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¿Chinches en tu cama? Cómo puede afectarte esta plaga que va en aumento
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¿Chinches en tu cama? Cómo puede afectarte esta plaga que va en aumento

La Asociación de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) ha advertido de un aumento del 20% en los últimos años. Estas son las claves para detectarlas y prevenirlas

Foto: Fuente: iStock
Fuente: iStock

Desde hace miles de años, al menos desde el Antiguo Egipto, las chinches han afectado a las poblaciones humanas, y antes de la Segunda Guerra Mundial y la llegada del diclorodifeniltricloroetano (DDT) hasta un tercio de las principales ciudades europeas estaban infestadas. Después de la invención y la adopción generalizada del DDT, su prevalencia se desplomó, como recuerda un estudio publicado en ‘PNAS’, pero casi de inmediato surgió resistencia al DDT y su número comenzó a aumentar

Las chinches se alimentan de sangre e inyectan saliva mientras pican para evitar que se coagule

Algunos estudios recientes en Estados Unidos sugieren que la incidencia de chinches puede haber regresado a niveles no vistos desde la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial. Precisamente, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha advertido de su incremento en nuestro país durante los últimos tiempos. Reconocen un aumento del 20% en los últimos años. En años anteriores, este problema era más habitual en los hoteles, pero en este momento, los lugares más perjudicados son los apartamentos turísticos que se encuentran en ciudades con abundante afluencia de viajeros. Las empresas de plagas han señalado que la demanda de servicios relacionados con chinches ha aumentado un 20% durante los meses de calor.

Este pequeño insecto hemíptero es un ectoparásito de color marrón rojizo de unos 5 mm de longitud que se alimenta de sangre humana y de otros animales como aves de corral, murciélagos o roedores. Son dos las especies que afectan a humanos: 'Cimex lectularius', más cosmopolita, y 'C. hemipterus', más frecuente en trópicos y subtrópicos.

Pero requiere una especial mención 'Zelus renardii', más conocido como ‘chinche cazador’ o también llamado ‘chinche asesino’. Desde los primeros registros en 2012, en el sur de la Península Ibérica, ha ampliado su área de distribución. Según un reciente estudio español, se está propagando con rapidez por España y Europa. La zona donde más se ha extendido es la cuenca mediterránea. En España se detectó por primera vez en la Comunidad Valenciana, luego en Andalucía, pero ya ha sido localizado en Cataluña o en Madrid. Los autores del estudio auguran su expansión por todo el país.

El riesgo de encontrar chinches aumenta si pasamos tiempo en lugares con volúmenes altos de huéspedes nocturnos

Es de color anaranjado, cuenta con seis patas y unas largas antenas. Cazan a sus presas al acecho con un comportamiento similar al de la mantis religiosa, aunque estas chinches son más sensibles al movimiento. Como se mencionó anteriormente, en los últimos años, han experimentado un resurgimiento dramático que se puede atribuir a nuevos aspectos de la biología de las plagas y del comportamiento humano, como la aparición de nuevas resistencias a los insecticidas o el aumento de los viajes globales. Un artículo de ‘The Conversation’ muestra la guía para su detección y eliminación.

Todo lo que debe saber sobre las picaduras

Las chinches se alimentan de sangre e inyectan saliva mientras pican, para evitar que esta coagule. Algunas personas no tienen reacción a las picaduras, mientras que otras sí las sufren y, en ocasiones, pueden ser graves.

Es importante señalar que puede ser difícil distinguir las picaduras de chinches de otras de insectos o de erupciones cutáneas. Las lesiones más comunes incluyen el desarrollo de pápulas (ronchas), frecuentemente mayores de 1 cm, acompañadas de prurito (picor) e inflamación que, a menudo, presentan una mancha roja más oscura en el centro. Suelen ser múltiples y presentarse en grupo o dispuestas en línea, principalmente en rostro, cuello, brazos y manos.

La ropa de cama debe lavarse a elevadas temperaturas (al menos, a 60℃)

Una investigación publicada recientemente en la revista ‘Journal of Medical Entomology’ ha descubierto que las chinches de la cama tienen sus preferencias a la hora de buscar un escondite. Según sus conclusiones, las chinches adoran las sábanas rojas y negras, mientras que evitan las que son amarillas y verdes.

Según American Pest Control, “es importante saber que las lesiones cutáneas y síntomas acompañantes pueden aparecer hasta nueve días después de haber sufrido las picaduras y que suelen necesitar varios días para su completa resolución. Si sospechamos que las chinches nos han picado, debemos buscar evidencias en la residencia supuestamente infectada que demuestren su presencia.. Examinemos minuciosamente el lugar, especialmente las grietas en las paredes, los colchones y los muebles.

Las pruebas:

  • La presencia de manchas oscuras (excrementos) alrededor de sus escondites.
  • La observación de manchas oxidadas de color marrón-rojizo (restos de sangre) en colchones y sábanas.
  • El mal olor, fétido y dulzón, que desprenden las secreciones y que se aprecia cuando las chinches son numerosas.
  • El diagnóstico definitivo o de certeza de una infestación se basa en las siguientes evidencias: insectos adultos o en estadios ninfales (preferentemente por la noche, cuando las chinches están activas) o presencia de exuvias (restos de exoesqueletos vacíos tras las mudas) de color amarillo pálido.

¿Qué hacer si nos pican? Un tratamiento tópico para mitigar el prurito y una buena higiene para prevenir las infecciones secundarias suelen ser suficientes para la mayoría de los casos, aunque en cualquier situación es recomendable consultar con un especialista que realice su seguimiento y evolución. Para casos más graves, pueden ser necesarios corticoides, antihistamínicos o antibióticos sistémicos.

¿De dónde salen? En las casas, se esconden en grietas o hendiduras en las paredes, muebles, detrás del papel pintado, paneles de madera o cuadros y bajo las alfombras, colchones o ropa de cama. Poseen hábitos nocturnos, por lo que suelen ocultarse durante el día y ser más activas por la noche, cuando las personas duermen.

El riesgo de encontrar chinches aumenta si pasamos tiempo en lugares con volúmenes altos de huéspedes nocturnos, como hoteles, casas rurales, hospitales o refugios para personas sin hogar. Pueden vivir hasta seis meses sin comer y sobrevivir hasta 12 meses sin alimentarse de humanos, atacando a pájaros y roedores.

También influyen factores asociados con algunas viviendas modernas, el aumento de la humedad, la falta de circulación de aire, una limpieza deficiente y mobiliario descuidado, que brindan áreas de refugio a las chinches. Además, el estigma social asociado a las infestaciones de chinches en las viviendas puede obligar a las personas a no recurrir a profesionales de control de plagas, contribuyendo al resurgimiento y la resistencia.

placeholder Foto: Unplash/@juanmascan1978.
Foto: Unplash/@juanmascan1978.

¿Cómo podemos prevenirlas? Un buen saneamiento es el primer paso para controlar una infestación por chinches. Sin embargo, recientemente se están detectando en residencias de ancianos, hospitales, cruceros, cines, el metro e incluso aviones, lo que sugiere que una buena higiene no es suficiente para evitarlas. No usar insecticidas domésticos, porque podrían empeorar la situación y dispersarlos. En muchas ocasiones, la erradicación requiere más de una visita de un profesional de manejo de plagas.

Entre los plaguicidas disponibles en el mercado, los más usados por su seguridad y eficacia son las piretrinas y piretroides, los desecantes (ácido bórico), las sustancias bioquímicas (aceite de neem), los pirroles, los neonicotinoides (formas sintéticas de la nicotina) y los reguladores del crecimiento de insectos.

Para minimizar el uso de pesticidas, el control debe centrarse en los métodos mecánicos, como pasar la aspiradora y quitar o sellar grietas en muebles y paredes. La ropa de cama debe lavarse al menos a 60℃. Para infestaciones severas se pueden usar pesticidas, aunque se debe tener cuidado y dejar que la ropa de cama, colchones, tapizados y muebles se sequen completamente antes de usarlos.

Una vez eliminadas, habrá que tener especial cuidado en evitar una nueva infestación, especialmente con la introducción de muebles (particularmente los de segunda mano) y enseres como ropa, mochilas, equipaje o ropa de cama, donde los insectos pueden viajar en 'autostop', dispersándose y repoblando nuevos territorios.

Desde hace miles de años, al menos desde el Antiguo Egipto, las chinches han afectado a las poblaciones humanas, y antes de la Segunda Guerra Mundial y la llegada del diclorodifeniltricloroetano (DDT) hasta un tercio de las principales ciudades europeas estaban infestadas. Después de la invención y la adopción generalizada del DDT, su prevalencia se desplomó, como recuerda un estudio publicado en ‘PNAS’, pero casi de inmediato surgió resistencia al DDT y su número comenzó a aumentar

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