La crisis energética golpeará muy duro a los hospitales este invierno
Una nueva investigación ahonda en el problema al que se enfrenta el Reino Unido (y previsiblemente toda Europa) para mantener los servicios médicos con un aumento desmesurado de la factura eléctrica
Salvar vidas no es gratis, sino que consume una cantidad de recursos enorme. Los hospitales requieren grandes cantidades de energía de forma constante. Uno de los ejemplos más claros de esto son las máquinas de resonancia magnética que, según un estudio de la Universidad de Stanford en EEUU, esta máquina utiliza, de media, 27,4 kWh de electricidad por cada uno de los pacientes que examina, lo que es equivalente al 10% del consumo energético medio mensual de un hogar español. Dicho de otro modo: cada 10 resonancias le llega al hospital una factura de la luz como la nuestra (y se hacen muchas más de 10 resonancias al día por cada máquina).
A esto hay que sumarle las máquinas de tomografía, las de rayos X, las luces del hospital, la calefacción, los quirófanos, todo el material de las UCI... La lista es interminable. Esto descubre una verdad bastante obvia: los hospitales consumen una cantidad desorbitada (aunque necesaria) de energía, y lo hacen en cosas de las que no se puede prescindir. Es por esto que, con el invierno cada día más a la vuelta de la esquina, los profesionales de la administración médica se han preguntado qué panorama les esperará a los hospitales según bajen las temperaturas en este escenario de crisis energética en el que vivimos (y que no parece que vaya a tener solución a corto plazo).
El sistema de salud británico necesita, como mínimo, 3.400 millones de libras para hacer frente a la inflación del 2022-2023
La situación en Ucrania no ha hecho sino acentuar más y más un problema con nuestra disponibilidad de energía que viene de largo y que se traduce, desde hace años ya, en facturas de la luz cada mes más grandes que el anterior, algo de lo que todos y cada uno de nosotros somos (y vamos a seguir siendo) más que conscientes.
Es por esto que un grupo de científicos han publicado en el 'British Medical Journal' (actualmente 'The BMJ') una gran investigación donde han ahondado en las causas y las posibles consecuencias de este problema. La conclusión a la que han llegado es que, en los meses venideros, múltiples hospitales del Reino Unido se verán obligados a tomar difíciles decisiones sobre sus empleados, listas de espera y los cuidados de los que dispondrán sus pacientes. Todo ello, explican, "para asegurarse de poder seguir funcionando en el actual panorama energético, con la predicción de costes tres veces superior a la de hace un año".
De hecho, los investigadores ponen un ejemplo: la administración del Great Ormond Street Hospital for Children de Londres afirma que esperan, entre los meses de enero y febrero de 2023, dado el panorama energético actual, una factura de la luz de 650.000 libras (753.470 €), lo que supone un gran aumento con respecto a la factura de los mismos meses del año pasado, que 'solo' alcanzó las 350.000 libras (405.714 €), lo que supone un aumento del 85%.
Otro caso similar es el de Sheffield Children's Hospital NHS Foundation Trust, que espera una factura energética para el periodo 2022-23 un 130% superior que en el comprendido entre 2021-2022 (teniendo en cuenta que en este año el gasto seguía siendo muy alto por la lucha contra el covid-19). En una situación parecida (pero peor) se encuentran los Nottingham University Hospitals, que afirman que su presupuesto energético ha aumentado un 214% para gas y electricidad en 2023.
De hecho, Marcus Pratt, director financiero del NHS (National Health Service) Nottingham and Nottinghamshire, pone el acento en que este último hospital mencionado "espera un aumento de sus costes energéticos de 27 millones de libras (31,3 millones de euros), comparado con los costes del periodo 2021-2022".
Por su parte, una de las autoridades del NHS, Rory Deighton, destaca que "esto no es un problema abstracto, dado que la diferencia entre la financiación que se recibe y la inflación ascendente tiene que compensarse de algún modo, como con la cantidad de gente empleada en los hospitales, el aumento de las listas de espera u otras áreas en la que los cuidados a los pacientes se limiten".
Además, subraya Deighton, la situación excepcional a la que se enfrenta el Reino Unido ahora, con el reemplazo de Boris Johnson, suma otra incógnita más a la ecuación: "El nuevo primer ministro debe aumentar el presupuesto de otoño, aunque sea sacado de fondos de emergencia, con el objetivo de hacer frente al problema. El sistema de salud británico necesita, como mínimo, 3.400 millones de libras (3.943 millones de euros) para hacer frente a la inflación del 2022-2023, y eso sin tener en cuenta todavía el invierno que está por llegar y el aumento de los precios de la energía que puede acarrear".
Las consecuencias de fallar en esto son tremendas: "Si no conseguimos compensar los presupuestos del NHS, la presión en nuestro sistema sanitario será excesiva".
Aunque el estudio está centrado en la particular situación del sistema de salud del Reino Unido, algunas de las preocupaciones que los expertos británicos tienen podrían extrapolarse a nuestro país, donde, a pesar de la 'excepción ibérica', vemos que la factura de la luz sube cada día más. Esto nos afecta tanto a nosotros como a nuestros sistemas públicos (especialmente el sanitario), que a partir de ahora, si la tendencia sigue igual, verá como cada vez sale más caro mantener las resonancias y los quirófanos abiertos.
Salvar vidas no es gratis, sino que consume una cantidad de recursos enorme. Los hospitales requieren grandes cantidades de energía de forma constante. Uno de los ejemplos más claros de esto son las máquinas de resonancia magnética que, según un estudio de la Universidad de Stanford en EEUU, esta máquina utiliza, de media, 27,4 kWh de electricidad por cada uno de los pacientes que examina, lo que es equivalente al 10% del consumo energético medio mensual de un hogar español. Dicho de otro modo: cada 10 resonancias le llega al hospital una factura de la luz como la nuestra (y se hacen muchas más de 10 resonancias al día por cada máquina).