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Dormir mal también eleva el riesgo de enfermedad de hígado graso
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Dormir mal también eleva el riesgo de enfermedad de hígado graso

Acostarse tarde, roncar y las siestas de más de 30 minutos aumentan la posibilidad de desarrollar este trastorno hepático, asociado a una disfunción metabólica

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Se sabe que las enfermedades hepáticas crónicas son la principal causa de desarrollo del cáncer de hígado. El año pasado se diagnosticaron 6.600 nuevos casos de este tumor en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Hasta hace unas décadas, los principales factores de riesgo a la hora de desarrollarlo se basaban en la edad, el sexo (ser varón) y la cirrosis, asociada tanto a hepatitis (B y C) como al alcoholismo. Pero han aparecido nuevos factores de riesgo que están detrás de otra forma de hígado graso, el no alcohólico (HGNA), patología presente en el 90% de los pacientes con obesidad y hasta en el 75% de los diabéticos tipo II.

El HGNA afecta al 20% de la población adulta española y ahora, gracias a un nuevo estudio, se sabe que existe otro factor de riesgo (además de la obesidad y la diabetes) que puede desencadenarlo: dormir mal.

Así, llegan nuevas evidencias de que los adultos que se acuestan más tarde, roncan y toman siestas durante más de 30 minutos durante el día tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad asociada a una disfunción metabólica, lo que se conoce como MAFLD (por sus siglas en inglés).

"Dormir mal también causa hipertensión, afecta al corazón, disminuye la fertilidad y la función cerebral y causa depresión y ansiedad"

Se suma a este hecho que dormir mal se ha relacionado con hipertensión, ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares, obesidad, diabetes, depresión y ansiedad, disminución de la función cerebral, pérdida de memoria, un sistema inmunitario más debilitado, tasas de fertilidad más bajas y trastornos psiquiátricos, así como mayor tasa de accidentes.

Los datos

En el trabajo, publicado en ‘The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism’, los investigadores analizaron ecografías hepáticas y comportamientos de sueño autoinformados en una cohorte de adultos de China.

Aquellos que documentaron tener una mala calidad del sueño tenían más probabilidades de desarrollar MAFLD, y cada mejora de 1 punto en la puntuación de la calidad del sueño redujo el riesgo de MAFLD en un 16%.

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Foto: Unsplash/@julientromeur.

"Se propone un algoritmo para evaluar el sueño saludable fácil de usar en un entorno clínico y es valioso para identificar a las personas con alto riesgo de enfermedad del hígado graso", asevera Yan Liu, profesor asociado en el departamento de nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou (China), y autor del estudio. “Teniendo en cuenta la gran proporción de personas que sufren de mala calidad del sueño en la sociedad moderna, este factor debe integrarse en el manejo integral del estilo de vida para la prevención de trastornos metabólicos, incluida la enfermedad del hígado graso”.

Los investigadores realizaron un estudio transversal de 5. 011 adultos de 30 a 79 años que vivían en el sur de China y que participaron en la encuesta de referencia del ‘Estudio cohorte del sur de China’. Todos los participantes se sometieron a una ecografía hepática al inicio del estudio. Los adultos fueron diagnosticados con MAFLD si la esteatosis hepática estaba presente en el ultrasonido y los participantes también tenían sobrepeso u obesidad, diabetes o evidencia de desregulación metabólica.

Ronquidos e insomnio

Los comportamientos del sueño fueron autoinformados. Los factores de sueño de bajo riesgo se definieron como acostarse antes de las 11 p.m., dormir de 7 a 8 horas cada noche, tener casos raros o nulos de insomnio o ronquidos, no tener somnolencia diurna frecuente y dormir siestas de menos de 30 minutos por día.

Los participantes recibieron una puntuación de 1 por cada factor de sueño de bajo riesgo que informaron. Los seis componentes se sumaron para obtener una puntuación de sueño saludable que va de 0 a 6, donde una más alta indica una mejor calidad del sueño.

De la cohorte del estudio, el 28,4% fueron diagnosticados con MAFLD. Los adultos que se acostaron tarde y tomaron siestas durante el día durante más de 30 minutos tenían una mayor probabilidad de desarrollar MAFLD.

"Los ronquidos tuvieron el efecto más fuerte, ya que los roncadores ocasionales tenían un 48% más de probabilidades de tener la patología"

Los ronquidos tuvieron el efecto más fuerte, ya que los roncadores ocasionales tenían un 48% más de probabilidades de tener la patología en comparación con los que no roncaban.

Asimismo, los adultos que tenían un sueño nocturno deficiente y dormían siestas de más de 30 minutos durante el día tenían mayores probabilidades de MAFLD en comparación con aquellos con un sueño nocturno saludable que echaban cabezadas diurnas de menos de media hora..

El sueño saludable reduce el riesgo de MAFLD

Cada aumento de 1 punto en la puntuación de sueño saludable se asoció con una reducción del 16% en las probabilidades de desarrollar MAFLD. Aquellos con una puntuación de calidad del sueño intermedia de 3 o 4 y los que contaban con una puntuación buena de 5 o 6 fueron menos propensos a desarrollarla que los que documentaban una mala puntuación de 2 o menos.

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Foto: Unsplash/@entersge.

Una mejora de un solo punto en la calidad del sueño redujo las probabilidades de MAFLD en adultos que además tenían bajos niveles de actividad física y obesidad. Entre los comportamientos de sueño individuales, el ronquido fue el único que tuvo un efecto directo sobre el riesgo de MAFLD.

“Se deben realizar más investigaciones en cohortes longitudinales y ensayos clínicos aleatorios para examinar las asociaciones observadas en nuestro estudio”, afirman los investigadores.

Creen también que “además se deberían llevar a cabo experimentos en modelos preclínicos para explorar los mecanismos moleculares a través de los cuales la mala calidad del sueño, ya sea sola o en combinación, contribuye al desarrollo del hígado graso”.

Los autores del ensayo recuerdan: “Nuestro estudio proporciona evidencia de que incluso una mejora moderada en la calidad del sueño es suficiente para reducir el riesgo de enfermedad del hígado graso, especialmente en aquellos con estilos de vida poco saludables”.

Dado que “una gran proporción de sujetos que sufren de mal sueño están infradiagnosticados y tratados, nuestro estudio requiere más investigación en este campo y estrategias para mejorar la calidad del mismo”, apostillan.

Se sabe que las enfermedades hepáticas crónicas son la principal causa de desarrollo del cáncer de hígado. El año pasado se diagnosticaron 6.600 nuevos casos de este tumor en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Hasta hace unas décadas, los principales factores de riesgo a la hora de desarrollarlo se basaban en la edad, el sexo (ser varón) y la cirrosis, asociada tanto a hepatitis (B y C) como al alcoholismo. Pero han aparecido nuevos factores de riesgo que están detrás de otra forma de hígado graso, el no alcohólico (HGNA), patología presente en el 90% de los pacientes con obesidad y hasta en el 75% de los diabéticos tipo II.

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