España vuelve a ser el líder mundial en el consumo de benzodiacepinas
Este grupo de medicamentos para tratar la ansiedad y el insomnio se ha 'instalado' en los hogares españoles. Las cifras son alarmantes y, peor aún, el exceso de automedicación
España ha vuelto a ser en 2020 líder mundial en consumo legal de benzodiacepinas, un grupo de medicamentos que engloba a los ansiolíticos, hipnóticos y sedantes como el diazepam o el lorazepam, hermanos ‘pequeños’ de los opioides, pero también con riesgo adictivo.
Se consumieron casi 110 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, según los datos de 95 países del mundo del informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. Le siguen Bélgica, con 84 dosis diarias, o Portugal, con 80, pero quedan muy lejos otros vecinos europeos como Alemania, solo con 0,04 dosis diarias.
“Ni está dentro de lo esperado, ni es algo recomendable”, ha asegurado Antonio Cano, catedrático de Psicología y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). Pese a que no se recomiendan para trastornos de ansiedad o insomnio, casi dos de cada diez personas ha retirado al menos un envase en 2018, último año disponible en la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria.
La comunidad científica está de acuerdo en que parte de la culpa de este aumento está en la pandemia. De hecho, uno de los trabajos más recientes, publicado en 'The Lancet', cifra el incremento de depresión en el 28% durante el año 2020 en todo el mundo. La crisis del coronavirus, además, ha provocado 53 millones de trastornos depresivos más de los esperados, 35 de ellos en mujeres, quienes, junto a los jóvenes, representan los grupos de población más afectados según esta investigación.
"Son un grupo de medicamentos que engloba a los ansiolíticos, hipnóticos y sedantes, hermanos 'pequeños' de los opioides"
Tal y como se apunta, la guía de buenas prácticas de Socidrogalcohol, como fruto de un esfuerzo de consensos entre las sociedades médicas de Atención Primaria (SEMG, SEMERGEN y SEMFYC), conjuntamente con la Federación de Enfermería (FAECAP), Farmacia (SEFAC) y la Sociedad Española para el Estudio del Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), “podemos observar un aumento paulatino en el consumo de los ansiolíticos, sedantes o hipnóticos, en estos últimos años, con una utilización importante y predominante entre el género femenino y con una incorporación preocupante de su uso entre los jóvenes también con una preponderancia femenina”.
Así lo indica Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol en la introducción al documento, donde insiste además en que "hablaríamos de uso o mal uso, bajo la premisa de que no siempre se prescriben o utilizan en indicaciones que requieran este tipo de fármacos o durante un tiempo o posología adecuada. Desde salud mental, neurología, traumatología y atención primaria, o más bien diría desde casi todas las especialidades médicas, se puede hacer una prescripción que no siempre tiene su control y evaluación posterior, con lo que pueden aparecer problemas de iatrogenia".
Automedicación
Por otro lado, "en ocasiones son los propios pacientes los que se automedican, siguiendo el ejemplo del vecino, de un familiar o de una consulta hecha por internet, normalmente utilizando al 'Dr. Google'. Vivimos en una sociedad competitiva, estresante y al mismo tiempo con personas que les cuesta enfrentarse a los problemas cotidianos, que no quieren sufrir y que recurren a la química para descansar, quitarse la ansiedad o para dormir. Al fin y al cabo, para desconectar de una realidad cotidiana que les agobia. No olvidemos que hay circunstancias en la vida que no son patológicas, sino simplemente situaciones vitales que requieren, en más de una ocasión, una intervención psicológica y farmacológica, pero en otras bastará con una terapia psicológica o educación sanitaria”.
Las benzodiacepinas son medicamentos que disminuyen la excitación neuronal y que tienen un efecto antiepiléptico, ansiolítico, hipnótico y relajante muscular. Se utilizan como tratamiento de:
- Ansiedad generalizada.
- Insomnio.
- Fobias.
- Trastorno obsesivo compulsivo.
- Trastornos afectivos.
- Esquizofrenia.
- Ciertas urgencias psiquiátricas, como la agitación psicomotriz, el estrés ambiental o los trastornos de la personalidad.
- Delirium tremens, para prevenir la agitación y las crisis convulsivas.
Existen distintos tipos de benzodiacepinas: hidrosolubles y lipisolubles, de rápida o lenta acción, de vida media, corta y ultracorta, o de alta o de baja potencia. Y aunque son muy seguras no están exentas de riesgos y pueden causar, dado su efecto depresor sobre el sistema nervioso central, según un trabajo de revisión:
- Somnolencia.
- Dificultades en la atención.
- Problemas de memoria.
- Dificultades de concentración.
- Mayor incidencia de accidentes, caídas, etc.
- En situaciones de sobredosis, pueden causar depresión respiratoria llevando a la muerte y podrían aumentar el riesgo de demencia (mayor riesgo de desarrollar alzhéimer y un aumento de la mortalidad, sobre todo en población de edades avanzadas).
Dependencia
Además de los efectos inmediatos de las benzodiacepinas, a medio y largo plazo pueden provocar dependencia. Los riesgos derivan de su capacidad para producir inducción enzimática en el hígado, lo que se traduce en tolerancia. Por tanto, para conseguir el mismo efecto hay que ir aumentando progresivamente la dosis. Pero si se interrumpe su administración aparece el síndrome de abstinencia.
Para evitar esta dependencia se recomienda: educación al paciente, proporcionando normas higiénicas para el tratamiento del insomnio y de la ansiedad; diagnóstico adecuado, esto es, tratar siempre la causa nuclear del problema; tratamiento con benzodiacepinas específicas y en dosis adecuadas, ajustándose a las necesidades del paciente, y precaución en ciertas situaciones, como en pacientes de edad avanzada, con hepatopatías, polimedicación, gestación, adicciones, riesgo de suicidio y otras poblaciones especiales.
España ha vuelto a ser en 2020 líder mundial en consumo legal de benzodiacepinas, un grupo de medicamentos que engloba a los ansiolíticos, hipnóticos y sedantes como el diazepam o el lorazepam, hermanos ‘pequeños’ de los opioides, pero también con riesgo adictivo.