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Los tratamientos para la presbicia que de verdad funcionan
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Vista cansada

Los tratamientos para la presbicia que de verdad funcionan

Pasados los 40, el ojo pierde facultades y le cuesta más acomodarse a las distancias y a la falta de luz; hay que poner remedios para seguir viendo bien, sobre todo de cerca. El catedrático de Oftalmología Jorge Alió analiza todas las opciones

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El mundo envejece y hay más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Entre las muchas consecuencias que tiene a nivel individual cumplir años, está la pérdida de visión por diferentes causas, aunque la más habitual es la presbicia (vista cansada), que sufren 1.800 millones de personas, como recoge el Informe Mundial de la Visión de la OMS. En España, la presbicia es muy común. Para hacernos una idea, basta tener en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, la edad media de la población española es de 44 años y “a los 35 comienza una caída progresiva de la capacidad de enfocar de cerca -acomodamos la mitad de lo que lo hacíamos cuando teníamos 10 años-”, señala el doctor Jorge Alió, catedrático de Oftalmología de la Universidad Miguel Hernández, de Alicante.

A un miope puede parecer que la presbicia no le afecta, al contrario de lo que les ocurre a quienes ven bien de lejos, que pronto necesitan gafas

Así pues, millones de personas en nuestro país tienen que buscar soluciones para desenvolverse bien de cerca en su vida cotidiana, y “a partir de los 55 años, casi nadie está libre de usar gafas de cerca”, añade el especialista. Muchos dirán que aunque han llegado a esa edad, su vista de cerca sigue siendo buena, y eso tiene un matiz: si es miope, parece que la presbicia no les afecta, al contrario de lo que les ocurre a quienes ven bien de lejos, que “muchos ya tienen que utilizar gafas a partir de los 45 años”.

Aparezca antes o después, lo que el catedrático subraya es que “la presbicia no es una enfermedad, es un declive biológico de la especie humana que le pasa a todos los individuos”. Quizá se pueda prevenir, anhelamos, pero “no se puede prevenir ni se puede remediar. Solo se puede compensar poniéndole ‘muletas al ojo”.

Después de esta ‘sacudida’ de realidad, el oftalmólogo explica la evidencia científica que hay para cada una de las opciones terapéuticas, y afirma que “la presbicia se puede compensar muy bien con buena voluntad y acierto, y siempre en manos de un oftalmólogo”.

Gafas: las indeseables

Es la primera solución y también la más inmediata y tradicional. Sin embargo, “a muchas personas no les gustan porque ponen de manifiesto que ya no son tan jóvenes”, afirma Alió, que es fundador de Corporación Vissum. “Las personas de entre 45 y 50 años no quieren usar gafas, sobre todo si no las han llevado nunca, y ponerse para ver de cerca es una manifestación de que se han hecho mayores”, prosigue, y de aquí el interés por encontrar otras alternativas.

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Cirugía: ¿láser o lentes?

Por ahora, las dos opciones que hay son tallar la córnea con láseres para ‘grabar’ lentes o colocar lentes intraoculares.

La primera es conocida como PresbyLasik, que es “como la cirugía de la miopía”. La intervención consiste en tallar la córnea con láser para que el ojo pueda enfocar a varias distancias. La cirugía con láser vale para aquellos que empiezan hacia los 40-55 años, aunque,” sirve para muchos casos, pero no para todos”, vuelve a advertir el experto, que recalca que las posibilidades de éxito están ligadas a que el paciente cumpla unos requisitos determinados:

  1. Que no tenga más de 3 dioptrías de miopía o hipermetropía porque “a partir de esa magnitud de corrección, las córneas multifocales no funcionan bien”.
  2. Que la pupila se contraiga y se dilate bien en condiciones de mucha y de poca luz.
  3. Que la superficie de la córnea sea regular.
  4. Que no tenga más de dos dioptrías de astigmatismo.
Foto: Catarata central. (iStock)

La colocación de lentes multifocales intraoculares se hace a partir de los 60 años, una edad en la que, en opinión de Alió, “es mejor sustituir el cristalino que hacer ninguna intervención sobre la córnea”. Con ello también se elimina la catarata, porque “aunque veamos bien, ya no tenemos un cristalino juvenil y su calidad de imagen es peor”, advierte.

Hasta no hace mucho, la cirugía de eliminación del cristalino se hacía en personas relativamente jóvenes, pero el catedrático de Alicante confiesa que no está a favor de hacerla antes de los 50 años, “y mucho menos a los 45, porque a esa edad se es joven todavía y extraerles el cristalino es quitarles posibilidades de futuro, que se puedan beneficiar de nuevos adelantos”.

Gotas: entre el deseo y la realidad

El doctor Alió subraya el gran interés que tiene la industria farmacéutica por conseguir un remedio para la presbicia. Existen tres tipos de gotas para este problema:

  1. Las que disminuyen el tamaño de la pupila, generando una miosis, que hace que, por definición, se vea mejor de lejos y de cerca, y que valen para presbicias incipientes (entre los 45 y 50 años).
  2. Unas gotas que permiten reblandecer el cristalino que parece que funcionan “pero están inmersas todavía en fase de investigación y, personalmente, creo que funcionan menos de lo que dicen”.
  3. Gotas que permiten enfocar mejor haciendo al paciente transitoriamente algo miope.

¿El problema? “Estos tres tipos de gotas no existen comercialmente para la vista cansada”.

Foto: Estas gotas pretenden sustituir a las clásicas gafas de leer. (Fotograma de la película Goodfellas)

El especialista insiste en que, por ahora, esta vía es “más una promesa que una realidad” y, de momento, “ningunas gotas han permitido ganar acomodación visual”.

Remedios inútiles

Es frecuente escuchar remedios que ayudan a frenar el deterioro visual que acarrea el envejecimiento. El oftalmólogo de Vissum es tajante al señalar:

  • Vitaminas: no funcionan.
  • Dietas: no hay ninguna dieta que frene la presbicia.
  • Gimnasia ocular: los ejercicios de ojos no tienen ninguna eficacia.

En ese paquete de medidas inútiles está la de resistirse a buscar soluciones: “Al final, habrá que utilizar gafas u otro tratamiento”. Y concluye esa inmersión de realidad: “La presbicia es un defecto para el que tenemos que estar preparados para sufrirla, pero tiene tratamiento”, y vaticina nuevas soluciones más eficaces para el futuro, porque “la empresa farmacéutica está trabajando en soluciones fáciles, como son las gotas que, yo creo, que finalmente van a funcionar”.

De una forma u otra, lo importante es verlo claro.

El mundo envejece y hay más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Entre las muchas consecuencias que tiene a nivel individual cumplir años, está la pérdida de visión por diferentes causas, aunque la más habitual es la presbicia (vista cansada), que sufren 1.800 millones de personas, como recoge el Informe Mundial de la Visión de la OMS. En España, la presbicia es muy común. Para hacernos una idea, basta tener en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, la edad media de la población española es de 44 años y “a los 35 comienza una caída progresiva de la capacidad de enfocar de cerca -acomodamos la mitad de lo que lo hacíamos cuando teníamos 10 años-”, señala el doctor Jorge Alió, catedrático de Oftalmología de la Universidad Miguel Hernández, de Alicante.

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