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Anorexia-bulimia: una complicada espiral de conflictos de la que sí se puede salir
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Anorexia-bulimia: una complicada espiral de conflictos de la que sí se puede salir

La dictadura de la imagen ha favorecido el aumento de este grave trastorno, en el que se mezcla lo físico, lo psicológico y lo social. Superarlo requiere un abordaje integral y acometerlo a tiempo aumenta el éxito

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La anorexia-bulimia es una enfermedad que nace como consecuencia de la moda de estar delgada, que se ha ido imponiendo en el mundo occidental en los últimos decenios. Hoy el prototipo de mujer que se presenta como atractiva es el de una persona casi escuálida, casi plana, de figura esbelta y dimensiones longitudinales. La televisión y el cine fueron sus principales propulsores, pero ahora, con las redes sociales, los casos se han disparado.

Esta enfermedad es de origen psicológico, se da principalmente en chicas adolescentes en un 95% de los casos y consiste en dejar de comer por miedo/pánico a engordar. Este es el principio, pues luego, con el desarrollo de este trastorno, las cosas se van haciendo más complicadas.

Hay un movimiento pendular, que va de negarse a comer (anorexia) a comer de todo lo prohibido (bulimia), que suele darse como mecanismo de compensación ante frustraciones o ansiedad

En la mayoría de los casos se asocia la bulimia a episodios intermitentes en los que se pierde el control alimenticio y se come con voracidad de todo aquello que engorda y que normalmente esa persona procura no tomar. Hay un movimiento pendular, que va de un extremo a otro: negarse a comer cueste lo que cueste (anorexia) o comer de todo lo prohibido (bulimia), que suele darse como mecanismo de compensación ante dificultades, frustraciones o situaciones de ansiedad.

Círculo vicioso

A medida que avanza esta patología se asocian los siguientes síntomas: esa persona empieza a vomitar, para evitar que la comida ingerida la pueda engordar. Al mismo tiempo se prueban dietas muy estrictas en calorías, con ejercicios físicos continuados. Más adelante, el vómito empieza a hacerse crónico, se utilizan laxantes con frecuencia y también diuréticos (para eliminar líquidos). Toda la conducta se dirige hacia lo mismo: evitar engordar.

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La imagen que se tiene de la gordura es muy negativa: descalifica socialmente, margina y produce un complejo de inferioridad enorme. En los cánones de belleza que hoy en día se llevan, la mujer es representada con una figura muy delgada, que se ha ido expandiendo y que constituye la regla de oro de la forma femenina.

De este modo se instala un cuadro clínico, una enfermedad, presidida ya por los siguientes síntomas: junto a la obsesión por no engordar, se hacen fijos la tendencia a casi no comer nada, que se contrapone con el descontrol de la comilona, junto al vómito repetido, los laxantes y diuréticos. Todo lo cual va a terminar en una desnutrición muy acusada que se desliza hacia la ausencia de menstruación (amenorrea), desequilibrios electrolíticos, deshidratación…

Un mundo de conflictos

Las principales áreas de conflicto que se observan son:

Conflicto con la imagen del propio cuerpo: la imagen externa de cada uno es como la tarjeta de visita. Somos nuestro cuerpo y tenemos nuestro cuerpo, que es el vehículo mediante el cual nos presentamos antes los demás. En el encuentro interpersonal, lo primero que se destaca es la presencia física global, inmediatamente después, la cara. Decía Merleau-Ponty que nuestro cuerpo es una sorpresa para el otro.

En definitiva, hay que abordar el estudio de la anorexia-bulimia desde la psicología del cuerpo. En alemán existen dos vocablos: 'köper', cuerpo como objeto o realidad exterior, y 'leib', cuerpo como realidad vivida. Uno y otro equivalen al extracuerpo o cuerpo propiamente dicho y al intracuerpo o corporalidad. Una de las principales patologías del primero es la anorexia-bulimia y las obsesiones por la estética facial; mientras que de la segunda su representante más genuino es la hipocondría.

Foto: Foto: Unsplash/@grxcemadeline. Opinión

Conflicto con la familia: No siempre se producen en el seno de las familias conflictivas. He tenido más de una paciente cuyos padres y hermanos eran psicológicamente bastante sanos. Pero otras veces no es así: la convivencia entre los padres no es buena, hay unas relaciones entre hijos y padres muy deterioradas, en muchas ocasiones todo es debido a la falta de habilidad psicológica de los padres para tratar a los hijos, careciendo de recursos psicológicos y mano izquierda; es habitual cierta rivalidad entre el enfermo y alguno de los hermanos.

Ciertos psiquiatras, muy dedicados al estudio de estos padecimientos, consideran la enfermedad como un síntoma de un núcleo familiar neurótico. Se han descrito también patrones de conducta inadecuados: padres excesivamente protectores, rígidos, familias donde los conflictos interpersonales se aplazan sin buscar solución, así como la vigilancia exagerada de la familia en relación con la comida de esa persona, llegando a tener la impresión de estar totalmente controlado. Todo esto tendrá una enorme importancia a la hora de hacer un diseño terapéutico adecuado.

Foto: Foto: iStock. Opinión

Se asocia en la gran mayoría de los casos a una depresión, con todo su cortejo sintomático: tristeza, apatía, decaimiento, falta de ilusión, ansiedad, nerviosismo exterior (a veces en forma acatisia: no poder estarse quieta, caminatas sin rumbo, ir de acá para allá).

Conflicto con su personalidad: En esa etapa de la vida es cuando se troquela y fragua un estilo propio y personal. Al encontrarse mal, emergen archipiélagos de desajuste, tales como: inestabilidad emocional, una susceptibilidad extraordinaria, inseguridad, complejo de inferioridad, aislamiento progresivo de su círculo de amistades por evitar sobre todo preguntas y comentarios en torno a su tipo.

Por todo lo anteriormente dicho se produce una paralización del proyecto personal, que va desde los estudios al trabajo profesional, si ya se tiene, pasando por dificultades para las relaciones sentimentales o para vivir la vida como anticipación, con metas, proyectos y objetivos concretos.

El pronóstico es bueno si se inicia pronto el tratamiento. Cuando la evolución es más larga, todo es más difícil. La clave está, en cuanto al porvenir de la misma, en asociar tres ingredientes simultáneos en la terapia: seguir una medicación (farmacoterapia), unas medidas psicológicas que incluyan un programa de conducta (psicoterapia individual y familiar) y unas pautas que modifiquen el entorno (socioterapia).

La medicina es ciencia y arte, por eso está tejida con conocimiento y amor.

La anorexia-bulimia es una enfermedad que nace como consecuencia de la moda de estar delgada, que se ha ido imponiendo en el mundo occidental en los últimos decenios. Hoy el prototipo de mujer que se presenta como atractiva es el de una persona casi escuálida, casi plana, de figura esbelta y dimensiones longitudinales. La televisión y el cine fueron sus principales propulsores, pero ahora, con las redes sociales, los casos se han disparado.

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