La importancia de la rehabilitación: ¿puedo hacer ejercicio tras una operación de hernia discal?

Después de una intervención quirúrgica, en la gran mayoría de los casos es necesario hacer rehabilitación. En el caso concreto de las hernias discales intervenidas, la rehabilitación es de suma importancia, en especial para no sufrir una nueva lesión o incluso una recidiva de la hernia discal.

Una hernia de disco se produce habitualmente en las lumbares, pero también puede aparecer en la columna cervical. Se produce cuando sale material discal a través de una rotura del anillo fibroso (que contiene al disco). Este material discal fuera de lugar comprime e inflama la raíz nerviosa y produce dolor. Cuando es necesario intervenir, la cirugía que realizamos actualmente es mucho menos invasiva y, gracias a ello, la recuperación es mucho más rápida.

Aun así, la rehabilitación ha de transcurrir de forma progresiva, al principio tutelada por un fisioterapeuta o médico rehabilitador experto. De la misma manera, es importante que el paciente sepa que va a necesitar rehabilitación tras la intervención, que conozca los tiempos aproximados de recuperación y, por encima, los ejercicios que va a necesitar para recuperarse.

Qué tipos de ejercicio se suelen prescribir

Al principio, los ejercicios serán realizados en compañía de un fisioterapeuta experto e irán orientados a fortalecer la musculatura abdominal con ejercicios de core sin carga. En esta fase temprana, queremos que el paciente empiece a ejercitar la musculatura y que gane confianza y seguridad. En ocasiones se pueden prescribir masajes descontracturantes que ayudarán a mejorar los dolores musculares normales asociados a cualquier intervención de espalda.

Transcurrido un mes aproximadamente, es decir, completada la primera fase de recuperación, podemos aumentar la intensidad del ejercicio y reclutar otras zonas musculares a nuestras rutinas.

También es en esta fase cuando podemos empezar a realizar ejercicios en los que no exista carga o posiciones forzadas, como sería el caminar, la natación o la elíptica en el gimnasio.

Pautas que debemos seguir para realizarlo

Debemos escuchar siempre a nuestro cuerpo y, desde luego, no forzar. Es normal sentir alguna molestia que a buen seguro cederá transcurridos los tres meses.

El ejercicio durante este tiempo ha de realizarse con seguridad y en una posición neutra (no flexionada) de nuestras columnas.

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Transcurridos los tres meses, podremos iniciar de forma progresiva otros deportes, aún sin carga ni movimientos bruscos de flexión o extensión. Este es un buen momento para empezar con la bicicleta o añadir ejercicios de peso con brazos y piernas en el gimnasio, siempre con la espalda bien apoyada.

Consejos para prevenir nuevos problemas de columna

Es importante que, a lo largo de nuestra vida, cuidemos nuestras columnas. Evitar en la medida de lo posible una lesión de las mismas, aumentará nuestra calidad de vida y nos ahorrará una hipotética intervención o tratamientos largos y en ocasiones poco efectivos.

Debemos, por lo tanto:

• Mantener una alimentación variada y equilibrada
• Evitar el sobrepeso
• Evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol
• Realizar ejercicio de manera habitual
• Mantener una buena higiene postural
• Evitar las cargas excesivas

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