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¿Afecta la microbiota intestinal a la hora de hacer ejercicio físico?
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EJERCICIO Y BIENESTAR

¿Afecta la microbiota intestinal a la hora de hacer ejercicio físico?

Practicar a diario una actividad física mejora la composición microbiana intestinal al aumentar diferentes especies de bacterias. Así incide la microbiota en el rendimiento deportivo

Foto: ¿Afecta la microbiota intestinal cuando se hace ejercicio físico? (iStock)
¿Afecta la microbiota intestinal cuando se hace ejercicio físico? (iStock)

Al igual que ocurre en el mes de enero, después de los excesos de las navidades, septiembre es el mes de la vuelta de vacaciones y supone el momento perfecto para regularizar el descontrol estival. Por este motivo aumenta el interés de mucha gente por comenzar una dieta equilibrada y por apuntarse al gimnasio y empezar a hacer ejercicio físico (o seguir haciéndolo).

En este sentido, la microbiota intestinal, más conocida por todos como flora intestinal, juega un papel muy destacado ya que puede ser una gran aliada a la hora de conseguir los objetivos posvacacionales.

Foto: Sistema intestinal. (iStock)

Para situarnos, conviene saber que la microbiota es un conjunto de microorganismos vivos; es decir, las bacterias tanto buenas como malas que viven en el intestino. Tal es su importancia que nos ayudan a digerir los alimentos y a producir vitamina B12 y K, ácido fólico o biotina, además de estimular el sistema inmune.

La disbiosis o alteración de la flora

Sin embargo, factores como la dieta, el sueño, el estrés, la convivencia con mascotas, las infecciones, el uso de antibióticos o la práctica de ejercicio físico pueden alterarla, aunque en la edad adulta se hace más estable y, por tanto, es más difícil modificarla.

La microbiota es un conjunto de bacterias buenas y malas que viven en el intestino

Es lo que se conoce como disbiosis o, lo que es lo mismo, la alteración del equilibrio entre las bacterias beneficiosas y las perjudiciales, que puede llegar a provocar deficiencias nutricionales, fermentaciones excesivas y permeabilidad intestinal.

Estas alteraciones pueden afectar negativamente a la salud de las personas y al rendimiento deportivo, ya sea mediante un malestar intestinal, provocando sensación de fatiga o complicando la ingesta de ciertos alimentos durante el ejercicio físico.

placeholder La microbiota intestinal está compuesta de bacterias buenas y malas. (iStock)
La microbiota intestinal está compuesta de bacterias buenas y malas. (iStock)

No obstante, y según un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Granada, la actividad física y la capacidad aeróbica que se desarrollan practicando deporte favorecen la diversidad y la composición del conjunto de los microorganismos en el intestino.

Mejor rendimiento deportivo

En este sentido, la microbiota puede influir de manera positiva en el rendimiento deportivo, ya que tras tomar fibra y fermentar esta en el intestino grueso, se producen ácidos grasos de cadena corta que pueden ser oxidados en el músculo y, de este modo, contribuir a la disponibilidad de glucosa muscular. Además, estos ácidos grasos permiten una reparación y un mantenimiento de los epitelios intestinales, y reducen el efecto del ejercicio extenuante.

Foto: Los yogures, uno de los alimentos que mejor pueden reparar el microbioma. (iStock)

Asimismo, contribuyen a mejorar el funcionamiento del metabolismo y las respuestas inmunitarias, así como aumentar el flujo sanguíneo, la sensibilidad a la insulina y la conservación de la masa muscular.

La microbiota influye de manera positiva en el rendimiento deportivo al producir ácidos grasos

En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta el tipo de ejercicio que se practique. Por ejemplo, el ejercicio de resistencia tiene un efecto más intenso que el de fuerza a la hora de cambiar la microbiota. De hecho, el ejercicio moderado tiene un efecto positivo en el funcionamiento del aparato gastrointestinal, mientras que esfuerzos más intensos pueden causar trastornos intestinales, sobre todo si no se acompañan de una nutrición y un descanso adecuados.

Al igual que ocurre en el mes de enero, después de los excesos de las navidades, septiembre es el mes de la vuelta de vacaciones y supone el momento perfecto para regularizar el descontrol estival. Por este motivo aumenta el interés de mucha gente por comenzar una dieta equilibrada y por apuntarse al gimnasio y empezar a hacer ejercicio físico (o seguir haciéndolo).

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