrita es, cuando menos, chocante, ya que estamos acostumbrados a escuchar a los políticos repetir el mantra de que el sistema de salud español está entre los mejores del mundo, algo que “no es cuestionable”, para el doctor Rafael López, presidente de la Fundación Eco. “El problema es que no tenemos resultados de salud para afirmar con rotundidad que nuestro sistema está entre los mejores. Lo que urge es poder medir y conocer los resultados, para poder mejorar o avanzar”, añade.
El también jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) afirma que “es un hecho constatado que esta demora en el acceso a los fármacos innovadores está aumentando en los últimos años y también que están disminuyendo los fármacos que se financian por el sistema público”. Una realidad grave, porque esos medicamentos tienen un impacto muy positivo en los pacientes que los necesitan (algunos estudios determinan que las nuevas moléculas han contribuido a aumentar la supervivencia de pacientes oncológicos hasta en un 60%.
"El problema se va acumulando porque no se ponen soluciones. Pero se están haciendo intentos en este sentido "
El doctor Carlos Camps, director de programas científicos de la Fundación Eco y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario de Valencia, afirma que “el problema se va acumulando porque no se ponen soluciones”, al contrario de lo que se hace en otros países. Aunque para ser exactos, “sí se están haciendo intentos en este sentido”, y la Administración está prestando mayor atención a este asunto. Por eso, “a poco que tengamos todos sensibilidad y buena voluntad, creo que esto tendrá que ser solucionable. El problema es cuánto tiempo nos tiene que llevar”.
Sufrimiento y deterioro
Ambos especialistas admiten a El Confidencial que la situación lastra la atención oncológica en España. “La magnitud del perjuicio no es cuantificable”, sostiene Camps. “Todos los días importan en los retrasos en las aprobaciones para los pacientes que tienen una enfermedad hoy”. Para el oncólogo, “la situación causa una gran frustración”.
Aunque las dificultades de acceso a la innovación son comunes para todos los tumores, algunos lo tienen un poco más fácil -”para el cáncer de mama parece que hay más sensibilidad social”, dice López- y otros particularmente difícil -“el cáncer de pulmón es, sin duda, el que más demora acumula”, sostiene Camps-.
Atajos el acceso
Pero a grandes males, soluciones ingeniosas; y eso lo saben bien los médicos, que a veces se ven obligados a recurrir a atajos para poder llevar un tratamiento innovador a un determinado paciente. “Siempre han existido y existirán los usos compasivos, porque hay un pequeño porcentaje de situaciones médicas que no entran en los criterios habituales, en las fichas técnicas o protocolos y guías”, reconoce el oncólogo del CHUS, que recalca que “se trata de una vía que debería ser para una minoría, para casos muy seleccionados y realmente extraños, que se salen del patrón común”.
Camps, que también dirige el Laboratorio de Oncología Molecular de la Fundación del HGUV, dice que esos atajos “son tiritas”, y "recurrir a procesos como el de la medicación extranjera implica que un hospital tenga que pagar un precio alejado de nuestras capacidades económicas”. La solución: copiar algunos de los mecanismos que ya han puesto en marcha diferentes países de Europa.
La economía manda
Simplificando extraordinariamente, detrás de esta situación existe un problema económico. Rafael López recuerda que muchos de estos medicamentos deben esperar después de ser aprobados por la EMA a que se fije el precio y su financiación por parte del Sistema Público de Salud. Y Carlos Camps insiste en que “hay que incorporar cuanto antes la innovación, a la vez que hay que exigir a los medicamentos que aporten beneficios reales desde el punto de vista clínico y que tengan unos precios correctos para lo que somos capaces de pagar”.
Pero innovación en cáncer no es solo fármacos, también es tecnología médica -diagnóstica y terapéutica-, inteligencia artificial, medicina personalizada y, además, la reincorporación de los supervivientes a su vida normal. Por ello, López hace hincapié en que “hay que valorar el coste de todo el proceso del cáncer, pues la mayoría de los gastos en cáncer se dan en el último año de la enfermedad. Evitar o atrasar ese momento será beneficioso también desde el punto de vista económico”.
Con todo, los especialistas son claros y señalan que los fármacos innovadores no son para todos los pacientes, sino “para algunos muy seleccionados que responden a unas determinadas características”. Dicho de otra forma, es una medicina personalizada, para menos pacientes pero con unas posibilidades de éxito muy superiores.
El mensaje final es claro: “En cáncer no suele haber muchas oportunidades y esta demora es una pérdida de oportunidad muy grave, con todo el sufrimiento y el deterioro que esto provoca y que es fácilmente imaginable". En cáncer no se puede esperar.
El cáncer es una prioridad social y sanitaria en buena parte del mundo. Solo en España, cada año 280.000 personas engrosan la lista de afectados y otras 110.000 mueren a consecuencia de esta enfermedad, y las cifras aumentarán en los próximos años, sobre todo por el envejecimiento de la población.