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'La luz al final del túnel': 1 de cada 5 personas relata experiencias cerca de la muerte
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Tras la resucitación cardiopulmonar

'La luz al final del túnel': 1 de cada 5 personas relata experiencias cerca de la muerte

Son vivencias reales. Así lo corrobora un gran estudio con 567 pacientes cuyo corazón dejó de latir mientras estaban hospitalizados. También lo confirman los autores de este artículo, que señalan la importancia de seguir analizando este fenómeno

Foto: Foto: Unsplash/@Hadyuha.
Foto: Unsplash/@Hadyuha.

“Todo parecía mucho más colorido y brillante de lo normal”. “Tenía una visión de 360 grados, podía ver arriba, abajo, a mi derecha, a mi izquierda, atrás, ¡podía ver en todas las direcciones al mismo tiempo!”. “Fui a un lugar oscuro sin nada a mi alrededor, pero no tenía miedo. Fue realmente tranquilo. Entonces comencé a ver toda mi vida desarrollándose ante mí como una película proyectada en una pantalla, desde la niñez hasta la vida adulta. ¡Era tan real! Me miraba a mí mismo, pero mejor que una película en 3D, ya que también era capaz de sentir los sentimientos de las personas con las que había interactuado a lo largo de los años. Podía sentir las emociones buenas y malas que les hice pasar”.

Estos son algunos de los testimonios recogidos por Jeffrey Long, reconocido experto mundial en experiencias cercanas a la muerte (ECM) de pacientes, en un artículo publicado en Missouri Medicine. El Dr. Long estableció la Fundación de Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte sin ánimo de lucro y un foro en el sitio web para que las personas compartan sus vivencias.

Nuevas evidencias

Pero ahora nos llega una nueva investigación que ahonda en este trance. La ciencia lleva tiempo detrás de arrojar luz sobre los pormenores que rodean a un fallecimiento. Lo último es el trabajo de un equipo internacional que ha sido presentado en un simposio de ciencia de reanimación en el marco de las Sesiones Científicas 2022 de la Asociación Estadounidense del Corazón, celebradas recientemente en Chicago.

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En él se determina que una de cada cinco personas que sobreviven a la reanimación cardiopulmonar (RCP) después de un paro cardiaco pueden describir experiencias lúcidas de muerte que ocurrieron mientras estaban aparentemente inconscientes y al borde de la misma.

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Foto: Unsplash.

Le pasó a Carlos un verano en la playa. Ahora tiene 79 años y lleva viviendo con dos bypass aortocoronarios desde los 44. “Estaba en casa de unos amigos, cortando jamón. Me hice un corte muy profundo y me desmayé. Fue entonces cuando entré en un río oscuro con tres personajes con túnicas blancas que me llamaban desde una barca. De repente desapareció. Tuve como un ronquido y me desperté. No sé si fue por el corte o sufrí un síncope del corazón”.

"Estaba cortando jamón. Me corté y me desmayé. Iba en barca por un río oscuro y tres personajes con túnica blanca me llamaban. Tuve una especie de ronquido. Desperté. No sé si fue por el corte o sufrí un síncope del corazón", Carlos

Pero no todos los pacientes, como bien indica el nuevo trabajo, transitan por estas experiencias. Así las define en un artículo de revisión -titulado Experiencias cercanas a la muerte- Ernesto Bonilla, del Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia y Centro de Investigaciones Biomédicas IVIC-Zulia, en Maracaibo (Venezuela).

“Son eventos lúcidos que ocurren cuando una persona está tan comprometida físicamente que moriría si su condición no lograra mejorar. Está inconsciente, sin latidos cardiacos detectables, sin respiración y los registros electroencefalográficos son planos. Las ECM pueden incluir algunos de los siguientes elementos: experiencias fuera del cuerpo o separación de la conciencia del cuerpo físico, incremento en la percepción sensorial, emociones intensas, viaje hacia o a través de un túnel, observación de una luz brillante, encuentro con seres místicos o familiares y amigos fallecidos, sentido de alteración del tiempo y el espacio, revisión de la vida, visualización de paisajes celestiales indescriptibles, encuentro con una barrera o límite, aprendizaje de un conocimiento especial y el regreso voluntario o involuntario al cuerpo físico”.

Son reales

Defiende también “que la similitud de las ECM en niños y adultos es una evidencia de que son reales y no debidas a creencias preexistentes, influencias culturales o experiencias previas en la vida actual. Las características de las mismas son parecidas en todo el mundo y en personas de diferentes culturas. No existen evidencias que apoyen las hipótesis psicológicas, fisiológicas, neuroquímicas y neuroanatómicas para explicarlas”.

"La similitud de las ECM en niños y adultos es una evidencia de que son reales y no debidas a creencias preexistentes, influencias culturales o experiencias previas en la vida actual", Dr. Bonilla

A Verena Kövari, de 52 años, profesora de español en Viena, no le sucedió absolutamente nada tras pasar por una muerte súbita en medio de las calles de su ciudad natal: “Nací con una malformación cardiaca congénita y el corazón no me había dado problemas. Me caí redonda al suelo. Afortunadamente estaba con un amigo español que sabía hacer la RCP y pronto se acercó un sanitario que estaba cerca. Estuvieron una hora reanimándome”.

Foto: Los doctores Jorge Solís y Leticia Fernández-Friera. (S.B.)
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Patricia Matey Fotografía: Sergio Beleña

Cuenta que tras pasar por la UCI bajo sedación e implantarle un marcapasos, los médicos le preguntaron si había tenido alguna EMC: “Resulta que en el Centro de Investigación del Cerebro, de la Universidad de Medicina de Viena, también llevan estudiando este fenómeno desde hace años y ya han realizado más de 400 entrevistas a personas que han ‘vuelto’ a vivir”.

El debate

Aclara a El Confidencial el médico de familia José Juan Carbayo, del Grupo de Trabajo de Salud Basada en las Emociones semFYC, que la investigación de las ECM no es “nueva. Hay muchos grupos que llevan años investigando sobre este tema. Lo que está claro es que la muerte llama la atención y ha entrado a formar parte del debate científico, más allá de la religión o la filosofía”.

De hecho, fue hace tiempo cuando la literatura científica empezó a poner negro sobre blanco las descripciones de las ECM. Así, en el siglo XIX, varios relatos aparecieron en revistas de medicina: en 1889, el investigador Wiltse reportó una ECM; en 1892, el científico Heim describió 30 casos en montañistas que habían caído cuando escalaban una montaña. También el doctor Hyslop, que publicó varios artículos donde describía la fenomenología de las “visiones de los moribundos” durante las cuales no tuvieron experiencias fuera del cuerpo (EFC), pero señalaron haber visto a personas fallecidas alrededor de sus lechos de enfermo.

"Hay muchos grupos de trabajo que llevan años investigando sobre este tema. Lo que está claro es que la 'muerte' llama la atención y ha entrado a formar parte del debate científico, más allá de la religión o la filosofía", Dr. Carbayo

En 1981 se creó la Asociación Internacional para el Estudio de las ECM (IANDS, por sus siglas en inglés), que se encargó de la publicación Anabiosis: Journal for Near-Death Studies, la cual cambió su nombre en 1987 por el de Journal of Near-Death Studies, que aparece 4 veces al año. Desde 1989, IANDS ha estado organizando conferencias anuales sobre las ECM y en 1995 registró su página web. En 1996 apareció la página web de Keving Williams y, en 1998, Jeffrey Long y Jody Long crearon la página de la Fundación para la Investigación de la ECM (NDERF, por sus siglas en inglés), la cual ha reportado más de dos mil relatos sobre ECM registrados en todo el mundo, tal y como hemos señalado al principio de este artículo.

'Haber visto lo que es morir y volver'

Ahora nos llega la nueva investigación conocida como AWARE II. Fue en 2014 cuando Resucitation recogía la primera fase de este ensayo (AWARE I), dirigido también por el Dr. Sam Parnia, profesor asociado en la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (EEUU) y director del Laboratorio Parnia, que investiga lo que le sucede a la mente humana durante y después de un paro cardiaco, incluidas las experiencias recordadas de la muerte. Ha estudiado miles de registros de personas en diferentes partes del mundo que afirman "haber visto lo que es morir y volver".

placeholder El Dr. Sam Parnia, de la Universidad de Nueva York.
El Dr. Sam Parnia, de la Universidad de Nueva York.

Y comenta: “Lo que entendemos que sucede es que cuando [algunas] personas han pasado por la muerte tienen esta experiencia increíble que trasciende su realidad habitual".

De hecho, en este primer trabajo lo documenta: de los 2.060 pacientes con paro cardiaco, 140 supervivientes completaron las entrevistas de la etapa 1, mientras que 101 de 140 pacientes hicieron lo propio con las de la etapa 2.

El 46% tenía recuerdos con 7 temas cognitivos principales: miedo; animales/plantas; luz brillante; violencia/persecución; déjà vu; familia; recordando eventos posteriores a la parada, y el 9% tuvo ECM, mientras que el 2% describió la conciencia con el recuerdo explícito de ver y escuchar eventos reales relacionados con su reanimación. Uno tuvo un periodo verificable de conocimiento consciente durante el cual no se esperaba la función cerebral. Y concluye: “Los supervivientes comúnmente experimentan una amplia gama de temas cognitivos, con un 2% que muestra una conciencia total. Esto respalda otros estudios recientes que han indicado que la conciencia puede estar presente a pesar de que esta sea clínicamente indetectable. Esto, junto con las experiencias de miedo, puede contribuir al síndrome y otros déficits cognitivos posteriores al infarto”.

25 hospitales de EEUU y Reino Unido

AWARE II, en el que han participado 25 hospitales en los EEUU y el Reino Unido, solo contó pacientes hospitalizados para estandarizar los métodos de RCP y reanimación utilizados después de un paro cardiaco, así como los registros realizados de la actividad cerebral. En total se involucró a 567 hombres y mujeres cuyo corazón dejó de latir mientras estaban hospitalizados y que recibieron RCP entre mayo de 2017 y marzo de 2020. A pesar del tratamiento inmediato, menos del 10% se recuperó lo suficiente como para ser dado de alta del hospital.

"Estas experiencias recordadas y los cambios en las ondas cerebrales pueden ser los primeros signos de la llamada experiencia cercana a la muerte, y los hemos capturado por primera vez en un gran estudio", Dr. Parnia

Los supervivientes declararon haber tenido experiencias lúcidas únicas, incluida una percepción de separación del cuerpo, observar eventos sin dolor ni angustia y una evaluación significativa de la vida, incluidas sus acciones, intenciones y pensamientos hacia los demás. Los investigadores encontraron que estas son diferentes de las alucinaciones, los delirios, las ilusiones, los sueños o la conciencia inducida por la RCP.

El trabajo también incluyó pruebas de actividad cerebral oculta. Interesante es un hallazgo clave: el descubrimiento de picos de actividad cerebral, incluidas las llamadas ondas gamma, delta, theta, alfa y beta hasta una hora después de las maniobras de resucitación. Algunas de estas ondas cerebrales normalmente ocurren cuando las personas están conscientes y realizan funciones mentales superiores, incluido el pensamiento, la recuperación de la memoria y la percepción consciente.

El doctor Parnia aclara: “Estas experiencias recordadas y los cambios en las ondas cerebrales pueden ser los primeros signos de la llamada experiencia cercana a la muerte, y los hemos capturado por primera vez en un gran estudio”.

placeholder Foto: Unsplash.
Foto: Unsplash.

Insiste, además, en que los “resultados ofrecen evidencia de que mientras se está al borde de la muerte y en coma, las personas experimentan una experiencia consciente interna única, que incluye la conciencia sin angustia”.

La identificación de signos eléctricos medibles de actividad cerebral lúcida y aumentada, junto con historias similares de experiencias de muerte recordadas, sugiere que el sentido humano de sí mismo y la conciencia, al igual que otras funciones biológicas del cuerpo, pueden no detenerse por completo en el momento de la muerte, agrega Parnia.

"Los resultados ofrecen evidencia de que mientras se está al borde de la muerte y en coma, las personas experimentan una experiencia consciente interna única, que incluye la conciencia sin angustia", Dr. Parnia

“Estas experiencias lúcidas no pueden considerarse un truco de un cerebro desordenado o moribundo, sino una experiencia humana única que emerge al borde de la muerte”, apostilla.

Una realidad innegable

A medida que el cerebro se apaga, muchos de sus sistemas naturales de frenado se liberan. Conocido como desinhibición, esto brinda acceso a las profundidades de la conciencia de una persona, incluidos los recuerdos almacenados, los pensamientos desde la primera infancia hasta la muerte y otros aspectos de la realidad. Si bien nadie conoce el propósito evolutivo de este fenómeno, revela claramente "cuestiones intrigantes sobre la conciencia humana, incluso en el momento de la muerte", dice Parnia.

Foto: Bruce Greyson (cedida)

Los autores del trabajo concluyen que, aunque los estudios hasta la fecha no han podido demostrar de manera absoluta la realidad o el significado de las experiencias de los pacientes y las afirmaciones de conciencia en relación con la muerte, tampoco ha sido posible negarlas. Dicen que la experiencia recordada en torno a la muerte ahora merece una investigación empírica más genuina y sin prejuicios. En esta investigación también se examinaron testimonios adicionales de 126 sobrevivientes de paro cardiaco de la comunidad con recuerdos autoinformados para proporcionar una mayor comprensión de los temas relacionados con la experiencia recordada de la muerte.

La evolución hacia la espiritualidad

Para el doctor Carbayo, lo que no se puede negar es que estas experiencias están ahí: “Están presentes, pero no sabemos nada. El problema es averiguar por qué lo están y este es un tema muy controvertido al que la neurociencia tendrá que dar respuesta”.

Insiste también en que “no es posible la existencia de experiencia cognoscitiva o perceptiva alguna sin actividad cerebral, ya que el estado de muerte clínica se define, justamente, por la ausencia de funciones encefálicas. Lo que puede suceder es que la metodología y los aparatos medidores que nos indican esta muerte encefálica no logren captarla bien, lo que induciría a error. De ahí que estemos ante un debate abierto. Todo sin olvidar el dilema ético que plantea cómo detectamos la muerte y si estamos seguros con la tecnología actual de medirla bien. Sobre todo de cara a la retirada de asistencias mecánicas, extracción de órganos para trasplantes o fijación del momento de las honras fúnebres”.

"Lo que puede suceder es que la metodología y los aparatos medidores que nos indican esta muerte encefálica no logren captarla bien, lo que induciría a error. De ahí que estemos ante un debate abierto", Dr. Carbayo

Pero, para el experto, una parte fundamental de estas ECM es la paz y la tendencia hacia lo espiritual que reportan los pacientes que las viven: “Más allá de experiencias negativas, de estrés postraumático o miedo, quienes las reportan a menudo cambian los valores, disminuyen su temor a la muerte y dan a sus vidas un nuevo significado”.

Y determina: “Lo que nos queda claro es que están ahi. La importancia y el significado de estas experiencias, sus correlaciones neurales y fisiológicas subyacentes, el impacto psicológico positivo en humanos y la relación de la conciencia junto con la actividad cognitiva y mental y los estados cerebrales durante el proceso fisiológico de la muerte son cuestiones que habrá que resolver”.

Y como culmina Jeffrey Long: “La conclusión de que las experiencias cercanas a la muerte son médicamente inexplicables. La combinación de todas las líneas de evidencia científicas acumuladas proporciona una poderosa muestra de que las ECM son, en una palabra, reales”.

“Todo parecía mucho más colorido y brillante de lo normal”. “Tenía una visión de 360 grados, podía ver arriba, abajo, a mi derecha, a mi izquierda, atrás, ¡podía ver en todas las direcciones al mismo tiempo!”. “Fui a un lugar oscuro sin nada a mi alrededor, pero no tenía miedo. Fue realmente tranquilo. Entonces comencé a ver toda mi vida desarrollándose ante mí como una película proyectada en una pantalla, desde la niñez hasta la vida adulta. ¡Era tan real! Me miraba a mí mismo, pero mejor que una película en 3D, ya que también era capaz de sentir los sentimientos de las personas con las que había interactuado a lo largo de los años. Podía sentir las emociones buenas y malas que les hice pasar”.

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