Miles de diabéticos afectados por el desabastecimiento de los nuevos fármacos

La diabetes es uno de los mayores problemas de salud. Hay más de 537 millones de adultos en el mundo con la enfermedad, de los que 5,1 millones viven en España. Y más impactante que el dato en sí es que la cifra ha aumentado un 42% en los dos últimos años. El panorama no parece que vaya a mejorar a corto plazo, según el escenario que describe el Atlas de la Diabetes de la FID 2021.

La aparición de los fármacos análogos de la GLP-1 ha supuesto una importante mejoría en el manejo de la diabetes tipo 2, porque además del buen control de la glucosa, ayudan a perder peso (el sobrepeso y la obesidad es uno de los factores desencadenantes de diabetes).

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Pero las cosas se han complicado con los problemas de suministro que algunos de estos fármacos arrastran desde hace unas semanas, concretamente, de Trulicity (de Lilly), dulaglutida en solución inyectable en pluma precargada, y Ozempic (Novo Nordisk), semaglutida también inyectable en pluma precargada.

Recomendaciones oficiales

Para paliar este escenario de desabastecimiento, el Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, ha emitido una serie de recomendaciones dirigidas a los médicos, entre las que destacan utilizar los medicamentos solo para los casos para los que han sido aprobados y sustituir los fármacos afectados por otros de la misma familia para los que, por ahora, el suministro es normal.

Los medicamentos afectados están aprobados para tratar diabetes tipo 2 con obesidad, pero no para el tratamiento de la obesidad

Es decir, el primer supuesto es emplearlos exclusivamente para personas con diabetes y obesidad. El matiz es importante, porque los análogos de GLP-1 son también muy eficaces para adelgazar y no es descabellado sospechar un uso indebido de estos fármacos, una idea que descarta el endocrinólogo Cristóbal Morales, de los hospitales Vithas y Virgen Macarena de Sevilla. “Para perder peso está aprobado Saxenda (liraglutida), también de Novo Nordisk, pero con dosis y principio activo diferente”, concreta el también vocal de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). Por ello, “administrar los antidiabéticos para adelgazar es un uso indebido”.

Los problemas de abastecimiento no solo se dan en España, y son numerosos países los que los sufren. Morales destaca a El Confidencial que “tanto Lilly como Novo Nordisk han sido sumamente exquisitos al comunicar a los médicos y a las autoridades la existencia de esta situación”, una información que los especialistas conocían desde hace unas semanas y que “nos ayuda a adoptar las decisiones terapéuticas necesarias para que el paciente no se vea afectado”.

Las compañías prevén que los problemas de suministro se prolonguen durante 2023, y “Lilly ha anunciado la puesta en marcha de una nueva planta de producción en Estados Unidos para mejorar el suministro”, añade el endocrinólogo.

¿Cómo se ha llegado a esto?

El médico de familia Julio Sagredo, de la redGDPS, apunta a una demanda excesiva como uno de los factores que hay detrás de la situación: “Los laboratorios explican que producción hay, pero no tanta como para atender a una demanda que se ha disparado, sobre todo en Estados Unidos”. Si a ello se suma la forma de presentación de estos fármacos, en inyectables precargados, que “implica una gran complejidad de fabricación, desde los materiales que se utilizan hasta el diseño (es una auténtica obra de ingeniería)”, el problema está servido.

Para ilustrar la magnitud del problema, Sagredo recuerda que “el 14% de la población española tiene diabetes, y de estos, el 70% es obeso. Por tanto, estos fármacos tienen mucha indicación”.

La propuesta de la AEMPS incluye utilizar otros medicamentos similares, pasar a formas orales o de administración diaria (los antidiabéticos afectados se administran una vez a la semana). El médico de familia destaca que “para el medicamento oral no hay ningún problema, y aumentar su producción, en caso necesario, no plantea grandes dificultades”, todo lo contrario que sucede, reitera, “con los dispositivos muy complejos y sofisticados de los inyectables precargados”.

En caso de necesidad, se puede pasar de tratamiento inyectable un día a la semana a oral o inyectado diario

Ambos especialistas reconocen que, si es preciso, se puede cambiar el tratamiento semanal inyectable por el oral diario, pero en este supuesto, Sagredo también teme que pueda haber una ‘avalancha de pacientes’ con el resultado de pérdida de stock.

El factor económico también es relevante, porque, como dice el facultativo de redGDPS, “todas las presentaciones, las de 1mg o 0,5 mg, tienen el mismo precio. Si para alcanzar la dosis máximas hay que utilizar dos, estaríamos duplicando el coste de un tratamiento, que ahora es de 132 euros al mes (pasaría a ser de 264)”.

Opciones para el paciente

Otro factor es cómo de dispuesto está el paciente a aceptar el cambio. “La inyección semanal de semaglutida es de 1 mg de principio activo, mientras que la vía oral son 7 mg al día, muy superior porque la absorción a través del estómago es mínima. Es complicado”.

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El endocrinólogo portavoz de la SEEDO subraya que los profesionales han recibido información suficiente por parte de los laboratorios y de la Administración sobre cómo hacer frente a la situación. “El paciente solo debe ponerse en contacto con su médico, que le explicará las opciones que hay, pero no se va a quedar sin tratamiento ni lo va a interrumpir”. Además, los médicos creen que las farmacias cuentan con reservas para atender la demanda de sus pacientes diabéticos, pero en el caso de que falten, hay alternativas terapéuticas eficaces.

Ahora bien, Morales admite la comodidad y eficacia de los análogos de GPL-1 de administración semanal, que, “además del control de la glucosa, favorecen la pérdida de peso”. La consecuencia: “Los pacientes vienen a nuestras consultas pidiéndolos”.

El especialista insiste en que el problema no se debe a un uso indebido, ya que “son medicamentos que solo se pueden usar bajo prescripción médica”.

¿Cómo hemos llegado a este extremo? ¿Falta de previsión de las compañías? ¿Un caso de éxito incontrolado? Las respuestas, posiblemente, en los próximos meses.