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Cuando se te junta todo: la reacción adaptativa depresiva
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Cuando se te junta todo: la reacción adaptativa depresiva

Una mujer de cuarenta y dos años, abogada, que trabaja en un despacho de prestigio, nos cuenta en su primera visita al psiquiatra cuatro situaciones que le han dejado muy afectada

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“Es la primera vez que voy al psiquiatra, siempre he sido muy racional y pensaba que cuando tuviera algo psicológico iría al psiquiatra, y la verdad es que ahora que estoy aquí, no sé por dónde empezar… Me han sucedido cuatro cosas que me han dejado muy afectada. Lo primero es que hace un año nos hemos enterado de que mi padre, después de muchos años casado, tiene una amiga; el descubrimiento lo hizo mi madre por el teléfono móvil y estoy destrozada; se ha ido de casa y mi madre está hundida. Lo segundo es que, a mi hermano, ingeniero y dieciséis años casado, le ha dicho su mujer que se ha cansado de él y se acaban de separar. Lo tercero es mi marido, al que quiero y admiro. Ocurre que el otro día le cogí la cartera porque necesitaba dinero y en ella encontré unas tarjetas de “masajes orientales” y vi que tenía varias citas en la agenda… Me quedé tan sorprendida que llamé a este sitio por teléfono diciendo que era su secretaria y me dijeron que ya tenía cita para la semana siguiente… Me quedé muda, no me lo podía creer… Se lo dije enseguida a mi marido y él me dijo que se aficionó a esto durante mi último embarazo porque “cuando tú estás embarazada no me atraes físicamente, perdona que te lo diga, pero lo siento así”. Y la cuarta cosa es que una persona del trabajo a la que estoy muy unida ha intentado suicidarse”. Esto es lo que nos cuenta en su primera visita una mujer de cuarenta y dos años, abogada, que trabaja en un despacho de prestigio.

Esto tiene un nombre clínico: reacción adaptativa depresiva, que es una respuesta psicológica presidida por la tristeza ante una serie de acontecimientos negativos fuertes, concretos, tangibles y bien delimitados.

El intento de suicidio de su compañera de trabajo fue consecuencia de un tipo de vida en donde casi todo es trabajo, y trabajo y soledad… Le he explicado a ella que le cuente lo importante que es cultivar amistad, tener aficiones, y tener tiempo para uno mismo.

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El tema del marido lo hemos enfocado de la siguiente forma: hoy, la pornografía y el sexo llenan muchos espacios de la vida moderna. Le digo a ella que casi el 70% de Internet es pornografía, y que su marido durante el embarazo necesita relaciones íntimas y ambos deben poner de su parte para que esto funcione. He hablado con ambos y les he trazado un programa de objetivos psicológicos, lógicamente por separado, en donde ella sea capaz de perdonarle y cuidar las relaciones íntimas, y al mismo tiempo les he dado pautas de conducta para mejorar en la comunicación interpersonal. Dos meses después del descubrimiento, todo ha vuelto a la calma.

Con respecto a los otros asuntos, le comento que la infidelidad de su padre es grave porque su imagen se ha deteriorado y sería bueno que ella pudiera hablar con él y ver si se puede reconstruir la relación entre sus padres.

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Por lo que respecta a su hermano, hemos iniciado una terapia de pareja y, a pesar de la resistencia de ella, hemos tenido una serie de entrevistas, pero el pronóstico es malo. Ella nos dice textualmente: “Me he desenamorado de mi marido, no le quiero… Se lo voy a decir más claro, doctor Rojas, se fue el amor; no sé cuando ocurrió, pero desapareció y usted no querrá que viva con un hombre del que no estoy enamorada…”

Tener un equilibrio psicológico

El amor hay que cuidarlo con esmero de artesano. El descuido de las cosas pequeñas en el amor es su ruina. El hermano de nuestra paciente reconoce que él se había abandonado, y que se había volcado demasiado en su trabajo. Sin tiempo para nada más: un adicto al trabajo.

Para estar bien con alguien hace falta estar bien con uno mismo. Tener un cierto equilibrio psicológico es clave. Un apunte: los mitos de la palabra amor distorsionan la realidad. En el imaginario colectivo, ese término está lleno de promesas y se le exalta de tal manera que se olvida que el amor es un trabajo, una tarea a la que hay que nutrir de muy diversas maneras.

Lo diría de otra manera más descriptiva: el enamoramiento consiste en abrir la intimidad a alguien, enseñarle nuestra vida y milagros…. Y al mismo tiempo, que el otro te abra sus puertas. Dos universos, dos historias se entrecruzan. Encontrarse a sí mismo fuera de sí mismo. El amor es la poesía de los sentidos, la inteligencia es la nitidez de la razón; porque cuando el amor llega, puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido.

"Para estar bien con alguien hace falta estar bien con uno mismo. Tener un cierto equilibrio psicológico es clave"

Hay que trabajarlo a base de detalles pequeños, no sacar la lista de agravios, evitando discusiones innecesarias, por eso hay que aprender a tener habilidades en la comunicación en las parejas, porque muchas veces no se sabe cómo ni cuándo decir las cosas… Alcanzar una sexualidad positiva, evitar estar mucho tiempo sin hablarse, compartir el proyecto de vida, valorar lo que hace cada uno, combatir la tendencia a corregir al cónyuge…. Son herramientas de trabajo necesarias para mantener una relación unida y saludable.

El amor es exigente y lo pide todo. No hay amor sin cultura, y no hay cultura sin libros.

“Es la primera vez que voy al psiquiatra, siempre he sido muy racional y pensaba que cuando tuviera algo psicológico iría al psiquiatra, y la verdad es que ahora que estoy aquí, no sé por dónde empezar… Me han sucedido cuatro cosas que me han dejado muy afectada. Lo primero es que hace un año nos hemos enterado de que mi padre, después de muchos años casado, tiene una amiga; el descubrimiento lo hizo mi madre por el teléfono móvil y estoy destrozada; se ha ido de casa y mi madre está hundida. Lo segundo es que, a mi hermano, ingeniero y dieciséis años casado, le ha dicho su mujer que se ha cansado de él y se acaban de separar. Lo tercero es mi marido, al que quiero y admiro. Ocurre que el otro día le cogí la cartera porque necesitaba dinero y en ella encontré unas tarjetas de “masajes orientales” y vi que tenía varias citas en la agenda… Me quedé tan sorprendida que llamé a este sitio por teléfono diciendo que era su secretaria y me dijeron que ya tenía cita para la semana siguiente… Me quedé muda, no me lo podía creer… Se lo dije enseguida a mi marido y él me dijo que se aficionó a esto durante mi último embarazo porque “cuando tú estás embarazada no me atraes físicamente, perdona que te lo diga, pero lo siento así”. Y la cuarta cosa es que una persona del trabajo a la que estoy muy unida ha intentado suicidarse”. Esto es lo que nos cuenta en su primera visita una mujer de cuarenta y dos años, abogada, que trabaja en un despacho de prestigio.

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