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La nueva guía para tratar la adicción al alcohol: del tratamiento a la recuperación
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Enfoque bio-psico-social

La nueva guía para tratar la adicción al alcohol: del tratamiento a la recuperación

Gabriel Rubio Valladolid, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid, saca a la luz nuevas directrices para profesionales sanitarios que aclara los avances terapéuticos efectivos contra la enfermedad

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De la adicción al alcohol, así como de otras tantas, se habla mucho y se ha escrito aún más. Pero tanto la comunidad médica, como los propios afectados y sus familias deben ser conscientes de que en los últimos 20 años se han producido grandes cambios en el abordaje de esta enfermedad. Es por ello que la llegada de una nueva guía para profesionales de la sanidad (Del tratamiento del alcoholismo a la recuperación, de Círculo Rojo) no puede tener mayor sentido.

Al frente de ella está el Dr. Gabriel Rubio Valladolid, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid y catedrático en la Universidad Complutense. Es, además, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica (SEPC), asesor científicos de la asociación inRecovery y director técnico del Área de Psiquiatría y Salud Mental de BlueHealth Care.

Recuerda que el proyecto “surge como uno de los objetivos de inRecovery, que es el de informar sobre los avances producidos en el tratamiento y en la recuperación de personas con dependencia del alcohol. En este caso, la guía está orientada a que los profesionales conozcan los avances en el cambio de paradigma que suele hablar de recuperación”.

"Los profesionales sanitarios están subestimando el consumo de esta sustancia por parte de la población”

Recordar que la ‘Monografía Alcohol 2021. Connsumo y Consecuencias’ del Ministerio de Sanidad, destaca que “en España, el consumo de bebidas alcohólicas está muy normalizado debido a su elevado consumo, su producción y el arraigo social que tiene en nuestra cultura. El alcohol es uno de los principales factores de riesgo de carga de enfermedad y, además de ser una sustancia adictiva que puede ocasionar dependencia, contribuye al desarrollo de múltiples problemas de salud y lesiones. El daño que produce es, en general, directamente proporcional al nivel de consumo pero, para determinadas enfermedades gastrointestinales, cáncer y lesiones, no existe un nivel de consumo seguro”.

En ella se recuerda, además, que “el consumo de alcohol es el 4º factor de riesgo de pérdida de salud (Años de Vida Ajustados por Discapacidad-AVAD) en nuestro país, ocupando la 2ª posición en mujeres y la 5ª en hombres.

A lo largo de cuatro capítulos el lector se topa “con un valioso apoyo para profundizar en la adicción al alcohol y su tratamiento, la recuperación de los pacientes y el de los profesionales sanitarios en el abordaje del alcoholismo”.

Y en este sentido, el Dr Rubio Valladolid, hace especial hincapíé en que “los profesionales sanitarios están subestimando el consumo de esta sustancia por parte de la población”, y recuerda que “la pregunta sobre el consumo debe ser obligatoria por los médicos de atención primaria”. El autor enfatiza en el documento que “algunos pueden pensar que se van a encontrar más de lo mismo, pero lo cierto es que la actualización realizada por los profesionales del 12 de Octubre proporciona una visión integradora de los que supone tratar a las personas con adicción al alcohol”.

El estigma: no es un vicio es una enfermedad

Parte del problema es el estigma asociado. Primero, porque como la guía específica la adicción al alcohol no es un vicio es una enfermedad . “Esta dependencia puede ser considerada una enfermedad en el sentido clásico del término (hay ausencia de salud). Es cierto que, a lo largo de la historia, los criterios diagnósticos de la dependencia o adicción al alcohol han sufrido cambios considerables, pero en todos ellos, las personas diagnosticadas cumplían con los elementos sustanciales sugeridos por algunos de los teóricos más relevantes en lo que se refiere al concepto moderno de enfermedad: disfunción biológica y daño o perjuicio”. Y segundo, porque los enfermos cargan con la patología y el rechazo social. Este estigma queda patente a lo largo de la guía en testimonios como:

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Unsplash/@Lampert

“Yo no suelo decir que acudo a las reuniones de AA. Primero porque algunos creen que somos una secta religiosa y, segundo, porque la gente no comprende de verdad qué es esta enfermedad. Creen que no somos de fiar, que somos borrachos, y eso me impide hablar de este tema delante suyo”, relata un paciente.

El paso previo a la adicción, según el autor depende de varios factores. “No es fácil predecir que jóvenes que abusan del alcohol acabarán desarrollando la adicción. En principio quienes tienen más riesgo son los que tienen antecedentes familiares de alcoholismo, aquellos que son muy impulsivos y los que han sufrido experiencias traumáticas durante su infancia-adolescencia” Y recuerda que “no hay una cantidad de alcohol definida. La adicción al alcohol se caracteriza porque el sujeto sigue consumiendo a pesar de las consecuencias negativas derivadas del consumo”.

Tienen también un papel importante “las llamadas emociones negativas, especialmente la ansiedad y la depresión, juegan un doble papel en la adicción al alcohol. Inicialmente, los sujetos pueden recurrir al uso del alcohol para aliviar su intensidad. Durante la transición que va desde el consumo ocasional hasta la adicción, suelen experimentarlas tras periodos de intoxicación o durante el síndrome de abstinencia, de forma que contribuyen a mantener el consumo. Posteriormente, transcurridas semanas o meses de abstinencia, su presencia puede ser un factor de recaídas”.

Tratamientos

Los tratameintos “de esta enfermedad deben ser integradores, es decir, se contemplan estrategias farmacológicas, psicológicas y también la participación de los grupos de ayuda-mutua como los basados en el programa "Ayúdate-Ayúdanos". Debemos comprender que en el tratamiento no debe faltar nunca el abordaje psicosocial” El objetivo final como recuerda el autor no es la abstinencia sino la sobriedad: .“La primera supone no beber, mientras que la segunda es un estilo de vida donde desde luego el sujeto no bebe, pero ha realizado cambios en su estilo de vida”

"El objetivo no es la abstinencia sino la sobriedad: la primera supone no beber. La segunda es un estilo de vida donde desde luego el sujeto no bebe"

Es por ello que desde el punto de vista clínico se considera que a los 5 años de haber dejado de beber y de haber realizado cambios en su estilo de vida “se han consolidado los pilares de su recuperación, pero la recuperación es un proceso que dura toda la vida”.

Recuerda, además, el documento que “en nuestra experiencia, las personas con dependencia grave ue acuden a tratamiento, lo que desean es evitar las complicaciones, aceptando que están provocadas por el alcohol. Tras semanas de abstinencia, comienzan a valorar las mejorías físicas, psicológicas y familiares derivadas de su abstinencia. Es entonces cuando empiezan a darse cuenta de los riesgos que tiene seguir con determinados estilos de vida o incompatibles con los antiguos”.

El papel de los sanitarios

En definitiva, los profesionales "han de tener en cuenta, que junto a los problemas que tiene las personas con dependencia alcohólica para entender su enfermedad, están también las barreras existentes para recibir el tratamiento adecuado: coordinación entre los equipos de Atención Primaria con los de salud mental, la existencia de redes autonómicas de atención a las personas con toxicomanías que también atienden personas con adicción al al alcohol, la infrecuente información que se hace desde los equipos sanitarios hacia los grupos de ayuda mutua”, determinan los autores en la guía.

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Comprender la situación del paciente en el momento de solicitar ayuda y de las barreras existentes para acceder al tratamiento “debería servir para adecuar la estrategia de tratamiento al estado motivacional del cada paciente y para elegir el dispositivo más idóneo”.

Recuerdan también que un asunto controvertido es el de la curación de la dependencia alcohólica. “Generalizar supone siempre errar, y en este campo todavía más, ya que, posiblemente, haya tantos tipos de dependencia alcohólica y de recuperación como individuos. La curación es considerada por algunos como la vuelta a la normal relación del sujeto con la bebida: beber sin pérdida de control, beber sin complicaciones. Este modelo de curación es el que encontramos en las enfermedades infecciosas, como en las neumonías, pero no en el de la adicción al alcohol".

Los datos procedentes de estudios comunitarios señalan que en torno al 10% de las personas que cumplen criterios de dependencia del alcohol dejan espontáneamente de beber sin tener que recurrir a ningún pro grama de tratamiento. El 90% restante suele necesitar la ayuda de los profesionales o de los grupos de ayuda-mutua para conseguir alcanzar la abstinencia e iniciar la recuperación.

"Generalizar en la curación supone siempre errar, y en este campo todavía más, ya que, posiblemente, haya tantos tipos de dependencia y de recuperación como individuos"

El objetivo, como se dice anteriormente, de la recuperación no es la abstinencia, esta constituye el primer paso para poder hacer cambios importantes en el estilo y en el manejo de las emociones, de forma que el alcohol pueda ser abandonado. Con el tiempo, esos logros son puestos en valor por el individuo de forma que los nuevos valores y las nuevas metas guíen las con ductas de las personas en recuperación.

La guía da un repaso a aspectos fundamentales en este proceso a la recuperación como son los grupos de apoyo: como el de '12 pasos' o 'Ayúdate-ayudános'.

Se recuerda también la importancia la importancia de implantar programas de refuerzo comunitario, así como consejos a los profesionales sobre otras controversias como el consumo de vino.

De la adicción al alcohol, así como de otras tantas, se habla mucho y se ha escrito aún más. Pero tanto la comunidad médica, como los propios afectados y sus familias deben ser conscientes de que en los últimos 20 años se han producido grandes cambios en el abordaje de esta enfermedad. Es por ello que la llegada de una nueva guía para profesionales de la sanidad (Del tratamiento del alcoholismo a la recuperación, de Círculo Rojo) no puede tener mayor sentido.

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