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Las peores enfermedades que puede contagiar la picadura de un mosquito
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Como evitarlas

Las peores enfermedades que puede contagiar la picadura de un mosquito

Los habones pueden llegar a ser muy molestos, pero es lo menos que nos puede pasar si nos ponemos a tiro de estos insectos. Hay que temer a la fiebre del Nilo, malaria, dengue y zika, que son algunas de las infecciones que transmiten

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Hay señales inequívocas de la llegada del verano: la vuelta de los puestos de sandías y melones, las neveras llenas de gazpacho, salmorejo, bebidas frías y helados, y la diáspora hacia el pueblo, la playa, la montaña o a cualquier destino exótico.

Sin embargo, esa explosión de color y ‘buenrollismo’ tiene una cara menos amable: los mosquitos, saboteadores de sueño a base de zumbidos y chupasangres. En el mejor de los casos, un molesto habón dará fe de la visita del díptero, pero en otros (por suerte infrecuentes) las consecuencias serán mucho más graves. El dato deja poco margen para bromas: “Los mosquitos son el animal que mata a más personas al año en el mundo. Está detrás de unas 725.000 muertes frente a las 475.000 causadas por la acción humana (guerras, asesinatos, etc)”, revela Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana, del CSIC.

En el año 2020 se comunicaron en España 77 casos de enfermedad grave por el virus del Nilo Occidental (con 7 muertos)

Existen más de 2.500 especies de mosquitos y se encuentran en todas las regiones del planeta, salvo en la Antártida. Son muy buenos para adaptarse a nuevos ambientes y a cualquier intervención para combatirlos. “Los mosquitos son criaturas difíciles; constantemente tratan de evitar cualquier cosa que hagamos contra ellos”, dice el entomólogo Krijn Paaijmans, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que trabaja en el proyecto Maltem para erradicar la malaria en una zona de Mozambique.

En España el problema de los mosquitos transmisores de enfermedades graves está muy lejos de lo que se vive en las zonas tropicales de América y África (malaria, dengue o chikingunya), pero tampoco se puede calificar de ‘cero riesgo’. Hay pruebas: en 2020 se comunicaron 77 casos de infección grave por el virus del Nilo Occidental (7 fallecieron), transmitido por la picadura de un mosquito Culex. La peor parte se la llevaron Sevilla (de donde eran cinco de las víctimas) y Cádiz, pero también hubo enfermos en Extremadura. La situación fue claramente mejor en 2021, ya que hasta septiembre solo se habían detectado tres casos en humanos, según el informe emitido por el Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias.

En la zona del Mediterráneo se han dado casos de dengue por la picadura del mosquito tigre (que está ganando terreno por todo el litoral y también en regiones del centro peninsular), y el paludismo (malaria) se ha encontrado en turistas.

Ni japonés ni película de terror

Hasta hace unos años no había noticias de este tipo de infecciones (excepto malaria en viajeros a zonas endémicas). ¿Es que nos están llegando nuevas especies de mosquitos? Figuerola es tajante: “La historia de que el virus del Nilo Occidental es por un nuevo mosquito no es cierta. El que ha transmitido el virus del Nilo es un mosquito autóctono (Culex perexiguus y Culex pipiens), que lleva toda la vida en Andalucía. No hay nada de la película de terror de mosquito japonés y aves migratorias que traen el virus del Nilo a España”.

placeholder Un operario fumiga el río en la localidad sevillana de Coria. (EFE)
Un operario fumiga el río en la localidad sevillana de Coria. (EFE)

El origen del brote de meningoencefalitis de 2020 es tan simple como que “las lluvias abundantes y la falta de control de las poblaciones hicieron que hubiera muchos más mosquitos de lo normal, pero no es ni una nueva especie, ni un virus nuevo”, recalca el ecólogo.

El Culex perexiguus también es muy abundante en las zonas de arrozal, pero “no es muy frecuente ni en Valencia ni en el delta del Ebro”. Otra cosa es la Camarga francesa (Provenza y Costa Azul), donde “la fiebre del Nilo Occidental por mosquitos (Culex modestus) sí está causando problemas”.

Los peligros del 'tigre'

Con todo, el verdadero protagonista de los últimos años es el mosquito tigre, que es el transmisor del dengue, chikungunya o zika. Los casos que se han comunicado en España, como el brote de dengue en Murcia de 2018, tienen su origen en un viajero que regresó infectado de un país tropical y fue picado por un mosquito tigre local que, a su vez, picó a otras cinco personas (3 miembros de la familia) que resultaron contagiadas por dengue. Esta es otra diferencia significativa con el virus del Nilo, apunta el científico del CSIC, que “no se transmite entre personas, sino que necesita un ave infectada a la que pica el mosquito. El ave es el reservorio del virus, que es el que causa la enfermedad al humano”.

Foto: Un ejemplar de mosquito tigre pica a una persona. (Pixabay)

Otra enfermedad por la picadura de un mosquito es la filiarisis, causada por un gusano que infecta a los perros: “Si un mosquito pica a un perro con filaria sin tratar, y luego a una persona, le puede transmitir el parásito”.

Para evitar sorpresas desagradables, lo primero es saber dónde viven los mosquitos. Es conocido que las riberas de los ríos son perfectas para que estos insectos se reproduzcan y por eso las personas que son presa fácil de los dípteros saben que tienen que evitarlas. Lo peor es cuando se ignora dónde se ‘esconde’ el peligro, y hablando de mosquitos, sus lugares favoritos son los platos de las macetas, las botellas que se cuelgan en la manguera de drenaje del aire acondicionado, los desagües, etc. Por ello, el biólogo de Doñana insiste en que los ciudadanos debemos limpiar estos puntos y evitar la acumulación de agua para evitar que los mosquitos se multipliquen.

¿Efecto del calentamiento?

Desde hace años, se oyen voces que alertan de que el cambio climático puede contribuir a que haya más mosquitos. Jordi Figuerola, que participa en un proyecto del CSIC para monitorizar en tiempo real la población de mosquitos y la presencia del virus de Nilo en el Bajo Guadalquivir, hace hincapié en la importancia de extremar el control sobre las poblaciones. Además, “que haga más calor en invierno hará que los mosquitos sobrevivan mejor y que la temporada de cría comience antes y termine después”.

¿Esto afectará a la salud humana? “Estamos intentando ver cómo puede afectar todo esto a la transmisión de enfermedades”, responde.

Un último mito que destierra el científico tiene que ver con la magnitud de la picadura y el tamaño del mosquito. Existe la creencia de que los mosquitos grandes pican menos, pero “en realidad, esos insectos no son mosquitos. La picadura no depende del tamaño”.

Incógnitas despejadas

La doctora Pilar Cots, alergóloga del Hospital Ruber Juan Bravo, aclara las dudas más frecuentes sobre las picaduras de los mosquitos.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

¿Ahora son más grandes las reacciones a las picaduras?

El mosquito tigre pica a cualquier hora del día y su picadura puede atravesar la ropa que llevamos. Al rascarnos, con frecuencia producimos una infección en la zona que puede llegar a formar ampollas e incluso a ulcerarse, siendo más complicada su resolución.

¿Existe alergia a los mosquitos?

Los mosquitos pican para chupar nuestra sangre, no la necesitan para alimentarse, sino para producir sus huevos, por este motivo es la hembra mosquito la que pica. Los machos se alimentan de los jugos de las plantas. Al picarnos, la hembra inyecta saliva en nuestra piel, que es la responsable de la inflamación alrededor de la picadura y, solo en algunos casos, también de posibles reacciones alérgicas.

Los colores más atrayentes para los mosquitos son negro y rojo; los que menos, amarillo y verde

Disponemos de pruebas fiables en la consulta para poder llegar a determinar si realmente es una reacción alérgica o simplemente si la inflamación es causada por el efecto directo de la saliva en nuestra piel.

¿Por qué pican a unas personas más que a otras?

Hay algunas explicaciones científicas:

  • Les atrae mucho más el tipo de sangre 0 que el A.
  • Los consumidores de alcohol (especialmente cerveza) tienen más riesgo de ser picados.
  • La ropa oscura también aumenta el riesgo de picaduras. Los colores más atrayentes para los mosquitos son el negro y el rojo. Los que menos: el verde y el amarillo.
  • El sudor es su olor preferido. Por lo tanto, cualquier actividad física al aire libre aumenta las posibilidades de picaduras, especialmente al atardecer.
  • Los cambios hormonales en mujeres embarazadas originan un tipo de sudor y olor que les resulta muy atrayentes.
  • El olor de pies también se ha asociado con picaduras en esa zona.

¿Hay trucos eficaces antipicaduras?

Aunque existen muchas medidas que nos pueden ayudar, no hay ninguna cuya eficacia sea del 100%. Entre las más aceptadas están:

  • Vestir con ropa de colores claros y que tapen brazos y piernas.
  • Evitar los lugares donde proliferan (sitios húmedos y calurosos).
  • Instalar mosquiteras de rejilla en las ventanas.
  • Utilizar insecticidas y repelentes de mosquitos.
  • Los repelentes son sustancias químicas que funcionan de forma diferente a los insecticidas, ya que no matan a los mosquitos, sino que interfieren con sus receptores impidiéndoles que puedan olernos ni picarnos. El más utilizado es el DEET, aunque también existen productos naturales como la citronella y el eucalipto. Una aplicación puede durar unas tres horas. Su inconveniente es que solo funciona en las distancias cortas. Son los más indicados para exteriores.
  • Los ultrasonidos no ahuyentan a los mosquitos.
  • Es útil llevar un kit de viaje antipicaduras que incluya: un antihistamínico para aliviar el picor y una crema con corticoides. Si existe sobreinfección de la zona por rascado (ampollas, heridas), hay que desinfectarla cada día y aplicar crema con antibiótico.

El último, y quizá más importante, consejo: Si aparece una inflamación importante o signos de afectación general como mareo o fiebre, hay que ir a un centro médico para que un profesional valore el cuadro y le paute la medicación adecuada.

Hay señales inequívocas de la llegada del verano: la vuelta de los puestos de sandías y melones, las neveras llenas de gazpacho, salmorejo, bebidas frías y helados, y la diáspora hacia el pueblo, la playa, la montaña o a cualquier destino exótico.

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