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Cuidar la próstata es prevenir dos de las enfermedades más frecuentes en el hombre
  1. Bienestar
Día Mundial de la Salud Prostática

Cuidar la próstata es prevenir dos de las enfermedades más frecuentes en el hombre

Cada 15 de septiembre es importante recordar que el cáncer o la hiperplasia benigna de próstata afectan al 50% de los hombres de 50 años de edad, por lo que la prevención es esencial

Foto: Día Mundial de la Salud Prostática. (iStock)
Día Mundial de la Salud Prostática. (iStock)

Resulta llamativo que, pese a que el hombre padece muchas más enfermedades que la mujer y tiene una menor esperanza de vida, frecuente bastante menos la consulta del médico. Esto no ocurre así durante toda su vida; de hecho, hasta los 15 años, la frecuencia con la que se acude al facultativo es la misma en ambos géneros, probablemente porque hasta entonces la responsabilidad de su salud recae en sus progenitores. Pasada esa edad, parece claro que mientras que la mujer ha asimilado la necesidad de vigilar su salud desde la menarquía y adopta el hábito de visitar al ginecólogo, el varón no presta la misma atención a su salud.

Si bien es cierto que el hombre joven no padece, por lo general, ninguna dolencia o enfermedad a prevenir mediante revisiones periódicas como puedan ser las ginecológicas en el caso de la mujer (hasta los 45 años, las asociaciones científicas no recomiendan ninguna revisión médica a los hombres solo por el hecho de serlo), también hay que tener presente otro hecho notorio que aún gran parte de la población desconoce: a partir de los 45 años comienzan nuestras afecciones más frecuentes y estas están relacionadas con la próstata. A grandes rasgos, un varón de 50 años tiene un 50% de probabilidades de padecer un cáncer de próstata o una hiperplasia benigna de próstata -coloquialmente conocido como agrandamiento prostático-. Y este porcentaje, ya muy elevado de por sí, se incrementa al ritmo de la década, es decir, un 60% en mayores de 60 años, un 70% a partir de los 70 años, y así sucesivamente cada decenio.

"Es nuestro deber poner el mejor tratamiento para cada paciente a su disposición. No obstante, poco podemos hacer si este no acude a nosotros"

El Día Mundial de la Salud Prostática que celebramos hoy, 15 de septiembre, es una oportunidad idónea para recordar a la población la importancia de estas revisiones. Una revisión urológica es sencilla, consiste en una entrevista clínica, una exploración física, un análisis de sangre y orina, una ecografía y una flujometría. Todas estas pruebas, que son poco invasivas y de baja complejidad, ofrecen una aproximación muy certera de cómo están evolucionando estas dolencias que amenazan al varón, por su altísima prevalencia.

Con la metodología y el conocimiento adecuado podemos extraer información muy útil sobre la salud prostática del varón. La hiperplasia benigna de próstata provoca síntomas urinarios como chorro de orina flojo, dificultad miccional, urgencia urinaria, necesidad de orinar frecuentemente, entre otras. Esta patología prostática deteriora la calidad de vida del paciente, pero también puede desembocar en graves complicaciones. Para tratarla, hoy día se dispone de opciones terapéuticas muy poco invasivas que pueden evitar la toma de medicación que afecte a esferas como la sexual.

Foto: Foto: iStock.

Ante la multitud de alternativas existentes, el urólogo no debe solucionar el problema con la tecnología de la que dispone, sino que ha de diseñar un tratamiento individualizado para cada paciente, ofertándole la mejor solución en función de su patología, pero también de su edad y estilo de vida. Para ello, en ocasiones recurrirá a sistemas y técnicas como Rezum, Aquabeam, Urolift e Itind, que están muy enfocados a aliviar la obstrucción de la próstata preservando la función sexual; mientras que en los casos en los que la enfermedad esté más avanzada o existan complicaciones, recurrirá a tratamientos basados en láser, como la enucleación prostática con láser de Holmium o láser de Tulio, que minimizan la agresión quirúrgica y consiguen una mejor y más pronta recuperación y reincorporación a la vida normal.

placeholder El doctor Javier Romero-Otero, utilizando la máquina Hugo. (HM Hospitales)
El doctor Javier Romero-Otero, utilizando la máquina Hugo. (HM Hospitales)

En cuanto al cáncer de próstata, el más prevalente de los que padecen los varones, no suele producir sintomatología más allá de la que produce la hiperplasia prostática, con la que suele coexistir. Por este motivo es tan importante acudir al urólogo y realizarse revisiones frecuentes que permitan detectarlo de forma precoz y tratarlo con las mínimas consecuencias. Hoy en día, los urólogos trabajamos en centros especializados en los que contamos con técnicas de diagnóstico como la biopsia de fusión y la resonancia nuclear magnética, que nos permite detectar áreas sospechosas de cáncer que hasta ahora era imposible ver.

Una buena biopsia de fusión nos permite caracterizar y definir de forma muy exacta el posible tumor que padece ese varón y así diseñarle una terapia individualizada. Podemos optar por un programa de vigilancia activa y no tratar ese tumor; terapia focal para tratar solo el tumor o, si procede, ofrecerle un tratamiento radical de cirugía o radioterapia. Es más, actualmente, y gracias al desarrollo de la medicina robótica, los servicios de urología avanzada disponemos de sistemas robóticos como Da Vinci y Hugo, como es en el caso de HM Hospitales, convirtiéndonos en el equipo con la mejor y mayor dotación tecnológica en esta área.

placeholder El doctor Javier Romero-Otero. (HM Hospitales)
El doctor Javier Romero-Otero. (HM Hospitales)

Como profesionales de la urología, es nuestro deber poner el mejor tratamiento para cada paciente a su disposición. No obstante, poco podemos hacer si este no acude a nosotros. De ahí la importancia de la sensibilización del varón para que asuma, como han hecho las mujeres, la responsabilidad del cuidado de su salud y acuda a nuestra consulta a tiempo.

* Javier Romero-Otero es director del Departamento de Urología de HM Hospitales y director de ROC Clinic.

Resulta llamativo que, pese a que el hombre padece muchas más enfermedades que la mujer y tiene una menor esperanza de vida, frecuente bastante menos la consulta del médico. Esto no ocurre así durante toda su vida; de hecho, hasta los 15 años, la frecuencia con la que se acude al facultativo es la misma en ambos géneros, probablemente porque hasta entonces la responsabilidad de su salud recae en sus progenitores. Pasada esa edad, parece claro que mientras que la mujer ha asimilado la necesidad de vigilar su salud desde la menarquía y adopta el hábito de visitar al ginecólogo, el varón no presta la misma atención a su salud.

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