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Si te gusta el café o el té, es por culpa de tus genes
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Nuevo hallazgo

Si te gusta el café o el té, es por culpa de tus genes

Una investigación refiere que estas preferencias no se deben al sabor, sino a que se asocia el amargor con el aumento de agilidad mental que se espera de la cafeína

Foto: Foto: Unsplash/@claybanks.
Foto: Unsplash/@claybanks.

El café y el té se encuentran entre las bebidas más consumidas en el mundo. El uso de las mismas, de origen vegetal, se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, patologías cardiacas y varios tipos de cáncer, como el de hígado, tal y como documenta un metaanálisis de ‘Nutrition'.

Aunque se han identificado mecanismos biológicos subyacentes, aún se necesita más investigación para establecer el papel causal de estas bebidas en la salud humana. Por lo tanto, comprender los determinantes de la elección de las mismas y el nivel de consumo es importante para formar nuevas estrategias de investigación y salud pública.

"Los bebedores de café eran 1 o 2 años mayores y tenían más probabilidades de ser hombres y consumir alcohol y cerveza que los que no lo tomaban"

Los estudios de asociación de todo el genoma (es un enfoque utilizado en la investigación genética para asociar variaciones genéticas específicas con ciertas enfermedades y se le conoce por sus siglas en inglés, GWAS) del comportamiento de consumo de café y té han identificado variantes genéticas involucradas en el metabolismo y los efectos fisiológicos de la cafeína como determinantes de la cantidad de estas bebidas consumidas. Además, una variante cercana a un gen que codifica un receptor olfativo (OR5M8) se ha asociado con la ingesta de café. Una investigación publicada en 'Nature Scientific Reports' devela por qué algunas personas prefieren el café negro o el chocolate negro.

Sabor amargo

Como el café y el té tienen un sabor amargo, también es plausible que las variantes genéticas relacionadas con la percepción del sabor amargo afecten a su consumo, así lo determina el ensayo. Para llevar a cabo la investigación se utilizaron datos genéticos, dietéticos y de preferencias alimentarias disponibles del Biobanco del Reino Unido (UKB, por sus siglas en inglés) y dos cohortes de EEUU, el Estudio de Salud de Enfermeras (NHS) y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS).

“Primero probamos la hipótesis de que las variantes publicadas confirmadas por GWAS relacionadas con el sabor están más fuertemente asociadas con el consumo de café solo que con el consumo de café total o café con edulcorante agregado o leche, porque sus efectos no estarían enmascarados por la manipulación de su sabor”, aclaran los autores, liderados por Marilyn Cornelis, de la Universidad del Norte de Chicago (EEUU).

Los investigadores aclaran que se enfocaron al café, “pero extendemos esta hipótesis al té, ya que esperamos asociaciones similares pero más débiles de variantes genéticas relacionadas con el sabor en el consumo de té, porque este último es menos amargo”.

502.633 participantes

En 2006-2010, la UKB reclutó a 502.633 participantes de 37 a 73 años en 22 centros de Inglaterra, Gales y Escocia. Todos dieron su consentimiento informado por escrito, completaron cuestionarios sobre factores sociodemográficos, estilo de vida e historial médico, seguidos de un cuestionario administrado por el entrevistador, una evaluación física y la recolección de muestras biológicas.

placeholder Foto: Unsplash.
Foto: Unsplash.

En 2009-2012, un subconjunto de 122.292 participantes que hicieron la visita al centro de evaluación de referencia también completaron al menos dos de cinco recordatorios dietéticos de 24 horas. “Los subconjuntos de la cohorte han regresado para evaluaciones de seguimiento y han completado cuestionarios adicionales. Estos últimos son la principal fuente de datos para el análisis actual”, documentan los autores.

Los bebedores de café eran 1 o 2 años mayores y tenían más probabilidades de ser hombres y consumir más alcohol y cerveza que los no bebedores de café. En el UKB y el NHS, los que ingerían café también tenían más probabilidades de ser fumadores actuales.

La investigación muestra que los 'amantes del café' metabolizan más rápidamente la cafeína y prefieren el café negro por su sabor amargo. La misma variante genética existe para las personas que prefieren el chocolate negro más amargo al chocolate con leche más suave.

Impulso mental

Sin embargo, la preferencia no es estrictamente una cuestión de gusto, sino más bien un estímulo psicoactivo. La científica Cornelis también estuvo detrás del estudio de 2018 que encontró que las personas que prefieren el café negro por su amargura lo hacen porque lo asocian con el impulso mental que obtienen de la cafeína.

“Nuestra interpretación es que estas personas equiparan el amargor natural de la cafeína con un efecto de psicoestimulación”, asevera la científica. "Aprenden a asociar la amargura con la cafeína y el impulso que sienten. Estamos viendo un efecto aprendido. Cuando piensan en la cafeína, piensan en un sabor amargo, por lo que disfrutan del café negro y, del mismo modo, del chocolate negro", insiste.

El café y el té se encuentran entre las bebidas más consumidas en el mundo. El uso de las mismas, de origen vegetal, se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, patologías cardiacas y varios tipos de cáncer, como el de hígado, tal y como documenta un metaanálisis de ‘Nutrition'.

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