Menú
Salud cardiovascular: ¿estamos peor de lo que pensamos?
  1. Bienestar
Más años, más vida

Salud cardiovascular: ¿estamos peor de lo que pensamos?

Un nuevo estudio alerta de que la enfermedad cardiocirculatoria silente puede afectar a más personas de las que creemos

Foto: Salud cardiovascular. (iStock)
Salud cardiovascular. (iStock)

La enfermedad cardiovascular se encuentra entre las principales causas de muerte prematura en los países occidentales. Muchos son los esfuerzos en la prevención del infarto y, sin embargo, las cifras siguen siendo preocupantes. Afortunadamente, los tratamientos son cada vez más eficaces, pero la prevención sigue siendo clave. Un nuevo estudio alerta de que la enfermedad cardiovascular silente, puede afectar a más de los que pensamos.

Alrededor de un 80% de los adultos de EEUU tienen una salud cardiovascular baja o moderada, de acuerdo con el nuevo criterio de la Asociación Americana del Corazón (AHA), que ahora incluye además el sueño saludable como un componente esencial. Este 'checklist' recibe ahora la denominación de “Los 8 esenciales vitales”, en lugar de los anteriores 7.

La introducción del nuevo parámetro relacionado con la duración del sueño, refleja los últimos hallazgos que vinculan la calidad del descanso con la salud general. Los que duermen mejor, tienen menos factores de riesgo como sobrepeso, hipertensión o diabetes tipo 2. Además, en la actualidad es relativamente fácil medir el sueño con pulseras de actividad o el teléfono móvil.

Foto: Foto: Unsplash/@joannakosinska.

La AHA creó la valoración de siete marcadores para la salud cardiovascular en el año 2010. Tras 12 años y más de 2.400 artículos científicos relacionados, ha sido necesario revisar la metodología para estar al día del conocimiento alrededor de la enfermedad cardiovascular. De los siete parámetros originales, se han redefinido cuatro, además de incluir el descanso como novedad, para pasar a ocho. Además, la valoración puede ser ahora aplicada a partir de los 2 años de edad.

Entre los parámetros actualizados, se encuentra la alimentación. La herramienta incluye una nueva guía para la valoración de la calidad de la dieta tanto en adultos como en niños, de forma individualizada o a nivel poblacional. Para la última, se ha desarrollado una puntuación relacionada con la dieta contra la hipertensión o DASH. A nivel individual, se usa un cuestionario de adherencia a dieta mediterránea validado para la población norteamericana (MEPA). También se ha actualizado la valoración de los niveles de azúcar en sangre, para incluir las mediciones de hemoglobina glicosilada o de niveles de glucosa en sangre para personas con o sin diabetes tipo 1 o 2. Del mismo modo, se ha actualizado la estimación de los lípidos en sangre, añadiendo la valoración del colesterol no HDL como el parámetro de preferencia, más que el colesterol total. Este cambio se debe a que el colesterol no HDL puede ser medido sin estar en ayunas, aumentando las posibilidades de medición, además de poder ser calculado de forma fiable para todos los individuos.

"La herramienta incluye una guía para valorar la calidad de la dieta en adultos y en niños, de forma individualizada o a nivel poblacional"

El impacto del tabaquismo ha sido revisado, para incluir el 'vapeo' con líquidos que contienen nicotina. Esto se adapta al uso cada vez más extendido y a sus implicaciones para la salud a largo plazo. También se ha añadido, de forma importante, la exposición a humo como fumador pasivo, tanto en adultos como en niños.

Otros parámetros no han sufrido cambios sustanciales desde la versión anterior. Uno de ellos es la tensión arterial, que mantiene el criterio de las guías de 2017 con valores inferiores a 120 y 80 mm de mercurio para las tensiones sistólica y diastólica (la alta y la baja) y de hipertensión cuando se sitúan por encima de 130 el alta o de 80 la baja.

placeholder Control de la tensión arterial. (iStock)
Control de la tensión arterial. (iStock)

Tampoco hay variación para las recomendaciones relacionadas con la actividad física, para la cual se sigue midiendo los minutos de actividad semanales. Se considera óptimo un mínimo de 150 minutos de actividad física moderada a la semana o 75 minutos de actividad vigorosa.

El peso corporal también se mantiene sin cambios, a pesar de que cada vez se reconoce más que el índice de masa corporal tiene amplias limitaciones. A pesar de ello, y debido a que su cálculo es inmediato y hay muchos datos disponibles, se mantiene como un indicador razonable para valorar el estado ponderal. Se considera que un IMC entre 18,5 y 24,9 se asocia con salud cardiovascular óptima, si bien puede haber diferencias en estos rangos en función del grupo étnico.

El nuevo parámetro hace referencia a la duración del sueño. Se considera óptimo dormir entre 7 y 9 horas al día, para adultos. En niños, pasamos a las 10 a 16 horas para menores de 5 años; 9 a 12 horas para niños entre 6 y 12 años; y 8 a 10 horas entre las edades de 13 y 18 años.

Datos preocupantes

El nuevo método ha sido validado en un estudio que demuestra que la salud cardiovascular de la población estadounidense es subóptima, mostrando además importantes diferencias en función de la edad y de nivel socioeconómico,

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Los resultados de este primer estudio, que ha utilizado el nuevo criterio de 8 parámetros, muestra que la salud cardiovascular de la población estadounidense está bastante lejos de ser ideal. De hecho, un 80% de los adultos tienen niveles de salud cardiovascular baja o moderada. La fuente para el análisis parte de la encuesta nacional de salud de EEUU entre los años 2013 y 2018, que incluye datos de más de 13.500 adultos de entre 20 y 79 años. La puntuación media en una escala de 1 a 100 fue de 64,7 para adultos y de 65,5 para niños. Solo un 0,45% de los adultos tuvo una puntuación de 100, y un 20% una puntuación de más de un 80%, considerada como buena salud cardiovascular. El 63% se situaron con salud intermedia (puntuación de 50 a 79) y un 18% como baja (puntuación menor de 50). Los factores que peor puntuación tuvieron fueron la alimentación, la actividad física, y el índice de masa corporal.

La importancia de la medicina preventiva

Es buena noticia que este método de valoración del riesgo cardiovascular se haya actualizado para incluir nuevos parámetros como el descanso, o actualizar algunos de ellos Sin duda, hemos mejorado mucho en el tratamiento de la enfermedad, tanto a nivel quirúrgico como farmacológico. Pero la prevención debería seguir siendo la herramienta prioritaria. La enfermedad cardiovascular, al igual que la mayor parte de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, tiene un desarrollo lento de muchos años. Siguiendo el modelo del iceberg, cuando vemos que está ahí, suele ser demasiado tarde.

Podemos sin duda mejorar mucho nuestra salud tras un infarto, y revertir buena parte del daño metabólico que nos ha llevado hasta ese punto, si tenemos la suerte de no haber sufrido daños irreparables. Pero antes de llegar ahí, habremos pasado muchos años en enfermedad silente, en esa enfermedad subclínica, como reflejan los nuevos datos: un 81% de los americanos tendrían una salud cardiovascular mala o regular. Habría que valorar la evolución en el tiempo y cuántos de ellos pasan al rango de mala salud, o acaban abiertamente en enfermedad coronaria.

Foto: Foto: iStock.

La medicina para un envejecimiento saludable es, ante todo y como hemos dicho en muchas ocasiones, preventiva. Y actúa en todos esos 8 factores, además de otros, que incluye este nuevo score de la AHA. Por otro lado, la prevención del deterioro neurocognitivo, de la diabetes o del propio cáncer, no difiere sustancialmente de la prevención cardiovascular, todas ellas son enfermedades relacionadas con el proceso de envejecimiento.

Esperemos que poco a poco se le dé a la prevención el valor que merece. Sin duda, más vale prevenir que curar.

La enfermedad cardiovascular se encuentra entre las principales causas de muerte prematura en los países occidentales. Muchos son los esfuerzos en la prevención del infarto y, sin embargo, las cifras siguen siendo preocupantes. Afortunadamente, los tratamientos son cada vez más eficaces, pero la prevención sigue siendo clave. Un nuevo estudio alerta de que la enfermedad cardiovascular silente, puede afectar a más de los que pensamos.

Salud
El redactor recomienda