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Queda inaugurada la temporada de artrosis. Así puedes reducir sus síntomas
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Queda inaugurada la temporada de artrosis. Así puedes reducir sus síntomas

El dolor de articulaciones se incrementa con la llegada del otoño. Saber qué hacer para mitigar los efectos de la artrosis en tus huesos hará que estos meses sean más llevaderos

Foto: La artrosis afecta más a las mujeres que a los hombres. (iStock)
La artrosis afecta más a las mujeres que a los hombres. (iStock)

Parece que la sabiduría popular va por delante de la ciencia en lo que a dolencias articulares se refiere. Y es que existe la creencia generalizada de que cuando llega el otoño con la bajada de temperaturas, el viento, la humedad y los cambios de tiempo, se despiertan las molestias que afectan a los huesos, entre ellas, la temida y extendida artrosis.

Esta enfermedad, de origen difícil de determinar, afecta en España a siete millones de personas. La mayoría de ellas, mayores de veinte años, aunque también puede diagnosticarse por debajo de esa edad. Dentro la población adulta, "tienen artrosis sintomática (dolorosa) de rodilla, manos y cadera un 13,9%, 7,9% y 5,2%, respectivamente (datos del estudio EPISER 2016)", apunta el doctor Marcos Paulino, portavoz de la Sociedad de la SER (Sociedad Española de Reumatología) y jefe del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario de Ciudad Real. Además, según el experto, la artrosis es la principal causa de incapacidad permanente por enfermedad.

"Me duele la rodilla"... Será que va a llover

Las personas que padecen artrosis parece que tuvieran una especie de poder mágico para predecir los cambios de tiempo, niveles de humedad o la bajada de temperaturas. Y es que, aunque obviamente esto no es así, "tanto los pacientes como la población general tienen interiorizado el empeoramiento de los síntomas artrósicos con las estaciones de más humedad, frío, viento o cambios de tiempo", asevera el doctor. Y eso, "pese a que no tenemos una evidencia científica irrebatible", recalca.

placeholder El dolor de rodilla debido a la artrosis empeora los meses más fríos. (iStock)
El dolor de rodilla debido a la artrosis empeora los meses más fríos. (iStock)

Ahora bien, ese don meteorológico no es pura invención, ya que en él encontramos un trasfondo científico. La explicación racional podría estar relacionada con "los cambios de presión atmosférica que son detectados por receptores neurogénicos que, a su vez, conectan con nociceptores (receptores del dolor). A ello se uniría el hecho de que, con el frío, la viscosidad del líquido sinovial (el lubricante articular) aumenta, favoreciendo la fricción y la mayor rigidez de superficies articulares", explica el experto.

La articulación suele hacer ruido, lo que se llama crepitación, como un velcro cuando se despega

En consecuencia, si el invierno trae consigo un empeoramiento de la sintomatología de la artrosis, sería lógico pensar que el tiempo cálido de la estación estival reconforta a los enfermos artrósicos, Y así es, aunque no de forma directa. "El buen tiempo -según Paulino- invita a hacer más vida al aire libre, a dar más paseos y a hacer ejercicio, lo que fortalece la musculatura, incluida aquella que contribuye a mover y estabilizar las articulaciones, provocando menos fallos y menos sobrecarga ósea y articular".

Sensaciones que confirman la sospecha de artrosis

Los síntomas que indican la aparición de esta patología son muy claros. Así los describe el experto: "La artrosis provoca dolor mecánico, rigidez a la hora de moverse, sobre todo al iniciar el movimiento, cuando nos incorporamos o nos levantamos. Es habitual que la articulación origine ruidos al utilizarla, lo que se denomina crepitación, porque es como un velcro cuando se despega o el crepitar de la leña en el fuego". Además, en ocasiones, "la artrosis puede presentar episodios de descompensación inflamatoria, conduciendo a que la articulación se hinche, se llene de líquido sinovial, dando lugar a un derrame articular", detalla.

Foto: Foto: Freepik.

Lo que está en tu mano y lo que no

Dado que todavía se necesita más investigación para conocer las causas que determinan el deterioro y adelgazamiento del cartílago (base de la artrosis), "lo que sí sabemos son los factores de riesgo que la desencadenan o aceleran. Así, siguiendo un orden de mayor a menor influencia, la principal causa de artrosis la encontramos en el envejecimiento. La edad es clave en esta patología. Tanto es así que "los países con más esperanza de vida son los que tienen más enfermos artrósicos", apunta el doctor, quien destaca que aunque hay casos en gente joven, a partir de los 50 años es más común que comiencen a aparecer las artrosis sintomáticas. La mitad de la población de más de 50 años tiene signos de artrosis de rodilla en las radiografías. "Si alguien muy joven tiene artrosis y clínica derivada de ella, hay que preguntarle por antecedentes traumáticos, quirúrgicos, fracturas, caídas o hábitos deportivos de gran exigencia física", afirma.

La artrosis, como la mayoría de las enfermedades reumáticas, afecta más a mujeres que a hombres

Dentro del colectivo de personas que pasan la cincuentena, existe otro con una predisposición mayor, las mujeres. Y es que "la artrosis, como la mayoría de las enfermedades reumáticas, afecta más a las mujeres que a los hombres. Las causas hay que buscarlas en componentes hormonales, de predisposición genética, ambientales, factores ocupacionales, pero aún nos falta información para comprender mejor esta mayor prevalencia femenina", señala.

Además de la edad, el sexo y la genética, aspectos en los que poco o nada podemos hacer, existen otros factores de riesgo más "manejables", como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad o la repetición de determinados ejercicios que favorecen el desgaste de las articulaciones. "No hacer ejercicio aeróbico adecuado o una mala higiene postural a la hora de sentarse favorecen la aparición de la enfermedad. Por otro lado, también los ejercicios repetitivos de gran intensidad provocan un estrés articular mantenido, lo cual favorece los cambios degenerativos del cartílago", advierte el experto. Y añade que también existen las artrosis que aparecen tras caídas, fracturas, infecciones o lesiones tendinosas o ligamentarias crónicas.

Ahora bien, si existe un enemigo número 1 que favorece la progresión de la artrosis, ese es la obesidad y el sedentarismo. "La vida sedentaria y el mantenimiento de esfuerzos excesivos o sobrecargas repetitivas sobre la articulación dañada acelerarán la necesidad de una cirugía ortopédica", alerta el doctor.

Foto: Foto: Unsplash/@iñigodelamaza.

El quirófano es el último recurso, al que se llega cuando el tratamiento conservador ya no es eficaz y la calidad de vida del enfermo, su autonomía personal, familiar o laboral se ven comprometidas. Ahora bien, tal y como advierte el experto, "a la cirugía también hay que llegar en las mejores condiciones (adecuado peso corporal, buen tono muscular), para que la prótesis sea implantada con el menor riesgo y su duración sea la máxima posible".

Frenar el desgaste y aliviar el dolor

En primer lugar, hay que tener presente que la artrosis es una enfermedad crónica y degenerativa. No tiene cura. Sin embargo, "podemos poner mucho de nuestra parte para que su progresión sea más lenta. En primer lugar, una buena medida es mantenernos en un peso adecuado, comiendo sano y equilibrado. Por otro lado, hacer ejercicio aeróbico resulta clave para fortalecer la musculatura articular, que descargará los huesos y cartílagos, favoreciendo un mayor equilibrio a la hora de repartir cargas", aconseja el doctor, quien recomienda los ejercicios que recoge el programa Reumafit, de la Sociedad Española de Reumatología.

En cuanto al dolor que acompaña la enfermedad, el doctor sugiere como analgésico de primera elección el paracetamol, y ciclos cortos de antiinflamatorios de forma puntual. Otro grupo de fármacos que se emplea en la artrosis son los denominados sysadoas (condroitín sulfato y glucosamina como representantes principales). "Estos medicamentos pueden mejorar el dolor y la función articular con una menor tasa de efectos secundarios que otras opciones. Consideramos su uso en formas primarias de artrosis de rodilla, mano, cadera y no parecen adecuados para artrosis de tobillo, hombro, columna o erosiva de manos", asevera.

placeholder Las personas que trabajan con las manos corren más riesgo de padecer artrosis.
Las personas que trabajan con las manos corren más riesgo de padecer artrosis.

La gama de tratamientos es muy amplia, y cada uno de ellos se ajusta a cada caso en concreto. Por ejemplo, "en las crisis agudas, con derrame articular, sobre todo en rodillas, podemos realizar artrocentesis (extracción del líquido sinovial), con o sin infiltración de corticoides de depósito, en función de las características del paciente", apunta el doctor.

Otras opciones podrían ser "el uso de ácido hialurónico o viscosuplementación o de plasma enriquecido en plaquetas, trasplante de condrocitos, infiltraciones de células mesenquimales puripotenciales y fármacos biotecnológicos, aunque precisan de estudios más amplios que les otorguen una evidencia científica más consistente", remarca. Además, "la fisioterapia puede ser un buen complemento en casos concretos", concluye.

7 consejos para aliviar el dolor en casa

Más allá de la fisioterapia o los tratamientos en la consulta del reumatólogo, el portavoz de la Sociedad Española de Reumatología señala una serie de recomendaciones para reducir uno mismo los brotes de dolor producidos por la artrosis:

  1. Aplicar calor con una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente. En caso de brote inflamatorio, cuando la articulación se inflama, mejor el frío (no aplicar hielo directamente).
  2. Dormir en una cama plana. Evita sentarte en sillones o sofás hundidos, y usa sillas con respaldo recto, donde la cadera y las rodillas mantengan una posición natural y los pies estén en contacto con el suelo.
  3. Realizar tablas de ejercicios para hacer en casa. Pedalear en una bicicleta estática a un ritmo suave es una buena opción.
  4. Hacer reposo puntual. No es contradictorio tener periodos de reposo en fases de dolor agudo o intercalar pequeños intervalos de descanso entre actividad y actividad.
  5. No sobrecargar las articulaciones. Si tu artrosis es avanzada, el uso de un bastón o férulas puede ser de ayuda. También resulta útil usar dispositivos adaptados que faciliten el manejo de utensilios del día a día.
  6. Usar calzado de suela gruesa que absorba la fuerza del impacto del pie contra el suelo al caminar es conveniente cuando se tiene artrosis en la columna lumbar, rodillas o caderas. Esto también puede conseguirse con plantillas o taloneras de silicona que se colocan en el zapato. Es importante no usar zapatos con tacón excesivo. Es preferible emplear zapatos planos o con un ligero tacón.
  7. Preparar baños de contraste de agua caliente y agua fría, abriendo y cerrando las manos, moviendo las muñecas y los dedos para no perder agilidad, está especialmente recomendado para la artrosis de manos.

Parece que la sabiduría popular va por delante de la ciencia en lo que a dolencias articulares se refiere. Y es que existe la creencia generalizada de que cuando llega el otoño con la bajada de temperaturas, el viento, la humedad y los cambios de tiempo, se despiertan las molestias que afectan a los huesos, entre ellas, la temida y extendida artrosis.

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