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Los tratamientos efectivos para el autismo, una condición que tiene uno de cada 160 niños
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Los tratamientos efectivos para el autismo, una condición que tiene uno de cada 160 niños

El impacto del TEA en la sociedad puede reducirse si se ofrece una detección y un diagnóstico de manera temprana, utilizando métodos eficaces y evitando los innecesarios

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El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación. El trastorno también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos. El término 'espectro' en el autismo se refiere a un amplio abanico de síntomas y gravedad, según la Clínica Mayo.

El trastorno del espectro autista comienza en los primeros años de la infancia y, a la larga, provoca problemas para desenvolverse, por ejemplo, en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo. Los niños suelen presentar síntomas de autismo en el primer año. Un número reducido de ellos parecen desarrollarse de forma normal en el primer año y luego pasan por un periodo de regresión entre los 18 y los 24 meses de edad, cuando aparecen los síntomas de autismo, matiza la clínica.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 1 de cada 160 niños tiene un TEA. No obstante, esta estimación representa una cifra media, dado que se observa una variación en la prevalencia entre los distintos estudios, según se recoge en un un informe publicado por el Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Departamento de Salud del Gobierno Vasco (OSTEBA).

La detección precoz en los niños con TEA aumenta la probabilidad de una mejor funcionalidad adulta

Al mismo tiempo, la Clínica Mayo especifica los factores de riesgo de padecer este trastorno, a pesar de que afecta a niños de todas las razas y nacionalidades. Estos pueden ser: el sexo de tu hijo (los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno del espectro autista que las niñas), antecedentes familiares, bebés muy prematuros y la edad de los padres (puede haber una conexión entre los niños nacidos de padres mayores y el trastorno del espectro autista).

¿Cómo se comportan los niños con TEA?

Las personas con TEA tienen conductas o intereses que pueden parecer inusuales. Estas conductas o intereses distinguen a los TEA de las afecciones que solo se definen por problemas con la comunicación y la interacción sociales.

Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los ejemplos de conductas e intereses restrictivos o repetitivos relacionados con los TEA pueden incluir:

  • Poner juguetes u otros objetos en fila y molestarse cuando se cambia el orden.
  • Repetir palabras o frases una y otra vez (esto se llama ecolalia).
  • Jugar con juguetes de la misma manera todo el tiempo.
  • Enfocarse en partes de los objetos (por ejemplo, en las ruedas).
  • Irritarse con cambios mínimos.
  • Tener intereses obsesivos.
  • Tener que seguir ciertas rutinas.
  • Aletear las manos, mecer el cuerpo o girar en círculos.
  • Reaccionar de manera inusual a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben, se ven o se sienten.

La mayoría de las personas con TEA tienen otras características relacionadas, como son: retraso en las destrezas del lenguaje y de movimiento, conducta hiperactiva, impulsiva o distraída, epilepsia, hábitos de alimentación y del sueño inusuales, ansiedad o problemas gastrointestinales (por ejemplo, estreñimiento).

¿Qué dicen los informes sobre el TEA?

El impacto del TEA en el individuo, su familia y la sociedad en general es sustancial, pero puede reducirse si se ofrece una detección y un diagnóstico a tiempo, con el uso de tratamientos efectivos y evitando los innecesarios. Esta es una de las conclusiones recogidas en un informe publicado por el Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Departamento de Salud del Gobierno Vasco (OSTEBA), bajo el título 'Trastornos del espectro autista: evidencia científica sobre la detección, el diagnóstico y el tratamiento'.

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Foto: Unplash/@caleb_woods.

El informe recoge una serie de conclusiones. Entre ellas, las siguientes:

  • Es fundamental la detección precoz en la población infantil con TEA, dado que permite la derivación a servicios de diagnóstico e intervención, y aumenta la probabilidad de una mejor funcionalidad en la edad adulta. Para lograr la identificación temprana es esencial la vigilancia integral del desarrollo de esta población, de modo que se pueda reconocer de forma precoz cualquier desviación del desarrollo neurológico típico.
  • Las principales GPC recomiendan que los/as profesionales encargados del diagnóstico de la población infantil con sospecha de TEA sean equipos especializados y multidisciplinares (psicóloga/o clínica y/o educativa, terapeuta del habla y lenguaje, pediatra o neurólogo/a pediatra y terapeuta ocupacional).
  • Si bien no hay ningún estudio con evidencia científica de calidad que informe sobre la edad mínima de diagnóstico específico de TEA, de acuerdo con la literatura, este suele realizarse a partir de los 2 años (en niños/as menores de esa edad, pueden no ser evidentes los comportamientos típicos de TEA, si bien pueden aparecer las primeras manifestaciones).
  • Con respecto al tratamiento, la terapia cognitiva conductual debe considerarse un tratamiento adecuado para muchas dificultades de salud mental, emocional y de comportamiento.
  • Dentro del plan de tratamiento es fundamental incluir el entorno familiar, ofreciendo a los padres y las madres información e intervención adecuadas para apoyar el manejo del trastorno, mejorar la adaptación y reducir el estrés familiar.
  • Con respecto al contexto educativo, es esencial que las evaluaciones cognitivas sean llevadas a cabo “por un psicólogo o una psicóloga con experiencia y capacitación en TEA”.

El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación. El trastorno también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos. El término 'espectro' en el autismo se refiere a un amplio abanico de síntomas y gravedad, según la Clínica Mayo.

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